Procura cada día al despertar, enviar una mental bendición a todo lo creado.

Identifícate, de cara al sol si es posible, con el gozo de vivir. Que cada día sea para ti una resurrección, como una pequeña vida nueva. Aspira toda la gloria y toda la ternura de este don que se te da.

Retírate y luego medita. Haz un vacío en tu mente durante unos minutos. Recibirás entonces inspiraciones que ignorabas, que serán tu seguro guía en la senda de la vida. Tu Dios hablará a través de ti como el Daemón a Sócrates.

Después bebe un vaso de agua pura, realiza unos diez minutos de gimnasia sueca y termina con unas cuantas respiraciones profundas, acompañadas al culminar las inspiraciones algo retenidas, de concentración de todos los músculos del cuerpo. Al expirar lánzalos, es el mejor sistema para fortalecer los nervios y vitalizar el organismo. Luego báñate y fricciónate enérgicamente.

Durante el día, aspira honda y rítmicamente de vez en cuando. Busca la oportunidad de exponer tu cuerpo desnudo al sol, identificándote en espíritu con sus rayos benéficos. Así solearás tu cuerpo y solearás tu alma. Asimilarás más la vida universal que el Gran Astro irradia.

Come frugalmente y despacio. Prefiera las frutas y las legumbres, sobre todo crudas, a la carne. Pero sin fanatizarte, de manera sana y completa y observa el sistema que más te convenga.

Haz un ágape al día, mañana y noche, de jugosa fruta sola. Es ésta un tónico incomparable y un natural proceso de purificación y vitalización.

Elimina: Alcohol, tabaco y drogas.

Sal cuando puedas al campo. En la mañana temprano procura caminar durante una hora con los pies descalzos sobre el rocío para que esta agua rica y magnética entre en contacto con vuestra piel. Después de cada comida, echaos sobre la hierba o sobre la tierra, para que vuestro cuerpo absorba el magnetismo de la tierra.

Observa el orden de tus costumbres y que el concepto de la salud te llene. Destierra ante todo el pesimismo o la duda. Positiviza en todos los órdenes tus pensamientos.

Nunca alimentes malos pensamientos respecto a nadie y menos de tus amigos. Así los mejorarás y te mejorarás.

No te apegues a nada transitorio. Sé libre y da libertad.
Que la malicia y el odio no aniden en ti. Complácete a menudo en imaginar escenas de la vida humana feliz y regenerada.

Hermosea, como decía Plotino, tu propia estatua. Púlete cada día tanto en lo interno como en lo externo. Así placerás a los hombres y a los dioses. Hazte positivo respecto a todo lo exterior. Hazte receptivo respecto de lo superior.

Sé veraz. Elimina todo temor.

Limpia y sanea todas tus emociones. Expande siempre alegría serena y entusiasta.

Asimila el poder que desperdiciaras antes en la sensualidad desechando de tu mente las imágenes que la provoquen. Si tienes que sostener alguna lucha en este sentido, respira hondamente y aprópiate la fuerza del deseo vencido. Si quieres el poder y el atractivo personal ahí tienes la clave más importante.

Estimula en la inquietud. Estudia e indaga, pero sé pensador antes que erudito. Sé generoso. Conquista a las almas por medio de constantes beneficios, pero no esperes nada de recompensa. Así te sentirás siempre completo. Obrando de esta manera, en ti será la fuerza y la confianza.

Legiones invisibles te rodean que ansían ayudarte si vibras en todos los sentidos armoniosamente. Considera el don de esta vida nueva.

No en vano llegue esta hoja a tus manos. Corresponde a su invitación y promete a ti mismo, practicar sus consejos.

En ti sea la felicidad.

MAESTRO HUIRACOCHA