NO DESTRUYAMOS LO QUE NO PODEMOS CREAR
El Respeto a Òlódùmarè se demuestra ante cada una de sus Creaciones
Miami 02 de Septiembre de 2016
"El profundo respeto religioso por aquello que está por debajo de nosotros, incluye naturalmente también al reino animal, e impone a los hombres la obligación de respetar y proteger a las criaturas que están por debajo de él".
Johann Wolfgang von Goethe
La creación divina se manifiesta en una diversidad de vida y energía que podemos apreciar con nuestros sentidos en todo el planeta. Olódúmáré aparte de permitir que las almas humanas pasaran por la tierra a cumplir misiones y propósitos, también permitió que otras almas, en cuerpos de otros seres, con diferentes objetivos también, llegaran a la tierra. Nos referimos al reino animal, a las criaturas que integran las diferentes especies y que van desde la más minúscula como un colibrí, hasta la más grande como una ballena.
Abundan los textos explicativos sobre el sacrificio de animales en las distintas religiones, desde los que hacen en las creencias judaicas, hasta los efectuados en las diversas creencias africanas, pero son pocos los autores, investigativos y religiosos, los que han dedicado sus líneas al respeto que se debe de tener a las criaturas de la creación, al buen trato que se les debe dar, la consideración correcta y realmente necesaria cuando alguno de ellos debe ser sacrificado.
Nunca debemos de pasar por alto que cada molécula y átomo de vida en el planeta tiene un origen divino; siendo cada una de estas criaturas -según nuestros gustos- unas de apariencia y presencia desagradable, otras agradables, unas bonitas, otras feas, en fin, no podemos menospreciar o maltratar a algún ser vivo solo por nuestro gusto, capricho o comodidad. Es evidente que nuestra creencia mantiene vigente el sacrificio de animales, naturalmente el ser humano en su mayoría es carnívoro, y como hemos explicado en anteriores notas sacrificamos la mayoría de las veces con un fin sacro, subdividiendo el sacrificio para beneplácito de las deidades y también para el consumo de nosotros mismos; pero es demasiado importante el trato que le damos a los animales que vamos a sacrificar, y por supuesto también la manera como los vamos a inmolar, esta debe ser la menos traumática posible, la que cause el menor sufrimiento.
La vida de un animal silvestre no pasa a ser más importante que la de un animal domestico, y viceversa, pero debemos de ser conscientes de si realmente es necesario sacrificar alguno de ellos. El Odù Baba Ejiogbe, Odù –signo- mayor jerárquicamente dentro de Ifá, explica las consecuencias nefastas de derramar sangre de cualquier animal, y más si lo hacemos por capricho. Por capricho porque pueden ser cantidades exageradas de animales, o simplemente ser más de lo debido -aunque cuando no se debe sacrificar una criatura la cantidad no es importante, sea uno o más, las consecuencias serán las mismas- también animales exóticos, por torpeza, por estupidez, muchos piensan que entre más animales se sacrifiquen o los animales sean feroces, bonitos, exuberantes, los sacrificios serán más efectivos, y las deidades estarán más complacidas. Error nefasto, ya que los Òrìsàs realmente son energías de la naturaleza, son energías divinas creadas por Dios, y que son las que velan por el equilibrio de la tierra, eso incluye el equilibrio ecológico y natural, que sin saberlo los seres humanos también estamos dentro de ello. Con esto queremos decir que los primeros en repugnar y asquearse de la inmolación innecesaria de animales son los mismos Òrìsàs, es muy diferente la conciencia divina de la humanidad a aquella que sembró Jehová, donde en la biblia queda el recuerdo de los holocaustos de animales y de seres humanos que se efectuaban bajo las ordenes de ese ser.
Saldrán los más astutos sacerdotes a defender algunas matanzas indiscriminadas diciendo: “Pero yo le pregunte a Ifá, e Ifá me dijo que era ese animal o esa cantidad de animales la que él o determinada divinidad quería”. Se debe usar el sentido común para preguntarle a Ifá o a cualquier oráculo o divinidad, tenemos que apegarnos a la estructura de la adivinación que hacemos, a la profecía y por supuesto al caso que nos estamos dirigiendo. Muchos pueden tomar el Opele o cualquiera de sus oráculos y preguntar si deben de lanzarse del octavo piso de un edificio, pueden preguntar si su mama les está haciendo brujería, pueden preguntar si pueden disfrutar de un baño en las profundidades del mar, en fin, pueden preguntar cualquier cosa a las divinidades, pero si no se usa el sentido común, si no usamos la inteligencia para preguntar, tengan por seguro que las preguntas anteriores a muchos serán respondidas con un sí. Hay que ser fanático y no conocedor real para creer que Èsù no va a manipular la respuesta correcta, al ver nuestra inmadura y poco inteligente forma de pensar. Por eso Ifá exige a sus sacerdotes, los que de verdad son los que dan la talla, sean inteligentes, y no fanáticos.
Si los Òrìsàs, si las divinidades, son la creación de Dios, como bien lo dicen nuestras escrituras, ¿creen que ellas querrán que las criaturas de Dios sean maltratadas y aniquiladas por gusto? Comprensible que tengamos que sobrevivir alimentándonos de los frutos de la tierra, entre ellos de sus carnes, pero por lógica ni Olódúmáré, ni los Òrìsàs, están de acuerdo que se aniquilen y maltraten criaturas por capricho y estupidez del ser humano.
El que quiera ver a Dios, el que quiera ver a Olódúmáré, solo tiene que apreciar cada ser viviente de la tierra, desde un árbol, un ave, hasta el infinito cielo y universo. Todo es parte de la creación, todo ser vivo posee un alma y todo fenómeno natural posee y produce una energía. Para los escépticos que no creen en Dios, que ignoran por que respiran, por que piensan, por que sufren, el cielo y sus fenómenos no son nada, a pesar de que la ciencia de soporte a muchas cosas, también hay muchas más que no tienen como explicar.
Lo cierto del caso es que así como creemos y sabemos que cada alma posee un cuerpo humano, de igual forma hay almas que poseen cuerpos de criaturas de otras especies. También hay seres vivos como las plantas y árboles, que a pesar de no poseer un cerebro, poseen un mecanismo biológico que les brinda el don de percepción y hasta de sentidos. La sabiduría divina es muy amplia, la ignorancia del ser humano escéptico es abismal, es difícil no creer en Olódúmáré y en las divinidades cuando vemos que los medicamentos convencionales a pesar de ser molecularmente modificados son extraídos de los árboles y plantas, y estas a la vez fueron creadas de manera divina.
Es difícil no creer que hay almas que poseen cuerpos de animales, cuando vemos un caballo que va a ser sacrificado y creemos que el no está consciente de ello, y sin embargo vemos lagrimas salir de sus ojos. También la inteligencia de los animales, que los más radicales modernistas dicen que es solo instinto, pero vemos en muchos el lenguaje corporal y las respuesta a muchas cosas, vemos como desarrollan el aprendizaje similar al ser humano.
Cuando los animales son sacados de su habitad natural se deprimen y a muchos se les ve llorar, de la misma forma cuando muere algún miembro de su manada o enferman. Es muy común en los países de Latinoamérica, cuando en las selvas y montes, los cazadores de monos asesinan a estos animales, estos al recibir el disparo que no ha apagado su vida, sino que los ha herido, pero al sentir el calor de la bala quemar su piel, músculos y órganos, ellos colocan su mano en la herida y al ver su mano ensangrentada entran en desespero, tristeza y comienzan a llorar y a gritar, sabiendo que van a morir. Tan desgarradora esta escena como cuando son torturados los toros en las plazas antes de su asesinato, si las personas observaran como brotan las lágrimas del torturado animal en vez de festejar y beber en un acto tan sádico, seguro nunca más alguien asistiría a semejante acto cobarde.
Muchos animales reconocen cuando los están persiguiendo para ser cazados, está comprobado que los venados y los osos lloran inconsolablemente a sabiendas que les quitaran la vida. Muchas imágenes y testimonio de los cazadores demuestran que las jirafas miran con los ojos llenos de lágrimas al cazador que las ha herido o las ha atrapado. Esta comprobado que no solo los seres humanos podemos conmovernos hasta llorar, también los animales lo hacen. ¿El llorar y sufrir es un instinto?, simplemente son sentimientos, simplemente es un alma la que se deprime, la que sufre.
Podemos observar aves como la Dendroica striata (Blackpoll Warbler), que pesa poco más de 20 gramos, que vive en Alaska, ella antes de otoño viaja a la costa este de Canadá o Nueva Inglaterra, consume grandes cantidades de alimento para formar grasa en su cuerpo, a la espera de un frente frío. Cuando llega el frente frío este diminuto pájaro comienza su viaje a América del Sur, pero ella vuela primero hacia África; sobre el océano atlántico, mientras vuela a unos 20 mil pies de altura, espera un viento predominante que la coloca en el camino para Suramérica. ¿Cómo sabe este pajarito que debe esperar el frente frío, y que este significa buen tiempo para él y viento de cola?, ¿Cómo sabe que debe ascender cada vez a una mayor altura donde el aire es frío y tiene 50% menos de oxigeno?, ¿Cómo sabe que a esa altura sopla el viento de lado y así la llevara a América del sur?, ¿Cómo sabe que tiene que volar hacia África en compensación por la corriente hacia el sureste que viene de ese viento? EL ave no tiene conocimiento consiente de ninguna de estas cosas, un viaje de 3900 kilómetros (2400 millas) sobre el mar volando durante tres o cuatro días y noches. ¿Instinto?...
El Sinsonte (Northern Mockingbird) es una ave pequeña, para muchos una de las más extraordinarias, su inteligencia es sorprendente, es famoso por imitar cantos y sonidos de otras aves diferentes a el. Uno de ellos imito el canto de otras 55 aves en 60 minutos. ¿Inteligencia, instinto, o simplemente buena memoria?. Los Wren (Troglodítidos) de Suramérica, aves de diminuto tamaño, cuando se aparean cantan a dúo, la hembra y el macho cantan las mismas canciones a la vez, diferentes canciones o diferentes partes de la misma canción en alternación; pueden ajustarse con tanta exactitud en el tiempo, que la canción cantado por ambos se escucha como si la cantara una sola ave… ¿es esto casualidad?.
La palabra criatura proviene de «criar», que tiene su origen en el latín creare, 'crear, producir de la nada', así dicen los textos, pero sin duda ese milagro que haya vida de la nada solo lo hace Olódúmáré... !Dios!
Podríamos citar miles de casos que nos demuestran que hay almas en cada criatura, podríamos demostrar que hay inteligencia y no solo instinto en muchas de ellas. Es tiempo de ser respetuosos en el trato hacia los animales, debemos de ser medidos y conscientes en la utilización de las criaturas para los sacrificios que hacemos, cuando realmente sean necesarias y ser muy objetivos y analíticos a la hora de preguntar a Ifá o a cualquier otro oráculo lo que debemos sacrificar. La sangre muchas veces no evita sangre, muchas veces atrae más tragedia, según el caso; de igual forma sacrificar un León no hará mas fuerte a nadie, por el contrario, de no ser necesario, como sería la mayoría de los casos, sería un gran arrastre negativo.
Creemos conciencia en el equilibrio que debemos de lograr en la tierra como viajeros invitados que somos, nuestro comportamiento en todos los aspectos es lo único que nos vamos a llevar de este planeta.
Edición original: 30 de Diciembre de 2015
Por Rafael Molina Oluwo Ifasemu para Fraternidad Ifá de las Américas.
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«Aparte del Espíritu protector ¿está unido un mal Espíritu a cada individuo, con miras a incitarlo al mal y darle ocasión de luchar entre el bien y el mal?
- "Unido" no es la palabra exacta. Bien es verdad que los malos Espíritus tratan de desviar del camino recto al hombre cuando se les presenta la oportunidad: pero si uno de ellos se apega a un individuo, lo hace por determinación propia, porque espera que el hombre le haga caso. Entonces se desarrolla una lucha entre el bueno y el malo, y la victoria corresponderá a aquel cuyo dominio el individuo entregue»
Libro de los Espíritus, cuestión 511.