CONTEMPLACIÓN:

Es la forma más sencilla de orar. No se trata de rezar pues,  en la Contemplación, no se pide nada si no se realiza la unión con el Yo Divino, silenciosamente para darle las gracias, de bendecir su amor e ir creciendo internamente.

No hay que confundir la Contemplación con la meditación y la relajación, pues son cosas distintas. Contemplar es un acto silencioso de amor, unión y reverencia de la Divina Presencia (Padre Divino en cada ser humano) para reconocer su poder o integrarse al él. Hay que concentrar la atención en ese propósito, a lo cual se llama “poner la mente en blanco” (entrar en silencio) y expandir la luz del corazón; pero, ante todo, se precisa en practicar la relajación al comienzo.

Durante la Contemplación, no se hace viajes astrales, regresos a vidas pasadas ni se va en busca de fenómenos misteriosos. Simplemente, entran en oración reverente con amor, unión y gratitud; eso es todo. El tiempo cada persona lo determina por sí misma.

AE/pch