Iboga
"La mayoría de las plantas alucinógenas (o psicodélicas) provienen de América del Sur, y del Norte. Las consumen sobre todo los indios de Colombia y México, aunque el uso ritual no se restringe al continente americano. La tribu africana fang mantiene vivo el culto de la Iboga, la principal planta alucinógena que proviene de África y cuyas raíces permiten fabricar una bebida que algunas tribus del África Occidental consumen en rituales religiosos. Este fuerte alucinógeno del bosque tropical de Gabón es un elemento esencial de la religión bwiti. La Ibogaína es el nombre que se da al principio activo de la planta Tabernanthe Iboga.
La corteza de la raíz de la Tabernanthe Iboga, pequeño arbusto florido pariente lejano del café, en África y Sudamérica, contienen la ibogaína, un enteógeno. La raíz es usada allí por las etnias fang, mitsogo y otras, en Gabón, Camerún y Guinea Ecuatorial, en el culto mbuiti o bwiti _”de los antepasados”_ de aparente origen pigmeo. La Eboka es un alucinógeno sagrado (enteógeno: en= dentro, theos= dios, geno= generado) o sacramento, alrededor del que se desarrolla el culto. Este presenta muchos elementos de sincretismo con el catolicismo y múltiples similitudes con algunos rituales masónicos de iniciación, especialmente las versiones fang.
El efecto de esta planta deslumbra y llena de esperanza por sus virtudes curativas, en el caso de que nuestros científicos se decidieran a investigarla. La ibogaína, según sea su dosis es, sobre todo, un poderoso afrodisíaco. A mayor cantidad deviene en sustancia visionaria. Tal vez esta sea una de las pocas plantas, entre las múltiples que se proclaman afrodisíacas, que cumple con lo que pregona. El alcaloide no se aisló hasta 1901 y ya se hablaba de la cura de la impotencia masculina y la anorgasmia femenina. Actualmente la etnia fang, en Gabón, es la única que sostiene un «culto alucinógeno africano auténtico», el bwiti, tomando como base la planta Iboga. Bwiti significa arte de curación y es la fuerza de cohesión de los fang. Su situación legal en España y en muchos países sigue siendo totalmente legal.
Aunque son alcaloides aislados o plantas psicoactivas, se caracterizan por no generar dependencia alguna, física o psíquica. Se trata de una nueva categoría: “los interruptores de adicciones”, cuyo modo de acción se está tratando de dilucidar.
La nueva e insólita propuesta es tratar la dependencia a sustancias con otras sustancias. Nada nuevo, parece. Salvo que no se trata de sustitutos, como la metadona para la heroína, ni aversivos como el disulfiram contra el alcohol, ni tampoco antídotos como la naloxona para con la morfina y otros opiáceos. Tampoco son análogos o parientes, como la cafeína (del café) con la teína (del té), la teobromina (del cacao) y la mateína (del mate), todas xantinas y creadoras de dependencia.
Ha sido descrita como un posible tratamiento de la dependencia a los opiáceos, después de que heroinómanos constatasen que una única dosis de esta sustancia les permitía abandonar sus necesidades de heroína. Las terapias de Iboga han resultado ser exitosas en el tratamiento de adicción así como de otros desórdenes causados por traumas o problemas psicológicos. Los ensayos con animales han mostrado una cierta eficacia.
Está siendo estudiada pre-clínicamente en varios centros de investigación, pero está en uso, aunque fuera de los Estados Unidos. Tres patentes norteamericanas protegen su uso como interruptor de adicciones a nombre de H. S. Lostsof, quien percibió por primera vez ese efecto en varios heroinómanos, hace ya 35 años. Pero no sólo interrumpe la dependencia, sino que minimiza el síndrome de abstinencia. La ibogaína venerable anciana con cien años de historia científica, es una interesante sustancia, que figura en las listas oficiales de estupefacientes como “sin uso médico”. Una cruda investigación inicial propugnó su uso terapéutico y su reconocimiento legal, que tarda en llegar.
Sin embargo, resulta que no existe ningún interés por parte de las compañías farmacéuticas para considerar su introducción en el sistema formal de salud. Es muy probable que ello se deba a que la Iboga no tiene potencial financiero alguno, puesto que el verdadero interés de nuestro sistema de salud no radica en el esfuerzo de solucionar problemas de adicción.
Igualmente algunos participantes han reportado la cura de la Hepatitis C tras la ingesta de la Iboga."
Artículo tomado de Ornitogenia.com
La corteza de la raíz de la Tabernanthe Iboga, pequeño arbusto florido pariente lejano del café, en África y Sudamérica, contienen la ibogaína, un enteógeno. La raíz es usada allí por las etnias fang, mitsogo y otras, en Gabón, Camerún y Guinea Ecuatorial, en el culto mbuiti o bwiti _”de los antepasados”_ de aparente origen pigmeo. La Eboka es un alucinógeno sagrado (enteógeno: en= dentro, theos= dios, geno= generado) o sacramento, alrededor del que se desarrolla el culto. Este presenta muchos elementos de sincretismo con el catolicismo y múltiples similitudes con algunos rituales masónicos de iniciación, especialmente las versiones fang.
El efecto de esta planta deslumbra y llena de esperanza por sus virtudes curativas, en el caso de que nuestros científicos se decidieran a investigarla. La ibogaína, según sea su dosis es, sobre todo, un poderoso afrodisíaco. A mayor cantidad deviene en sustancia visionaria. Tal vez esta sea una de las pocas plantas, entre las múltiples que se proclaman afrodisíacas, que cumple con lo que pregona. El alcaloide no se aisló hasta 1901 y ya se hablaba de la cura de la impotencia masculina y la anorgasmia femenina. Actualmente la etnia fang, en Gabón, es la única que sostiene un «culto alucinógeno africano auténtico», el bwiti, tomando como base la planta Iboga. Bwiti significa arte de curación y es la fuerza de cohesión de los fang. Su situación legal en España y en muchos países sigue siendo totalmente legal.
Aunque son alcaloides aislados o plantas psicoactivas, se caracterizan por no generar dependencia alguna, física o psíquica. Se trata de una nueva categoría: “los interruptores de adicciones”, cuyo modo de acción se está tratando de dilucidar.
La nueva e insólita propuesta es tratar la dependencia a sustancias con otras sustancias. Nada nuevo, parece. Salvo que no se trata de sustitutos, como la metadona para la heroína, ni aversivos como el disulfiram contra el alcohol, ni tampoco antídotos como la naloxona para con la morfina y otros opiáceos. Tampoco son análogos o parientes, como la cafeína (del café) con la teína (del té), la teobromina (del cacao) y la mateína (del mate), todas xantinas y creadoras de dependencia.
Ha sido descrita como un posible tratamiento de la dependencia a los opiáceos, después de que heroinómanos constatasen que una única dosis de esta sustancia les permitía abandonar sus necesidades de heroína. Las terapias de Iboga han resultado ser exitosas en el tratamiento de adicción así como de otros desórdenes causados por traumas o problemas psicológicos. Los ensayos con animales han mostrado una cierta eficacia.
Está siendo estudiada pre-clínicamente en varios centros de investigación, pero está en uso, aunque fuera de los Estados Unidos. Tres patentes norteamericanas protegen su uso como interruptor de adicciones a nombre de H. S. Lostsof, quien percibió por primera vez ese efecto en varios heroinómanos, hace ya 35 años. Pero no sólo interrumpe la dependencia, sino que minimiza el síndrome de abstinencia. La ibogaína venerable anciana con cien años de historia científica, es una interesante sustancia, que figura en las listas oficiales de estupefacientes como “sin uso médico”. Una cruda investigación inicial propugnó su uso terapéutico y su reconocimiento legal, que tarda en llegar.
Sin embargo, resulta que no existe ningún interés por parte de las compañías farmacéuticas para considerar su introducción en el sistema formal de salud. Es muy probable que ello se deba a que la Iboga no tiene potencial financiero alguno, puesto que el verdadero interés de nuestro sistema de salud no radica en el esfuerzo de solucionar problemas de adicción.
Igualmente algunos participantes han reportado la cura de la Hepatitis C tras la ingesta de la Iboga."
Artículo tomado de Ornitogenia.com
IBOGA. LOS HOMBRES DE LA MADERA
Luz brillante en sus caminos!
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Me retracto de toda opinión (incluyendo todos mi artículos y mensajes publicados antes del 23/04/22), y de toda afirmación en cuanto a creencias, costumbres o cualquier afiliación al Espiritismo o a cualquier otra creencia oculta, o a cualquier religión. Me declaro seguidor del camino de Jesucristo. Jesucristo es mi Señor y Salvador. Y creo en la Biblia de inicio a fin, como Palabra de Dios revelada a los hombres. Ya no soy Espiritista, soy Cristiano
Ver explicación en el tema: Ya no soy Espiritista, ver revelaciones en la sala: Desvelando la Realidad y allí encontrarás un Indice de las Revelaciones
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