Se rezan los Misterios Dolorosos.

"Antes de cada decena", rezamos lo que corresponda a cada misterio en particular, y en vez de finalizar cada una de ellas con el Gloria, decimos:

Brille para ellos la luz eterna. ¡Señor, concédeles el descanso eterno y que la Luz les ilumine siempre! Amén. Luego de acuerdo al misterio se dirá el número 1,2, etc. que corresponda (ver más abajo).

[Recordemos, que siempre se dirán, el Padre Nuestro, y las Aves Marías de costumbre]

1) ¡Señor Jesucristo, por medio de tu sudor de sangre, producto del dolor, que derramaste en el Huerto de los Olivos, te pedimos que tengas piedad de las Almas del purgatorio! ¡Líbralas de su temor, su dolor y consuélalas con el triunfo del consuelo celestial!
2) ¡Señor Jesucristo, por la dolorosa flagelación que padeciste con paciencia por nosotros pecadores, te pedimos que tengas piedad de las Almas del Purgatorio! Aleja de ellas el dolor de tu enojo y concédeles la tranquilidad eterna.
3) ¡Señor Jesucristo, por la dolorosa coronación que Tú sufriste con paciencia por nosotros pecadores, te pedimos que tengas piedad de las Almas del Purgatorio y concédeles la corona de la felicidad eterna!
4) ¡Señor Jesucristo, por la dolorosa carga de la cruz que Tú sufriste con tanta paciencia por nosotros pecadores, te pedimos que tengas piedad de las Almas del Purgatorio! ¡Quítales la pesada carga del sufrimiento y llévalas a la paz eterna!
5) ¡Señor Jesucristo, por la dolorosa crucifixión que Tú sufriste con paciencia por nosotros pecadores, te pedimos que tengas piedad de las Almas del Purgatorio! ¡Muéstrales Tu Santo Rostro y llévalas hoy contigo al Paraíso!

Después de la quinta decena rezamos:

¡Señor Jesucristo, por las cinco Benditas Llagas y por toda la Preciosísima Sangre que Tú derramaste, te pedimos que tengas piedad de las almas del Purgatorio, y en especial de nuestros padres, parientes, guías espirituales y benefactores! Cura sus dolorosas heridas y permíteles disfrutar y participar totalmente de tu salvación. Amén.