MOISES (Osarsip Ra Moses):

El Mesías de este mundo, encarnó como Moisés en su séptima vida terrena. Se llamó Krisna en la sexta, fue Buda, en la octava y Jhasua de Nazareth en la novena.

Moisés, nació en las tierras de Egipto, hace 3.500 años. Su verdadero nombre fue Osarsip. Cuando tenía siete años y era educado espiritualmente en el castillo del Lago Merik, los Hierofantes, sus Maestros, lo llamaban “Ra Moses” (Sol de la noche).

Ellos conocían su misión y sabían que había venido a elevar a la humanidad sumida en la noche oscura de su atrasada evolución. La palabra Moisés, es una abreviatura de Atón Moses, nombre espiritual que le dieron a los sacerdotes del templo de Menfis cuando lo consagraron Hierofante en su juventud y él aceptó tan alto cargo con toda responsabilidad y amor.

Moisés, fue hijo de la Princesa Real de Egipto, Timetis, y del joyero de la corte, Amram, de origen hebreo. Debido a la diferencia de razas y clase social, ellos se casaron en secreto. Timetis, adoptó al niño, su propio hijo, como si fuera de raza hebrea y plebeya. Aparentemente, lo salvó de las aguas cuando flotaba sobre una canastilla de mimbre en el río Nilo; pero toda esa historia había sido cuidadosamente preparada con anticipación. Sí fue verdad la persecución del faraón, que mandó a matar a todos los niños hebreos recién nacidos; pero la aparente compasión de Timetis, permitió esa excepción. Con tan inocente engaño, se salvó le vida de Osarsip, adoptado por la Princesa Real; aunque lo creyeran un niño hebreo.

Por intrigas de la Reina Madre, Gala Vatis, esposa del fallecido faraón Ramsés Primero, que deseaba el trono de Egipto, para su hijo Amenhepat (después, Ramsés II), Timetis, renunció a sus derechos y se desterró voluntariamente al Castillo del lago Merik llevando consigo al niño Osarsip. Al tener éste diecisiete años, Ramsés II, lo nombró Virrey de Egipto y Superintendente, segundo cargo en poder y dignidad después del faraón. Con firmeza y valor, realizó su maravillosa labor, a pesar de las intrigas y persecuciones de la reina Gala Vatis. Debido al carácter débil de su hijo Amenhepat, ella era quien gobernaba juntamente con los sacerdotes de su Consejo.

Cuando tenía veinte años, Moisés, se vio precisado a huir de la Corte para salvar su vida. Se refugió en el desierto de Madiam (aldea del pozo Durba) donde vivía su tío Jetro, hombre sabio y bondadoso dedicado al bien de la humanidad. Ambos fundaron allí la Escuela Iniciática del Desierto dedicada a estudios espirituales de alta sabiduría. Tenían también un foco de contactación.

Moisés, ayudó a su tío como pastor de ovejas, antílopes y cabras. Entre las hijas adoptivas de Jetro, estaba Séfora, con una historia muy trágica, pues había sido ultrajada por los piratas y vagaba como enloquecida cuando Jetro, a recogió. Apiadado de ella, Moisés, le ofreció un matrimonio convencional y adoptó a Esén, hijo de Séfora, como propio. Desde los veinte a los treinta años, permaneció Moisés, en el pozo Durba, y tuvo ocasión de conocer la vida del desierto. Finalizado el peligro, regresó a Egipto.

Cuando tenía cuarenta años, Moisés, realizó la gran epopeya llamada “Éxodo”: Condujo a una multitud de personas por el desierto hacia las faldas del Monte Sinaí, región de gran radiación por vivir allí una comunidad de anacoretas en la cima del Sinaí, a quienes Moisés, quería visitar. El propósito de conducir a esa gran multitud no era llevar “al pueblo elegido” a Palestina (la Tierra Prometida) pues ese territorio estaba poblado. Habría significado entrar en guerra con matanzas y atropellos para conquistarlo, todo lo cual no encajaba en los ideales de Moisés. Él quería llegar al Sinaí, fundar allí las bases de una comunidad de altos ideales y superación moral dedicada al trabajo a la Luz, para su pueblo elegido hacia el Sinaí, no eran alimentados por un “maná” milagrosa que caía del cielo, porque Moisés, conocía los secretos del desierto, sabía dónde poder conseguir comida y agua sin recurrir a magia alguna.

La vida de Moisés, fue la más larga de sus nueve encarnaciones terrenas. Refugiado en las alturas del monte Nebo, en compañía de su hijo adoptivo Esén, desencarnó en la espaciosa gruta donde acostumbraba a orar. Posteriormente, se estableció allí el Gran Santuario de Moab, centro dirigente de los santuarios esenios.

Antes de refugiarse en el monte Nebo, Moisés dejó establecidos doce pilares para la continuidad de su enseñanza. Eran doce discípulos a quienes preparó cuidadosamente durante cinco años. Posteriormente, se interpretó que esos doce pilares eran las doce tribus de Israel, concepto que ha prevalecido hasta ahora.

En su juventud, Moisés tuvo amores idealistas con la doncella Merik, hija del médico real, que no llegaron a culminar en matrimonio. Merik, era la reencarnación de su rayo gemelo, la amada Odina. La Divina Ley lo dispuso así para fortalecerlo; aunque de manera fugaz. Se permitieron esos encuentros al principio, casi al final de sus encarnaciones terrenas para sostenerlo en la dura lucha, con objeto de que no llegara a desfallecer. Ya anteriormente, en pasados tiempos, había sucedido igual: Juno y Vesta, Numú y Vesperina, anfión y Odina. La jovencita Merik, pasó de plano, pero había diferencias sociales, bastantes dificultades que se interpusieron para evitar el matrimonio. Se realizaron los esponsales del inicio.

Moisés, bajó a la Tierra como encarnación de la Justicia por lo cual fue el Gran Legislador de Israel. Entre los escritos que él dejó, sólo uno conservó algo de su esencia: Las Tablas de la Ley, los Mandamientos, preservados en el Santuario Esenio de Moab. Todo lo demás, incluso su propia vida, fue grandemente tergiversada de manera que, del Moisés, verdadero, nada queda. El libro “Moisés, el Vidente del Sinaí”, de la autora Josefa Rosalía Luque Álvarez, cuenta exactamente la verdad sobre Moisés, que está muy desfigurada en la Biblia (Antiguo Testamento) pero los canales que ella tenía no pudieron captar lo referente a los últimos años ni lo sucedido en la Ciudad de Alá, lo cual se desconocía hasta que la Obra Ray Sol publicó el libro “Grandes Enigmas” (año 2006) en donde se relata lo que realmente pasó al final de la vida de Moisés.

Amado Lanto