Todo Sobre Yemaya en la Santeria
Abeokuta:
(4) “La tierra de Yemaya”.
Abinidima:
(1) Nombre de hijo de Yemaya.
Achabá:
(1) Yemaya “la que lleva cadena de plata en los tobillos, y collar azul claro. Mira torcido, de arriba abajo, con arrogancia”. Sinónimos: Yemaya achabá
Achemí:
(1) Nombre de hijo de Yemaya.
Achibatá:
(1) Nombre de una yerba vulgarmente conocida por paragüita. Pertenece a los orishas Yemaya y Oshun.
Adá olomi:
(1) Machete mi dueño, machete Padre Orisha: Esto se dice cuando se está haciendo rogación con un machete a Yemaya. Sinónimos: Adá dadá orisha
Addodis:
(1) Pederasta. Invertidos o invertidas sexuales. En estos tiempos abundan estos protegidos de Yemaya y Ochun; en la Regla de Ocha como en todos los sectores son influyentes. Sinónimos: Addo dié
Adó:
(1) Invertido. “De tierra adó”, donde según unos, Obatala-Oduaremu y según otros Yemaya, tuvo amores con un invertido o con un andrógino. Sinónimos: Adodi
Adun:
(1) Palanqueta. (Se le ofrenda a Oshun y a Yemaya).
Aguañari:
(1) Avatar de Yemaya.
Akinomí:
(1) Nombre de una Yemaya.
Akinomí oní yemaya:
(1) Nombre de hijo de Yemaya.
Alamá siré akakarabá kuneye:
(1) “Era un hijo de Yemaya que iba al garrote diciendo estas palabras… Decía que ya iba a reunirse con su Madre, que iba a saber lo que no saben los vivos”.
Alaró:
(1) Toque y baile en honor de Yemaya.
Aluyá:
(1) Toque de tambor en honor de Chango y Yemaya.
Arida:
(1) Un “secreto”, aché o ingredientes del Asiento de un “hijo” de Yemaya.
Asabá:
(1) Yemaya, “mandadera de Olokun”.
Asesú:
(1) Nombre de Yemaya. Yemaya “que va a comer a los canos y letrinas.
Asonawe okú se fí:
(1) Nombre de hijo de Yemaya.
Awoyó:
(1) “nombre de la Yemaya más vieja”.
Awóyo toló bé ya mí kué kuéye adufá:
(1) “Señora, (Yemaya) para adorarte madre mía, te voy a dar un pato (su sangre)”.
Awoyo yemaya. yemaya olodó are mi yé:
(1) Llamando a Yemaya dueña del río, para adorarla y ofrendarle.
Batá:
(3) (Ortiz). “Son tres tambores de carácter religioso, usados en las ceremonias de los cultos que en Cuba practican los lucumíes o yorubas y sus descendientes criollos. Según el diccionario yoruba de Oxford, batá es un tambor usado por los fieles de Chango y de Egungun. “La orquesta lucumí o es la de los batá o la de los ágbe o chekeré. Tambor! Piel! Cuero! Sandalia. “Posiblemente batá procede de los fonemas onomatopéyicos “ba”, suave y “ta”, duro. Los tres tambores de la liturgia yoruba reciben propiamente el nombre de “aña” o “añá” y el nombre profano de ilú”. En espera de una mejor opinión, suponemos que la palabra aña o añá es corruptela criolla o dialectal de las voces yorubas “dza” o sea “dya”, significan “guerrear” y también “enfurecerse una tempestad”. El prefijo “a” forma sustantivos con una raíz verbal; por eso ádza o ádya, y en definitiva aña o añá, puede decir “guerrero”, “peleador . perro “tempestad furiosa” y sobre todo “un duende o espíritu que pelea con brujería”. Aña es la potencia sobrenatural de los batá, que los defiende, truena y pelea contra sus enemigos”. “Aña es un objeto misterioso con potencia sacromágica que se introduce en las cerradas cajas resonantes de los tambores batá, cuando son construidos y consagrados”. “El conocimiento de este nombré criptico tiene en sí cierto poder sacromágico que el “olori” o músico emplea para dominar su instrumento. “El “secreto” o afóubó de los batá es precisamente lo que se dice áña. Ilú áña o batá áña es el tambor cuando está “jurado”. Aña es el “resguardo”, “hechizo”, “fetiche”, o magia que los consagra. Es el “secreto” del dios Aña. “Para hacer un juego de batá que sea de “fundamento” o sea de “Aña”, es necesario que lo consagre un sacerdote que tenga “Aña” y que pueda trasmitirla… Su creación está en las exclusivas facultades de los “olosaín” o sacerdotes de Osaín, el dios de los árboles y plantas o sea de sus fuerzas mágicas y medicinales”. “Aña iggilú nitín chouó”, le rezan al darle comida a los olú por la argolla del borde de su chachá. Lo cual parece ser corrupción criolla de Aña igguí ilú gui tichouón o sea traducido “Aña, del árbol tambor hizo que el habla fuese preciosa”. Sinonimias: batá. battá, ilú batá. ilú áña, bata áña, Onibatá, onilú. “Cada áña o lú de los batá, tiene, además, un nombre especifico. El tambor más pequeño se denomina Kónkolo, Okónkolo, y generalmente también Omelé. El tambor mediano, o segundo por su tamaño, se conoce por Itótele u Omeló Enkó. El tambor batá de mayor tamaño se llama lyá. Iyá, madre, Jlú Iyá. es la madre de los tambores. “La palabra Itótele acaso provenga de las voces yoruba: “i”, prefijo para denotar sustantivos de acción”, “totó”: completamente y “téle” sigue; quizás porque ese tambor es el que regularmente sigue al iyá, que es el que dirige. “Kónkolo”(el verdadero nombre) u Okonkolo como suele decirse, parece derivado de la palabra yoruba: Kónkoto “dios o juguete de los niños” aludiendo a que el Kónkolo es el más pequeño de los sacros batá, el bebé, o niño, así como iyá es el mayor o la madre. El vocablo Kónkolo más probablemente ha debido ser formado por “kon”, cantar con repetición de la raíz en sentido reiterativo, y lo que, lo mismo que lu, significa “percutir un tambor o sonar un instrumento musical”. “A veces los tambores flaquean, se advierte en su toque el cansancio; entonces algunos de los oyentes les grita ¡Omelé! para que todos aquellos reanimen sus energías. En yoruba omé lé puede significar ¡Muchachos, fuerte!.. .” La voz omelé pudiera provenir de omo “niño” y le “fuerte”, “sobre los demás”. El Kon kolo u omelé es en efecto el más pequeño de los batá, o sea el “niño” y también el es el que da en su cuero pequeño la nota más alta de los batá”. “Las membranas de los batás son de piel de cabro o de venado”. Cada tambor tiene dos bocas (enú) tapadas con cuero (auó). “Específicamente, el auó grande se denomina enú, que en yoruba quiere decir “boca”…; y el auó pequeño se llama chachá. voz onomatopéyica que en el vernáculo criollo se traduce libremente por “culata”. Chachá no es sinónimo de cuero o membrana de ilú. “En la orquesta de batá, el iyá ocupa el centro, el omelé se pone invariablemente al lado derecho del iyá y el itótele a su costado izquierdo, aun cuando el Kpuátaki sea zurdo y toque el chachá con la derecha”. Los batá jamás se tañen después de puesto el sol. Lo dice un canto lucumí: “Orú dié aña ko ofé soró” (Noche, poco aña, no quiere hablar)… “Estos adornos de chales y pañuelos en los batá se denominan alá”. “Además de los alá comunes, los batá áña son vestidos excepcionalmente con un indumento litúrgico especial, que en Cuba se denomina banté y en la tierra yoruba ibanté. Ibanté quiere decir “delantal”. (El ibanté salalá lo usaban los reyes o los sacerdotes en posición delantera). “Por la manipulación del oráculo éste designa el nombre que debe llevar el trío de batá, según el “camino” o el Odun que salga cuando las piezas de la adivinación caigan al azar. He aquí algunos de los nombres sagrados que tienen los batá de algunos famosos tamboreros de La Habana y su comarca: Aña Iguilú (algo así como “tambores de madera embrujada”) .. .Añabi (hijo de Aña) es nombre de los batá… (de) Aguía batá. Otros títulos de batá son Akobí Aña (“El primer hijo del tambor”) y Aiguobí (hijo de la música o de la bulla). Recientemente, a un trío de batá se le bautizó con el nombre encomiástico de Alayé, que en yoruba quiere decir “Amo del Mundo”. Hay batá judíos y también tienen nombre. Uno de éstos se llama Iraguó Méta (“Tres estrellas”). Otro, bastante imperfecto, Lulú Yonkóri (“Toque y canto”). Ko bo ko guá (“no para el culto, no vengas”). Otro muy insultante, se dice Oró tin Ochú Kuá bi oré. lo cual parece significar “!Engaño! Te hicieron en luna nueva, nacido por un regalo o misericordia”. Y a otro se le puso un título más repugnante… Olomí Yobó, “Flujo o menstruo de la vulva”. Los tambores al ser “jurados” con jerarquía sacerdotal, adquieren un nombre como los olochas y los babalaos. Okilákpa, Brazo Fuerte. Omó Ológun, Hijo del Amo de la Magia. E Meta Lókan, Tres en uno. Obanilú, Rey del tambor. Eruáña, Esclavo de Aña. Otobike, Omó gugú, Yóboyobo, etc. El órú de los batá es una especie de himnario musical que se tañe en honor de los orichas; previamente en el “cuarto”, sagrario o igbódu; primero sin cantos y sólo a golpes de tambor, y después con el acompañamiento del canturreo litúrgico y de los bailes en el ilé aránla. Los toques especiales son muchos y cada uno tiene su nombre. Aluyá, el dedicado a Changó y a Oyá, muy vivo y que se baila “sacando el pie”. Báyuba, también de Changó y Oyá, lento, complicado y “muy movido de cintura”. Kankán, de Changó con muchos movimientos de pies como “puntapiés a una piedra”. Tuitui, asimismo para Changó con baile cinturero. Aláro, en salutación a Yemaya Santeria. Apkuápkuá, una especie de zapateo para la misma diosa. Chenché Kururú, en homenaje a la diosa Ochun. Ayálikú, ritmación y tonos tristes y funerarios, inspiración de Oyá, diosa de la muerte. Aggueré, toque estrepitoso, un frenesí percusivo en el chachá, dedicado a Ochosí. Y así muchos más, innumerables.
Biluomi:
(1) Ola. “Lo que le pertenece a Yemaya”.
Binumi ainá yo:
(1) Nombre de hijo de Yemaya.
Bitomi:
(1) Nombre de hija de Oshun y de Yemaya.
Chibó:
(2) Adorno de cuentas azules para cubrir la tinaja que guarda las piedras de Yemaya y Oshun.
Diloggún:
(1) Cauris o Cyprea moneta. Se trata de unos caracoles de origen marino, los cuales se usan para piezas de un oráculo en la Regla de Ocha. Cada caracol se llama “aye” y el jüego de los dieciséis que se usan forman una mano de Obatala y se llama entonces “Diloggún”. A este oráculo se le agregan cuatro piezas que se llaman “ibo” o “ibbo”, consistentes en dos caracoles mayores y distintos que los 16 anteriores, a los que nombran “edele” y, por eso dicen que son 18 caracoles o “ayes”. Las otras piezas son un huesito y una semilla vegetal parecida al ojo de buey. El oráculo del Díloggún presenta una complejidad que nosotros no hemos podido penetrar. En primer término, son 16 piezas iguales de origen animal y marítimo, a las que llaman individualmente “aye”. Esos caracoles forman “manos” de distinto número según sea el orísha a quien le pertenezcan. La mano de ” ayes” de Elégguá tiene 21 cauris, pero si es del arará Echú Afrodi, tendrá 24. La mano de cauris que se usan para el oráculo del Diloggún es considerada algunas veces, como dos veces ocho, que hacen dieciséis, el mismo número de ventanas del castillo que Obatalá tiene en la loma con 365 puertas abiertas. Los dieciséis “ayes” o cauris están desfondados o rotos en el caparazón opuesto a su natural abertura. Ese arreglo es indispensable para que puedan caer y sostenerse boca arriba. Estos cauris, así como el obí kolá y muchos otros productos, son traídos de África, desde que a Cuba trajeron los primeros africanos. Los dos caracoles que sobran, los llamados “edele”, se obtienen en Cuba y no se les rompe por parte alguna; se usan tal cual se obtienen de la playa. El tercer elemento es de naturaleza vegetal, se trata de una semilla. El cuarto, es de origen óseo humano; es una pequeña vértebra coxígea, obtenida en el trasiego de los restos óseos del ilé Yanzá. El manejo que un sacerdote de Ocha le da a la mano de dieciséis cauris y a las cuatro piezas del “ibbo”, nos hacen presumir que el dicho “ibbo” constituyó en algún momento un oráculo independiente de los dieciséis “ayes” Los caracoles y el ibbo, es decir, las piezas del Diloggún están siempre en el igbudú y cuando llega un necesitado a quien hay que “registrar”, consultar o verle sus problemas y cómo resolvérselos, se escribe el nombre de pila y sus apellidos en una hoja de papel y con lápiz, también se anota la edad, el día y mes en que nació. Acto seguido el babálócha o iyálócha tiene que moyubar, como en el coco, principiando por llamar a Olofi, Oloddumare y algunas veces a Oloruñ para pedirles la bendición e informarles que va a servir en bien a un “hijo”. Continúa el rezo de moyubar, con todos los muertos o sea los Babá Eggún, según se puede ver en la fórmula que dice: Ibae baé, bayé tonú pato lo Babá Eggún, para todos los babáronú que laboran por mí, que están en el mundo de la verdad… Se puede seguir llamando o moyubando muertos que fueron los mayores en el santo del sacerdote, para que lo asistan con su experiencia e impida el entrometimiento de los espíritus perturbadores, pero no siempre es así, porque el santero teme la presencia de muchos muertos en las cosas del Santo. Continúa el sacerdote o sacerdotisa llamando oríshas, principiando por Echú y Elégguá. Siempre que llama, dice quien llama: Fulano de tal, hijo de tal santo, que lo llama para pedirle la bendición y para que Ud. sepa que va a hacer esto o lo otro y requiere que Ud. facilite su permiso. Esa labor de moyubar sigue así con cada orísha en un orden que ya aparece muy alterado en muchos usos criollos. Aquí exponemos el orden del rezo al Diloggún que sigue un babálócha de Guanabacoa, quien es según se dice “una autoridad en el Santo”. Olofi, Orísha Oko, Olodumare, Inle, Babá Elégguá Osa Griñán, Oggún, Babalú Ayé, Osáin, Equn (Ofé Díloggún), Orúmbila, Leripín, Babá Obatalá, Changó, Yemayá, Obeye Loro, Olokún, Argayú, Yeyé Okari. Terminado el oru, que no siempre lo siguen los santeros nuevos y a veces le alteran el orden de los oríshas, se pasa a rogar el caracol. El sacerdote toma en sus dos manos el oráculo y lo bajea con su aliento para darle aché, luego fricciona las piezas y las moyuba; se las presenta al consultado: igual que se hace con el coco; después tira y anota el número de piezas que cayeron boca arriba. Continúa tirando y anotando, a la vez que consulta las manos del consultado, quien en cada tiro tiene que friccionar el huesito y la semilla pidiendo con fe y concentración lo que desea saber, a la vez que deja en cada mano cerrada una pieza al azar. Por los números anotados el awó hace sus interpretaciones y le dice al consultado lo que contestan los oríshas o el muerto. Este oráculo siempre tiene un ángulo subjetivo que llama la atención. Está prohibido terminantemente su uso a los babalawós o hijos de Orula. así como a los no consaqrados. Es un oráculo complejo en grado extremo. “Hay dos formas de tirar los caracoles, pero dicen lo mismo”. Se mantiene en la memoria una numeración para el exclusivo uso de los caracoles de la cual hemos obtenido hasta el número doce, según se puede ver a continuación: 01 Okana Sodde; 02 Ebioko; 03 Ogunda; 04 Eyorosún; 05 Oché; 06 Obbara; 07 Odi; 08 Eyeunlé; 09 Osa; 10 Ofúnfún; 11 Ojuání; 12 Eyilá. En cuanto a las llamadas letras de los caracoles, se trata de las posiciones que se producen en cada tiro; esas posiciones dan un número de cauris boca arriba y otro boca abajo; estas posiciones son las que se llaman ódu; óddu; odún; órdu; órdún o simplemente “letra” o camino. “Cada órdún es una persona y su historia”. Ud. puede tener una vida como la de alguna de esas personas que sirven de patrón en el oráculo. Depende del sacerdote o sacerdotisa hacer las correctas interpretaciones, si tiene suficiente experiencia y aché. No se trata de cosa simple, a juzgar por el tiempo que le toma a los iniciados, aprender el arte de tirar los caracoles, que al decir de los que saben de estas cosas hay que recordar treinta y seis odús para ser un principiante capaz de llegar a conocer cientos de letras. Sinónimos: Diloggún, Edibó, Emilogún, Endilobú, Enilogún
Efirín ewé ka:
(1) Yerba Buena. Con este ewé se refresca a Yemaya. Sinónimos: Amasí
Eki ki yé:
(1) Nombre de hijo de Yemaya. Sinónimos: éke ki yé
Ekrú:
(1) Tamal pequeño de frijol carita, envuelto en hojas de plátano, sazonados pero sin sal cuando se le ofrece a Obatala y con añil cuando se le ofrece a Yemaya.
(3) Tamal pequeño de frijoles llamados de carita, envuelto en hojas de plátano. Sazonados, pero sin sal, cuando se le ofrenda a Obatala. Con un poco de añil se le ofrenda a Yemaya; con azafrán a Oshun, y con bija a Oyá. Es manjar grato a estos orishas.
Ekrú aró:
(1) El mismo frijol preparado de igual forma, pero con cáscara y sal. Es de Yemaya.
Eledá:
(2) Ángel de la Guarda. El principal de los tres espíritus tutelares de todo ser humano. Los tres espíritus que lo acompañan y gobiernan a uno son santos, oríshas. Es necesario consultar a un oráculo de Ocha para saber con certeza quiénes son los oríshas tutelares de una persona. Cuando se conoce al dueño de la cabeza, al Eledá, ya es fácil conocer a los otros el camino en que se le presenta a uno. Si a uno le sale letra de asentarse el santo y así lo quiere, principia todo un proceso preparatorio para profesar. Este proceso se apura cuando hay peligro de muerte. Todo preparado, entra uno en “abboddún” desde que le ponen el Obatala eleke aña; siete días de rituales iniciales en el ilé ocha, en la estera y ya pasan a hacerle a uno el Kari Ocha o fijación del santo en la cabeza. Esta ceremonia es muy secreta y seria: no la puede presenciar quien no tenga sacerdocio o profesión de santero o santera. Sigue el día del medio y después el de “itá”, siete días más y ya puede ir uno para su casa. Todo el mundo tiene Eledá, pero son muy pocos los que tienen que sentárselo. El Eledá es el guía de uno, los otros dos orichas acompañantes son los protectores. “En, la cabeza, es sagrada, fíj ese que a ella va el Eledá, el santo principal de uno”. “Eledá es lo que piensa, ve, vela, siempre está kuni kuni”. “Guía y decide nuestra vida”. “Lo que está en la cabeza es santo”, es por eso que no se le estará tocando ni golpeando la cabeza a uno: “¿Ud. le va a pegar a su Eledá?; tampoco se debe andar sin sombrero porque el sol y el sereno dañan el aché que le da su Eledá”. Cuando se lava la cabeza o se le hace rogación, a quien se le hace es a su Eledá o Ángel. “El bautismo de los curas es una rogación; ellos lo pueden hacer porque tienen, a su manera, el Eledá asentado: es igual”. Desde que uno está en el vientre materno ya tiene guía y protección; “nunca y por razón alguna se separan de uno: ¡no se deje engañar, Hijo!” Cuando uno nace hay que hacerle algo al Eledá, a veces en el vientre. “Nosotros no vemos al Eledá hasta el momento en que se va a morir uno”. Al día siguiente de la muerte de un olócha y al amanecer, se hace una ceremonia mortuoria en la que se ve la sombra del Eledá, la cual recibe una rogación de despido y se le mete en el ataúd para que acompañe al cadáver. “Ese es el único momento en que andamos con sombras”. “El asunto de los congos es como el de los espiritistas, siempre andan con sombras”: no hay brujo sin espíritu”. “Los congos son espiritistas”; “nosotros somos santeros”; “ellos hablan y tratan con los muertos, siempre; nosotros con los oríshas”. “El muerto interrumpe al santo”. En la cabeza que se hizo kari ocha solamente puede posesionarse el santo de cabecera, ni siquiera los protectores y mucho menos los muertos, salvo que sea el Eledá un orisha que como Ochun o Yemaya en la Santeria son muerteras y dejan que por su “erí” pasen muertos. Para más detalles consulte a los olochas y al magnífico libro de la Srta. Lidia Cabrera titulado “El Monte”. Sinónimos: Eléddá
Elekes:
(1) Son los nombres que se le dan a los collares profanos. Cuando sus cuentas están organizadas de manera que representan una bandera, se le llama “collar de bandera”, es decir, “asia eleke”, asia es bandera. Cuando el collar es ritual, consagrado, está destinado a un orísha y lo llaman “Orísha eleke añale”, también lo llaman “Ocha Eleke”, “iñá Ocha”, “Eleke de Aña”. “lñale”, “Eleke Omó Orísha” y más propiamente “Iliane“. Cada orísha tiene su eleke de cuentas de distintos colores que tienen que ver con asuntos crípticos del orísha en la Regla de Ocha. Los Omó Ocha están obligados a llevar en el cuello sus varios elekes de consagración, es decir, sus “añales”, para tener la protección del orísha sobre su cuerpo. “Añales” son atributos, resguardos o amuletos del dios, los cuales les sirven al omó orísha para pelear, luchar en la vida con la protección mágica de sus númenes protectores. Es una advertencia la de que con los “eleke omó orísha” puestos no se debe practicar el amor íntimo… A cada orísha le pertenece un color que aparece en su eleke de consagración. Los collares sufren variaciones según el “odun” o camino que le toque al omó orísha. El ocha eleke Obatalá está hecho de ñale fun, o sea, cuentas blancas, al igual que el collar de mazo o del consagrado. No obstante, hay al menos un collar de Obatalá, que tiene once secciones de a veinticuatro cuentas blancas cada una, separadas por cuatro cuentas rojas, pertenecientes a Changó. En este caso lo que sucede es que un orísha es el cabecera y el otro es de pie o acompañante, según nos dicen. El ocha eleke Ochún es de ñale kúkuá y eñí. El de Yemayá Olokún, verdes; blancas de Obatala y blancas claras de aguas. Chango lleva cuentas rojas y blancas, alternando una a una hasta completar doscientas ochenta. El ocha eleke Osá Griñán lleva un ñale rojo por cada veinticuatro ñales matipó blancas, además lleva coral. Olokún requiere en su collar sagrado, cuentas blancas de agua, azul marino y coral. Oyá lleva en su eleke ñales matipós de nueve colores. Argayú o Agayú, lleva cuentas llamadas de pescado, las que son de color plateado. Orula, la deidad de los babalawos, lleva un collar de cuentas amarillas y verdes. A Orula le pertenece el color verde. Sinónimos: Chiré, Eleké, Ileké, Oleke
Elemidá:
(1) Nombre de hijo de Yemaya.
Eyó obini dagúnla:
(1) Mujer pescado de mar”, Yemayá, que es sirena.
Fi fi okán ósu:
(1) Se le dice al acto de pintar las Iyalochas y Babalochas lo s colores simbólicos de los cuatro Orishas principales, Obatalá, Yemayá, Changó y Oshún en la cabeza del Iyawo. Literalmente; “poner el corazón en la pintura”.
Gueleddé o egueleddé:
(1) (Ortiz). Son cuatro tambores litúrgicos: Un Olókun, dos Yegguá y un Oddúa. Con estos tambores se hace un baile usando caretas y se le dedica a esa oricha madre de todas las Yemayás y que se cree es de origen mina como el toque y los tambores gueleddé.
Ibú iña:
(1) Yemaya.
Ibú koto:
(1) Yemaya.
Ibú sedi:
(1) Yemaya.
Kediké:
(1) Nombre de una Yemaya, (de nación yesa) (la que aún se venera con Naé y Ododowá en la laguna de San Joaquín, por los descendientes de los africanos de los ingenios San Joaquín, Saca Piedra y Socorro).
Kué kueye:
(1) Pato y andar como pato, “como camina Yemayá”.
Kuékuéyé:
(1) Pato. Ave nadadora que pertenece a Ochún, según otros informantes, a Yemayá. Se mata pato tapándole la cabeza con achó azul. Sinónimos: Kókuéy, Pekueye, Pépéyé
Lama:
(1) Nombre de hijo de Yemaya.
Maferefún yemaya:
(1) (u Obatalá o Changó, etc.). Gracias, bendita o alabada seas.
Mayé dí mé:
(1) Nombre de hijo de Yemaya.
Mayé léwo:
(1) Avatar de Yemaya. Se caracteriza esta Yemayá por su caracter turbulento. (“Es revolucionaria, asi es que en su Asiento, suelen formarse revoluciones”).
Mayedí mé:
(1) Nombre de hijo de Yemaya.
Mo ti bó re… kediké naé:
(1) Vengo a adorarte, se le canta tres veces a Kedike a Nae y Do dowá, (Yemaya, Oyá y Oshún) cuando se toma el agua sagrada de la laguna de Ibáñez, en la que se adoran estos Orishas. Sinónimos: Dodówá, Mo ti bó re lé lé…
Mó wi oni yemayá la ra mi:
(1) Digo a Yemayá que me recompense, me dé riquea.
Mo yo odumi:
(1) Nombre de hijo de Yemaya.
Obichadodo:
(1) Es el coco seco entero, pintado de azul y dedicado a la diosa Yemaya Santeria.
Ocha bi:
(1) Nombre de hijo de Yemayá.
Ochayebí:
(1) Nombre de hijo de Yemaya.
Odere simi:
(1) Nombre de hijo de Yemayá.
Odo asesún:
(1) Avatar de Yemayá.
Odomí:
(1) Nombre de hijo de Yemaya.
Ogún emité:
(1) Nombre de hijo de Yemayá”.
Ogún re legó:
(1) Nombre de hijo de Yemayá.
Oguté:
(1) Yemayá; nombre que se da a la diosa en una de sus manifestaciones y “caminos”. (La que come carnero).
Okín kibó:
(1) Nombre de hijo de Yemaya.
Okuje:
(1) Avatar de Yemayá.
Okuti:
(1) Avatar de Yemayá.
Olelé:
(2) Tamal embuelto en hojas de plátano, pasta hecha de frijol de carita que se le ofrece a Ochun y a Yemayá, a esta ultima sin quitarle la cascara al frijol.
(4) Pasta hecha de frijol de carita que se le ofrenda a Oshun y a Yemayá. Para ofrecérselo a Yemayá no se le quita la cáscara.
Olokú:
(1) Orícha del mar, madre de todas las Yemayá.
Olókún:
(1) Olokún, madre y señora de mar y tierra. Es la madre de todas las Yemayás. Sinónimos: Iyá lokoto
Olómídara:
(1) Nombre de hijo de Yemayá.
Olú kun:
(1) Yemayá, madre y padre de todas las Yemayá. Sinónimos: Olokun
Omí leundé:
(1) Nombre de hijo de Yemayá.
Omí lodo:
(1) Yemayá.
Omí saindé:
(1) Nombre de “hija” de Yemayá.
Omi satún:
(1) Nombre de “hijo” de Yemayá.
Omí yanu:
(1) Nombre de “hijo” de Yemayá.
Omiché kueché:
(1) Nombre de hijo de Yemayá.
Omidina:
(1) Nombre de “hijo” de Yemayá.
Omii tomí:
(1) Nombre de “hija” o “hijo” de Yemayá.
Omísaya:
(1) Nombre de “hijo” de Yemayá.
Omisayadé:
(1) Nombre de “hijo” de Yemayá.
Omó yemayá:
(1) Narinero.
Omó yemayá yan omó woko:
(1) El hijo de Yemayá, (marinero) contento entra en su barco.
Omolokun:
(1) Yemayá, (hija de Olokún). Y se dice de los marineros, “pues son hijos del mar.”
Onisa:
(1) Una santa; Yemayá, por ejemplo.
Oréku:
(1) Nombre de “hijo” de Yemayá.
Oriwó wo i é oriwodé modé wa iño fereré:
(1) Son estas palabras que el omó Ologún le dice al carnero, parado sobre las cuatro garranchos de plátano, en el momento en que se le a a sacrificar al orisha Changó y a Yemayá. Le exhorta a morir satisfecho y bien dispuesto, pues está puro, y se le dan gracias. Momentos antes se le da de comer unas hojas de jobo -okikán-, de álamo, -ofá- o guayaba. Si las come, el Orisha acepta el sacrificio.
Orodundo:
(1) Sol, atributo de Yemayá.
Oseyú yemayá:
(1) Nombre de Yemaya.
Otawe:
(1) Tres y uno, es decir, tres blancos y uno negro que es lo mismo que tres boca arriba mostrando la pulpa blanca y uno al revés. Este óddu dice “sí” como posibilidad, sin seguridad, por eso hay que volver a tirar preguntando la extensión, carácter o límite de ese “sí” embarazoso. También significa “estar de frente”, “que es posible”. Unos dicen que hablan por otawe, Changó, Orgún, Yemayá y Ochosí; otros sostienen que son Changó, Yemayá, Ochún e Inle. Sinónimos: Atawe, Etawe, Itagua, Otagüe, Otawo
Sakú sakú:
(1) Mate. Se trata aquí de la semilla roja conocida por “cayajabo”, a la cual reporta Lydia Cabrera, llaman en lucumí: “Irú”, “Orire”, “Iggi”, “Irubí”. (Algunos la llaman “Minyora”). Dueño Elegguá. (“Lo da Yemayá”). En Cuba se distinguen dos semillas de mate producidas por enredaderas: Una amarilla, llamada “Guacalote” y otra roja llamada “Cayajabo”. Canavalia cubensis de Griseb o Canavalia ekmanii de Urb. El mate rojo tiene una raya negra; es malo. No se debe confundir con el “ojo de buey” que también se usa en santería como amuleto. Por otra parte es de sospechar del nombre de “Saku Sakú” porque en la nganga se usa un palo que llaman “sacu sacu” y que Lydia dice que también se llama Malanguilla.
Sayá:
(1) Nombre de “hijo” de Yemayá.
Tdé:
(1) Nombre de “hijo” de Yemayá.
Teguá:
(1) Nombre de “hijo” de Yemaya. Sinónimos: Téwá
Teke:
(1) Nombre de “hijo” de Yemaya, (va precedido del nombre del Orisha).
Teleguá:
(1) Nombre de “hijo” de Yemayá. Sinónimos: Telewá
Teti:
(1) Nombre de “hijo” de Yemayá. Va precedido del nombre del orisha.
Tibú ocha yo bí:
(1) Nombre de hijo de Yemayá.
Tinibú:
(1) Yemayá, nombre y avatar de este Orisha. Nombre de “hijo” de Yemayá. Hijos de Oshún, hermana de Yemayá, reciben este nombre.
Towá:
(1) Nombre de un “hijo” de Yemaya.
Towó:
(1) Nombre de “hijo” de Yemayá.
Wá wá yolá sofí oré wá wá yolé ko lu bo:
(1) “Que venga (Yemayá) se alegrara y se llenará con todo lo que ponemos para que su bondad nos ampare, que no se esconda. Esto le cantamos a Yemayá cuando vamos a la laguna a llevarle una canasta con muchas cosas de comer”.
Wóro wóro sun oní yernayá:
(1) “cuando el caballo de Yemaya”, es decir, la diosa. “aparece con una jícara con agua en la cabeza”.
Yaíníe:
(1) Nombre de “hijo” de Yemayá.
Yale:
(1) Nombre de ” hijo” de Yemaya. Va precedido del nombre del Orisha.
Yalodde:
(1) (Yalodde quiere decir “muy gran señora”, y aunque usted oirá muchas veces que a Oshún se le llama Yalodcle, a Yemayá también, a una iyálócha mayor, como si dijésemos una decana de las iyálóchas, se le puede dar igualmente este tratamiento, que es al mismo tiempo como decir la mayor, la reina…) (Tomado de Lydia Cabrera. O. C.)
Yami okúti:
(1) Apelativo de cariño que se da a Yemaya en la Santeria.
Yemayá:
(1) Orisha. Divinidad del mar. Catolizada Nuestra Señora de Regla.
Yemayá achabá:
(1) Nombre del orisha en un camino, avatar.
Yemaya asésú:
(1) Nombre del orisha en un “camino”, avatar.
Yemayá awóyó:
(1) Nombre del orisha en un camino, avatar.
Yemayá gunlé:
(1) El mar de la orilla” o “el mar que recorre la orilla”. Avatar de
Yemaya konlá:
(1) Nombre del orisha en un “camino” o avatar.
Yemaya maadé onirá oní ke kégwá yemayá oniró oni á déo… ota meta yemayá ibiriko yemayá masé odo. yemayá maé odo:
(1) “La Santa Yemaya se contempla nadando en el río, y nadando y nadando va haciendo ondas en el río”.
Yemaya mayelé:
(1) Nombre del orisha en un “camino”, o avatar. Sinónimos: Mayolé
Yemaya obírí adú adú:
(1) Yemaya es una mujer de piel negrísima.
Yemaya ogunté:
(1) “La Yemaya que tiene serpiente” y come carnero.
Yemaya okuti:
(1) Nombre del orisha en un “camino”, avatar.
Yemaya olodó:
(1) Nombre del orisha en un “camino”, avatar.
Yemayá tinibó:
(1) Un nombre de Yemaya. “que es el mar revuelto que se adora.
Yenyao:
(1) Apelativo de cariño que se le da a Yemaya.
Yeré:
(1) Nombre de ¨hijo” de Yemaya.
Yere yere:
(1) Remar, (en su barca Yemaya).
Yetu yetu:
(2) Elogio, alabanza. (Yere yere yetu yetu, Alabanza a Yemayá cuando viene en su barca remando).
Yewá:
(1) Orisha de la muerte, catolizada Nuestra Señora de los Desamparados. “Es virgen casta y muy severa”. Madre de Changó, según algún “italero”; (se dice del que narra las historias sagradas cuando se consultan los oráculos en las ceremonias del asiento o iniciación); lo abandona en el monte y lo encuentra y cría Yemayá. Rara versión de la historia del Orisha Changó.