Pese a la polémica existente hoy día en el seno espirita con relación al florecimiento de un espiritismo más orientado hacia la religión y el servicio al prójimo de lo que volcado al estudio empírico del fenómeno, me atrevo a colocar a continuación, la opinión (podría decir esclarecimiento) de Ramatís con respecto al interrogatorio que se le hizo con respecto a la finalidad y misión que tiene el espiritismo (doctrina kardeciana) desde su aparición y sincretización interreligiosa.
Aclaración: lo que leerá a continuación no es un determinante de directriz para la doctrina espirita (aclaratoria que hago a los espiritas ortodoxos decantados por la pureza doctrinaria) y puede tomarse como una opinión. No se admiten en el presente tema conductas proselitistas y sectarias orientadas a la difamación de este u otro autor de libros espiritas ni agresiones ideológicas dirigidas hacia adeptos de otras ideologías.
ESPIRITISMO Y CATOLICISMO
SINFONÍA Y MÚSICA
Pregunta: ¿Qué opináis sobre la adopción del ritmo moderno, para sus prácticas, por parte de la iglesia católica?
Ramatís: En el mundo siempre hubo una perfecta distinción entre la música sacra y la música profana, como expresiones sonoras de dos mundos o de dos estados de espíritu, totalmente diferentes. En el primero de los casos, es la melodía sublimando las fuerzas del espíritu; en el segundo, es el ritmo estimulante para las actividades del cuerpo. Sin dudas, que se destacan las composiciones sinfónicas en su expresión musical superior y muy por encima de las melodías populares. A pesar de las adaptaciones de letras adecuadas al ambiente religioso, la música profana, jamás podrá atender las finalidades elevadas de las ceremonias de la iglesia, así como el "tam-tam" del salvaje no podrá sustituir los movimientos de la sinfonía, que es la prolongación sonora del alma.
Además, todo ritmo o producción musical, están impregnados de las emociones, sueños, intenciones u objetivos de sus autores; por lo tanto, existe un inmenso abismo de armonía entre el significado espiritual que emociona dulcemente al espíritu, al ritmo compuesto para dinamizar al cuerpo físico.
Pregunta: ¿La Iglesia Católica, debe permitir esos hechos, que desmiente lo delicado de las piezas musicales tradicionales y de elevada jerarquía?
Ramatís: Evidentemente, el Clero Romano ha emprendido tentativas elogiosas para atraer a los fieles a los templos o comulgar con más intimidad, sobre los progresos modernos. Sin embargo, es imprudente admitir en los templos, la música moderna que no guarda la línea, compatible con el culto a realizar. En el ambiente de la vida profana, es muy natural que los jóvenes necesiten de la música y ritmos en sintonía con las necesidades vitales de su cuerpo joven, como sucede en la esfera del deporte, que es un eficaz recurso para el equilibrio orgánico. Así como en la actualidad predomina la música moderna y movediza, en otras épocas predominó el "charlestón" y el "swing". La iglesia no debería adoptar esa música profana por el hermoso y colosal mensaje que ya consagraron los compositores de la "música sacra", que es indestructible y perdura a través de todos los tiempos.
La función principal de la música sacra es desmaterializar la personalidad inferior, para que surjan los sentimientos definitivos del ángel creador. En el templo religioso o en cualquier institución espiritualista, la música tiene la finalidad de apresurar la emotividad y realzar el razonamiento de los oyentes. Si la música profana transmite el sentimiento o emotividad de su autor, la música sacra porta en sus armonías el mensaje sonoro de los ángeles. Es un cántico divino, en donde el hombre elimina la personalidad, buscando la poesía, la belleza y la inspiración de Dios, como alimento para su conciencia espiritual.
El templo católico, protestante o de cualquier otra secta religiosa, debe ser el ambiente de recogimiento para los fieles cansados o decepcionados por las luchas del mundo. Así también, es deber para los católicos, dejar en el umbral del templo sus pensamientos dañinos, perturbados o indisciplinados, mientras el sacerdote debe ofrecer a sus fieles, sugestiones o recursos celestiales. La iglesia debería representar el lugar de reposo para el espíritu cansado por las emociones violentas y de las luchas constantes con la astucia y pensamientos dañinos que por doquier abunda y definitivamente incide en su personalidad. Todo debe prepararse en forma tal, donde prime la sugerencia, que extasía y exalta al creyente para que olvide la materia y aprenda a vivir las emociones superiores del espíritu. Son antípodas el mundo religioso y el mundo profano, pues el primero estatuyó la vida del espíritu y el segundo estimula las taras animales.
En consecuencia, es justo que la juventud se manifieste alegre y llena de optimismo con los bailes modernos, pero, no debemos olvidar, que no se afina con la severidad y el ceremonial religioso de la Iglesia Católica Romana, porque es cadencia bulliciosa e instintiva del mundo carnal.
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«Aparte del Espíritu protector ¿está unido un mal Espíritu a cada individuo, con miras a incitarlo al mal y darle ocasión de luchar entre el bien y el mal?
- "Unido" no es la palabra exacta. Bien es verdad que los malos Espíritus tratan de desviar del camino recto al hombre cuando se les presenta la oportunidad: pero si uno de ellos se apega a un individuo, lo hace por determinación propia, porque espera que el hombre le haga caso. Entonces se desarrolla una lucha entre el bueno y el malo, y la victoria corresponderá a aquel cuyo dominio el individuo entregue»
Libro de los Espíritus, cuestión 511.