El Espiritismo es moral, porque tiene por finalidad la transformación moral del hombre.
Su posición ética frente a la vida invita a la educación y elevación de los sentimientos, estimula el estudio, la cultura y la investigación, con el propósito de orientar al ser humano en el proceso de su autoconocimiento y de comprensión del mundo físico, como del mundo espiritual que lo rodea, enseñando que el hombre es el sujeto protagónico de su propia historia; que es responsable de sus actos y arquitecto de su propio destino.
Debido a las enseñanzas de los Espíritus Superiores, revive al cristianismo primitivo en su verdadera expresión de amor y caridad, fundamentado en las enseñanzas y en la ejemplificación vivenciada, dadas por el Maestro Jesús a la humanidad como código de moral por excelencia de aplicación universal en el ámbito personal, familiar y social.
Su posición ética frente a la vida invita a la educación y elevación de los sentimientos, estimula el estudio, la cultura y la investigación, con el propósito de orientar al ser humano en el proceso de su autoconocimiento y de comprensión del mundo físico, como del mundo espiritual que lo rodea, enseñando que el hombre es el sujeto protagónico de su propia historia; que es responsable de sus actos y arquitecto de su propio destino.
Debido a las enseñanzas de los Espíritus Superiores, revive al cristianismo primitivo en su verdadera expresión de amor y caridad, fundamentado en las enseñanzas y en la ejemplificación vivenciada, dadas por el Maestro Jesús a la humanidad como código de moral por excelencia de aplicación universal en el ámbito personal, familiar y social.