Buenas tardes,

Hablemos del Laurel Laurel Ficus retusa, Thunb. Moraceae.
En lucumí: Igginile itiri.
En congo: Ocereké.

Esta plata pertenece a shango aunque también se usa con eleggua para adornar su altar, también lo se usa en el Palo para adornar los nzos.

Aunque es palo de Siete Rayos también es del fundamento de Sarabanda
(Rnchlo, V. C.). Hojas para baños lustrales según Regla Kimbisa (Sta C, V. C)
También se utiliza en baños lustrales para el mgueyo (persona que va a
realizar la ceremonia de iniciación o Rayamiento) (C.Hab). Se usa para
construir la Nganga y reanimarla. En polvo lo usan para lo bueno y para lo malo. Este palo los mayomberos lo utilizan para arreglarle la vista a los jurados y sirve como ingrediente de carga para makutos, mpakas, etc...En esta planta se concentran muchos espíritus y su sombra es igual de poderosa que la de la ceiba. Las hojas del laurel se usan para preparar baños de limpieza espiritual para alejar las malas influencias y todo lo malo. Los santeros preparan con la raíz, un licor que fortifica el organismo después de una enfermedad. Las ramas hacen que los espíritus se vayan.

Los mayomberos dicen: «debajo del laurel, yo tengo mi confianza», que quiere decir: cualquier obra que se haga en las raíces del laurel, dará siempre resultado. Algunos padres y madres, los más viejos, le ponen entre sus raíces un pedazo de espejo, el vititi, y con ellos y a su sagrada sombra vaticinan el futuro, el pasado y el presente de una persona. Antiguamente, cuando se rayaba a un padre, éste dormía bajo el laurel durante 7 días. Esto no sólo era una prueba sino que la persona recibía también todo el poder de fuerzas concentradas en este árbol mágico.

Es diurético, antiséptico en caso de sepsis urinaria, en gargarismo contra
aftas bucales y afecciones de la garganta, es astringente para curar heridas y
llagas. Con la Varia y la Mazorquilla para la circulación y los nervios, se toma
como agua común. Para curar los riñones y para problemas hepáticos se recomienda no endulzar las tisanas.

Ojo no confundir el Laurel o también llamado Fiscus con el Laurel de cocinar.

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PATAKKÍ DEL LAUREL  

En la copa del laurel y acompañado con los demás orishas se encontraba charlando un atardecer Changó, dueño absoluto de este frondoso árbol. De pronto ve que un hombre se acerca, sigiloso, al árbol, quejumbroso por su constante adoración a sus veneradas deidades y que, así y todo, cumpliendo con ellas, lo habían traicionado y había quedado ciego. El viento movía las hojas en un murmullo sibilante y entrecortado por los cantos de la lechuza. Changó pidió silencio y se puso a escuchar todo lo que el buen hombre tenía que decir: «¡Ay Baba, ay Yemayá, ay Ochún, ay Changó, que todo lo puedes, ay Elegguá que olvidaste ese día velar por tu hijo, ay Egguns y Ayés, ay todos. ¿Por qué me han quitado la vista?» Changó, dirigiéndose a Orula, le pidió que sacara su tablero para investigar en qué había fallado ese pobre hombre, mientras que Yemayá y Ochún le susurraban un canto al oído para calmarlo y adormecerlo. Orula moyugbó a los 4 puntos cardinales e hizo un rezo especial a Baba. Le vino el oddun Oché Meyi, y no entendió por qué le había atacado los ojos. Despertaron al hombre y le explicaron lo que habían hecho mientras él dormía, ya que todos ellos lo querían ayudar. El hombre, al conocer quiénes estaban delante, se tiró en la tierra besándola y pidiéndoles la bendición. Muy triste confesó que había pecado, esclavizándose a los placeres de la Tierra aunque no quería reconocerlo, y pidió humildemente el perdón. Este hombre que se tiraba ante los orishas era Babalú Ayé, que no sólo había perdido la vista sino que estaba cubierto de llagas. Los awós de la tierra donde vivía lo habían botado y él , en su desespero, había perdido la nación de todo. Changó no lo había reconocido; al conocer la desobediencia, le pidió a Oggúnque como sabemos es un gran brujo-, y a Osain, que con las hojas y las raíces del laurel hicieran un cocimiento, que se lo fueran frotando suavemente en los ojos, hasta que él llamara a la lluvia para que limpiara con su agua purificadera todo lo malo que había hecho Babalú y de lo cual ya estaba arrepentido. Vino un gran aguacero y Babalú se fue depurando. De pronto salió el sol y vio la vegetación, el majestuoso laurel, a los orishas y a su hermano Changó, con el cual se abrazó y juntos lloraron de felicidad. Por eso en el laurel se pide y los orishas, atentos a sus hijos, los ayudan a desenvolverse. El laurel es milagroso y mágico. Maferefún Changó, Maferefún Orula...

Saludos...