Estimados Hermanos y Hermanas; acabo de reeditar mi opinión sobre los elementos característicos de las protecciones; ahora, corresponde el tema a LOS TALISMANES Y PENTÁCULOS.
Se le llama “elección y encadenamiento de símbolos para un propósito determinado”. Para alcanzar un fin determinado con la práctica de la magia, es fundamental saber elegir o escoger los símbolos a utilizar y combinarlos para que representen una fuerza determinada.
Es hasta necio pensar y creer que un símbolo cualquiera que tomemos y del que no tengamos conocimiento, pueda resultar eficaz en una operación mágica, a fin de lograr producir un fenómeno. También es necio pensar, como dice un escritor por allí, que si con sólo copiar la figura representada en un grimorio, mezclarla con huesos de muertos o animales, trapos, clavos y herramientas del cementerio, soga de ahorcado; pelos, colmillos y garras; cueros de culebras, o babas, grasa de animal recién muerto, agregándoles hierbas pulverizadas tomadas según las horas indicadas; azogue, alcanfor, etc.; se pueda obtener un resultado favorable o positivo. Eso se podría hacer con perseverancia y credulidad pero le falta lo esencial, lo indispensable que es la comprensión sobre el alcance de todas las observaciones que pecan de ridículas y de falta de sentido, totalmente absurdas; de manera que sería mucho más útil, reemplazar todo ello por oraciones perfectas que lleguen al Creador y nos haga erizar la piel, ya que estas renovarían la fe de la religión que se profese y les haría alcanzar la fe que a la final es la que nos lleva a alcanzar el conocimiento de la forma de elevar nuestro espíritu.
Quien desee ser un verdadero adepto no puede permitirse aceptar nada que no pueda controlar; es decir, sin que sepa en realidad la signatura de las cosas; de allí que le quede prohibido comenzar una operación mágica sin saber y estar bien seguro de la causa y efecto.
De manera que talismán y pentáculo son cuestiones diferentes; el trabajo para la preparación de cada uno difiere tanto en su contenido como en su forma. De allí, que un talismán es una herramienta mágica preparada o confeccionada para una persona determinada y definida de la cual quedará ligada para un propósito o efecto determinado; lo cual hace que posea un valor totalmente nulo para cualquier otro individuo.
En la preparación de un talismán concurren ciertos elementos: 1) Un sujeto: aquí hay que estudiar sus influencias planetarias que rodean su energía desde el mismo momento del nacimiento, para ver que tiene en exceso y de que fuerza adolece; es decir, hay que ver su estado general y su sustancia; 2) La finalidad perseguida sobre el sujeto: salud, fuerza, protección, prosperidad, etc.; y 3) El momento: el talismán se debe trazar en un día u hora determinada; es decir, en perfecta armonía con las fuerzas determinadas a influir sobre el sujeto y la misma naturaleza de este; muchas veces la consagración del amuleto puede llevar varios días o bastantes días, eso depende de la influencia que se quiera patentar en él. Después de esto, el sujeto no debe bajo ninguna razón separarse del talismán, pues este será como una gota de sangre de éste. Por eso, es que para configurar un talismán se requiere mucha investigación sobre el sujeto.
Por su parte, el Pentáculo es considerado por un excelente cabalista, como “un generador de energía, como una pila eléctrica representativa de una resultante de fuerzas determinadas, cuya irradiación se hace sentir en el astral con vista a crear un foco de emanaciones de un orden definido”.
El pentáculo actúa por si mismo al margen del sujeto que lo lleve o se sirva de el; es decir, cualquiera puede utilizar un mismo pentáculo siempre y cuando comprenda su valor y eficacia, puede cambiar de dueño a diferencia del talismán; mientras que el pentáculo mantiene sus virtudes al cambiar de manos, el talismán las pierde. Pero para servirse de un pentáculo hay que conocerlo, colocarse en perfecta sintonía y armonía con el; por eso, habrá que descomponerlo primeramente, analizarlo para poder definir la disposición de las fuerzas que representa; se debe estudiar el simbolismo expuesto en el, el alfabeto en que este escrito para descifrarlo y entenderlo; es decir, los nombres, caracteres, regentes, etc. Lo interesante es y radica en el hecho de que se tenga el conocimiento de lo que encierra el pentáculo; de allí, que un pentáculo pueda ser copiado de un grimorio e incluso calcado, llevado a piedra o metal o cualquier otro material.
Se le llama “elección y encadenamiento de símbolos para un propósito determinado”. Para alcanzar un fin determinado con la práctica de la magia, es fundamental saber elegir o escoger los símbolos a utilizar y combinarlos para que representen una fuerza determinada.
Es hasta necio pensar y creer que un símbolo cualquiera que tomemos y del que no tengamos conocimiento, pueda resultar eficaz en una operación mágica, a fin de lograr producir un fenómeno. También es necio pensar, como dice un escritor por allí, que si con sólo copiar la figura representada en un grimorio, mezclarla con huesos de muertos o animales, trapos, clavos y herramientas del cementerio, soga de ahorcado; pelos, colmillos y garras; cueros de culebras, o babas, grasa de animal recién muerto, agregándoles hierbas pulverizadas tomadas según las horas indicadas; azogue, alcanfor, etc.; se pueda obtener un resultado favorable o positivo. Eso se podría hacer con perseverancia y credulidad pero le falta lo esencial, lo indispensable que es la comprensión sobre el alcance de todas las observaciones que pecan de ridículas y de falta de sentido, totalmente absurdas; de manera que sería mucho más útil, reemplazar todo ello por oraciones perfectas que lleguen al Creador y nos haga erizar la piel, ya que estas renovarían la fe de la religión que se profese y les haría alcanzar la fe que a la final es la que nos lleva a alcanzar el conocimiento de la forma de elevar nuestro espíritu.
Quien desee ser un verdadero adepto no puede permitirse aceptar nada que no pueda controlar; es decir, sin que sepa en realidad la signatura de las cosas; de allí que le quede prohibido comenzar una operación mágica sin saber y estar bien seguro de la causa y efecto.
De manera que talismán y pentáculo son cuestiones diferentes; el trabajo para la preparación de cada uno difiere tanto en su contenido como en su forma. De allí, que un talismán es una herramienta mágica preparada o confeccionada para una persona determinada y definida de la cual quedará ligada para un propósito o efecto determinado; lo cual hace que posea un valor totalmente nulo para cualquier otro individuo.
En la preparación de un talismán concurren ciertos elementos: 1) Un sujeto: aquí hay que estudiar sus influencias planetarias que rodean su energía desde el mismo momento del nacimiento, para ver que tiene en exceso y de que fuerza adolece; es decir, hay que ver su estado general y su sustancia; 2) La finalidad perseguida sobre el sujeto: salud, fuerza, protección, prosperidad, etc.; y 3) El momento: el talismán se debe trazar en un día u hora determinada; es decir, en perfecta armonía con las fuerzas determinadas a influir sobre el sujeto y la misma naturaleza de este; muchas veces la consagración del amuleto puede llevar varios días o bastantes días, eso depende de la influencia que se quiera patentar en él. Después de esto, el sujeto no debe bajo ninguna razón separarse del talismán, pues este será como una gota de sangre de éste. Por eso, es que para configurar un talismán se requiere mucha investigación sobre el sujeto.
Por su parte, el Pentáculo es considerado por un excelente cabalista, como “un generador de energía, como una pila eléctrica representativa de una resultante de fuerzas determinadas, cuya irradiación se hace sentir en el astral con vista a crear un foco de emanaciones de un orden definido”.
El pentáculo actúa por si mismo al margen del sujeto que lo lleve o se sirva de el; es decir, cualquiera puede utilizar un mismo pentáculo siempre y cuando comprenda su valor y eficacia, puede cambiar de dueño a diferencia del talismán; mientras que el pentáculo mantiene sus virtudes al cambiar de manos, el talismán las pierde. Pero para servirse de un pentáculo hay que conocerlo, colocarse en perfecta sintonía y armonía con el; por eso, habrá que descomponerlo primeramente, analizarlo para poder definir la disposición de las fuerzas que representa; se debe estudiar el simbolismo expuesto en el, el alfabeto en que este escrito para descifrarlo y entenderlo; es decir, los nombres, caracteres, regentes, etc. Lo interesante es y radica en el hecho de que se tenga el conocimiento de lo que encierra el pentáculo; de allí, que un pentáculo pueda ser copiado de un grimorio e incluso calcado, llevado a piedra o metal o cualquier otro material.
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Última edición por MAGOESOTÉRICO el Vie Jun 15, 2012 8:16 am, editado 2 veces