ORACIÓN PREPARATORIA PARA TODOS LOS DÍAS
Acto de amor a Dios. Creo fiel y verdaderamente en Misterio de la Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, tres personas distintas y un solo Dios verdadero, en quien confío firmísimamente conseguir perfección del dolor que tengo de haber ofendido a su majestad Santísima, intercediendo los méritos de mi Señor Jesucristo, los de su Santísima Madre y los de mi glorioso abogado San Blas; suplicando al Señor conserve en mí siempre esta fe viva, me de el perdón de mis culpas, el remedio de mis necesidades, y lo que pido en esta Novena, siendo para honra suya y bien de mi alma; si no, viva resignado en su santa voluntad, como cosa que más me conviene. Amén.
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ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS
Dignaos, Señor mío, Padre de las misericordias, y Dios de todo consuelo, dignaos oír la humilde petición de vuestro siervo Blas, y restituid a éste... (adulto, niño o animal) la salud, para que conozca todo el mundo que sólo Vos sois el Señor de la muerte y la vida, pues Vos sois el dueño y soberano de todos, misericordiosamente liberal para con todos cuantos invocan vuestro santo nombre; humildemente os suplico que todos los que en adelante recurrieren al Santo para conseguir de Vos, por su intercesión, la curación de semejantes dolencias, experimenten el efecto de su confianza, y sean benignamente oídos, y favorablemente despachados. Por nuestro Señor Jesucristo, Hijo vuestro, que siendo Dios, vive y reina con Vos en unidad del Espíritu Santo, por todos los siglos de los siglos. Amén.

Pídase aquí con fe y confianza al glorioso San Blas el favor particular que desea alcanzar.

Oración. Santísimo Pontífice de Dios, San Blas, protector sagrado de los que os invocan, dado por Dios para que en nuestras aflicciones y quebrantos nos valgamos de vuestro poderoso patrocinio. Yo os suplico y ruego me alcancéis de la piedad divina, el remedio en mi necesidad, favor que rendidamente os pido en esta Novena, y asimismo que sea ensalzado su santísima fe, que dé salud al Sumo Pontífice, paz a los Príncipes cristianos, refrigerio a las Animas del purgatorio, remisión a los que están en pecado mortal, perseverancia en la fe, y nos conserve en su gracia, para que pueda haceros compañía, cantando las divinas alabanzas por los siglos de los siglos. Amén.