Diremos que es una práctica ancestral que se ha conservado hasta nuestros días y cuyas principales manifestaciones incluyen la cirugía espiritual y la curación magnética, los brebajes a base de hierbas, la curación por medio de la plegaria y muchas otras variantes.
Para la mayoría de los médicos, estas prácticas no tienen ninguna base cierta y deben verse como producto de la charlatanería y la ignorancia de la gente. Es más, se tiene la firme convicción de que, para el desarrollo de la verdadera medicina, es requisito indispensable acabar para siempre con la práctica del curanderismo, ya que sólo obstaculiza la labor científica e inculca en los pacientes hábitos retrógrados muy peligrosos
Sin embargo, ¿hasta que punto podemos dar crédito a la opinión general de los médicos sobre curanderismo?
¿Estamos seguros de que se trata de una opinión derivada del examen atento, minucioso y científico de un fenómeno que ha ocurrido en todas las épocas y sigue ocurriendo?¿Se tratará, acaso, de una opinión infundada, resultando de falsos prejuicios racionalistas y un total desconocimiento del fenómeno?
En busca de una respuesta, hay que volver los ojos hacia esa rama de la investigación científica que se ha especializado en el estudio de los fenómenos aparentemente falso e inexplicables: La Parapsicología.
Curación magnéticas
En el Congreso Mundial de Brujería, celebrado en Bogotá, la doctora Thelmas Moss, de la Universidad de California, sorprendió a más de un médico escéptico al demostrar con pruebas técnicas la efectividad de la "curación magnéticas".
La doctora Moss presentó fotografías de una enferma tomadas con el sistema Kirlian, que capta las ondas electromagnéticas del ser humano.
La enferma padecía anemia aplástica y había sido desahuciada por muchos médicos. Las fotografías revelaron una zona de color ámbar en si aura interna, o sea, el síntoma de la enfermedad que padecía. A partir de ese hecho, la doctora Moss puso a la enferma en manos de una famosa curandera norteamericana, Olga Wolen, quien empezó a tratarla mediante el método de tacto magnético.
Después de cuatro meses de tratamiento, minuciosamente controlado con el sistema Kirlian, la enorme mancha ámbar de su aura fue desapareciendo. Las últimas diapositivas mostraban el aura de color azul de una persona sana, cosa que fue comprobada por medio de exámenes oficiales.
La conclusión de la doctora Moss fue la siguiente:
"Este hecho real. Un experimento científico en el cual no puede haber la más mínima de las charlatanerías. El ser humano irradia energía y, a través de ella, las curaciones pueden lograrse".
La doctora presentó también casos de cáncer y leucemia que han obtenido notables mejorías gracias al pase de las manos de personas dotadas de fuerza magnética extraordinaria.
Prodigiosos cirujanos espirituales
Si bien la curación magnética pude ser probada como lo hizo la doctora Moss, hay otro aspecto del curanderismo que resulta aún más impresionante y cuya efectividad ha sido ampliamente demostrada: la cirugía espiritual.
Esta técnica se distingue del magnetismo por que no se reduce a pasar las manos por encima de la piel del enfermo, sino que utiliza el contacto directo, llevando acabo operaciones "quirúrgicas" en las que se usan únicamente las manos o instrumentos muy rudimentarios.
Entre los más famosos "cirujanos espirituales" estudiados por los investigadores, se encuentran los filipinos Tony Agpoa y Virgilio Gutiérrez, el mejicano Miguel Palentos, y el más extraordinario de todos: el brasileño Arigó, fallecido en 1.971.
El sorprendente caso de Arigó fue atestiguado, entre otros, por el doctor Ary Lex, maestro de la Universidad de Sao Paulo y miembro de la Academia Médica del Estado, el doctor Osvaldo Lidger Conrado, director del Hospital Estatal de Sao Paulo y el doctor Andrija Puharich, famoso por sus estudios paranormales.
Estas décadas personalidades, dignas de crédito, presenciaron varias operaciones realizadas por Arigó; en ellas no usó anestesia y se sirvió solamente de un cuchillo de cocina o unas tijeras domésticas.
Ninguno de sus pacientes sintió dolor alguno, ninguno sufrió infecciones después de haber sido operado, y en todos los casos el curandero tuvo pleno éxito.
Las intervenciones de Arigó iban desde la extracción de tumores benignos y malignos en todas las partes del cuerpo, hasta la operación de cataratas en lo ojos. Una reseña minuciosa de estas prodigiosas operaciones puede encontrarse en el libro "Arigó:surgeon of therusty Knife" (Arigó: el cirujano del cuchillo enmohecido), de Jhon G. Fuller y Andrija Puharich.
Para la mayoría de los médicos, estas prácticas no tienen ninguna base cierta y deben verse como producto de la charlatanería y la ignorancia de la gente. Es más, se tiene la firme convicción de que, para el desarrollo de la verdadera medicina, es requisito indispensable acabar para siempre con la práctica del curanderismo, ya que sólo obstaculiza la labor científica e inculca en los pacientes hábitos retrógrados muy peligrosos
Sin embargo, ¿hasta que punto podemos dar crédito a la opinión general de los médicos sobre curanderismo?
¿Estamos seguros de que se trata de una opinión derivada del examen atento, minucioso y científico de un fenómeno que ha ocurrido en todas las épocas y sigue ocurriendo?¿Se tratará, acaso, de una opinión infundada, resultando de falsos prejuicios racionalistas y un total desconocimiento del fenómeno?
En busca de una respuesta, hay que volver los ojos hacia esa rama de la investigación científica que se ha especializado en el estudio de los fenómenos aparentemente falso e inexplicables: La Parapsicología.
Curación magnéticas
En el Congreso Mundial de Brujería, celebrado en Bogotá, la doctora Thelmas Moss, de la Universidad de California, sorprendió a más de un médico escéptico al demostrar con pruebas técnicas la efectividad de la "curación magnéticas".
La doctora Moss presentó fotografías de una enferma tomadas con el sistema Kirlian, que capta las ondas electromagnéticas del ser humano.
La enferma padecía anemia aplástica y había sido desahuciada por muchos médicos. Las fotografías revelaron una zona de color ámbar en si aura interna, o sea, el síntoma de la enfermedad que padecía. A partir de ese hecho, la doctora Moss puso a la enferma en manos de una famosa curandera norteamericana, Olga Wolen, quien empezó a tratarla mediante el método de tacto magnético.
Después de cuatro meses de tratamiento, minuciosamente controlado con el sistema Kirlian, la enorme mancha ámbar de su aura fue desapareciendo. Las últimas diapositivas mostraban el aura de color azul de una persona sana, cosa que fue comprobada por medio de exámenes oficiales.
La conclusión de la doctora Moss fue la siguiente:
"Este hecho real. Un experimento científico en el cual no puede haber la más mínima de las charlatanerías. El ser humano irradia energía y, a través de ella, las curaciones pueden lograrse".
La doctora presentó también casos de cáncer y leucemia que han obtenido notables mejorías gracias al pase de las manos de personas dotadas de fuerza magnética extraordinaria.
Prodigiosos cirujanos espirituales
Si bien la curación magnética pude ser probada como lo hizo la doctora Moss, hay otro aspecto del curanderismo que resulta aún más impresionante y cuya efectividad ha sido ampliamente demostrada: la cirugía espiritual.
Esta técnica se distingue del magnetismo por que no se reduce a pasar las manos por encima de la piel del enfermo, sino que utiliza el contacto directo, llevando acabo operaciones "quirúrgicas" en las que se usan únicamente las manos o instrumentos muy rudimentarios.
Entre los más famosos "cirujanos espirituales" estudiados por los investigadores, se encuentran los filipinos Tony Agpoa y Virgilio Gutiérrez, el mejicano Miguel Palentos, y el más extraordinario de todos: el brasileño Arigó, fallecido en 1.971.
El sorprendente caso de Arigó fue atestiguado, entre otros, por el doctor Ary Lex, maestro de la Universidad de Sao Paulo y miembro de la Academia Médica del Estado, el doctor Osvaldo Lidger Conrado, director del Hospital Estatal de Sao Paulo y el doctor Andrija Puharich, famoso por sus estudios paranormales.
Estas décadas personalidades, dignas de crédito, presenciaron varias operaciones realizadas por Arigó; en ellas no usó anestesia y se sirvió solamente de un cuchillo de cocina o unas tijeras domésticas.
Ninguno de sus pacientes sintió dolor alguno, ninguno sufrió infecciones después de haber sido operado, y en todos los casos el curandero tuvo pleno éxito.
Las intervenciones de Arigó iban desde la extracción de tumores benignos y malignos en todas las partes del cuerpo, hasta la operación de cataratas en lo ojos. Una reseña minuciosa de estas prodigiosas operaciones puede encontrarse en el libro "Arigó:surgeon of therusty Knife" (Arigó: el cirujano del cuchillo enmohecido), de Jhon G. Fuller y Andrija Puharich.