Pomba gira Menina dos Cais

Pomba gira Menina dos Cais

Apenas una niña que perdió su inocencia…

Esta niña dulce y suave, de mirar oriental, nació en Myanmar (Birmania), en el sur de Asia, en el año de 1838 en la época de la colonia británica. En su tribu las mujeres no estiraban los cuellos con collares (como en la tribu de las mujeres jirafas), apenas tatuaban la piel cuando eran prometidas en matrimonio para mostrar compromiso y usaban una pesada tobillera. En su país los nativos eran budistas. Su nombre aquí en Brasil sería algo así como “Swang Pi”. A los nueve años, fue vendida por sus padres a un grupo de soldados británicos. Ellos pensaron que la vida de ella sería mejor en otro país, donde ella tendría mayores oportunidades. Pero, ella fue comprada para servirlos de todas las formas, entonces desde temprano, se juntó a otras niñas que se volvieron esclavas sexuales de sus tutores. Más allá de cocinar, lava y servir, ellas debían mantenerse aseadas y bonitas, pues cuando eran procuradas debían estar dispuestas a servirlos bien. Fue así, que con apenas doce años de edad, Swang ya conocía el mundo de los adultos. Para huir de esta realidad aprendió a consumir bebidas y a usar la pinang – una especie de planta mezclada al tabaco – que servía como estimulante. A los trece años toda su noción de vida real se había perdido y ella vivía entre la bebida, la droga y el sexo. Desencarnó antes de completar catorce años, teniendo ataques epilépticos, por cuenta de una mezcla de bebida, nuez de areca y otros alucinógenos. Despertó en el Plano Espiritual, en medio a espíritus sufrientes, sin saber lo que le había ocurrido. Una abuela que le amaba mucho le socorrió y la llevó a un hospital espiritual. Cuando recuperó su memoria y su decencia, quiso entender su trayectoria de vida. Pidió para trabajar con niñas, que así como ella, perdieron toda la inocencia antes de la pubertad. A partir de entonces ella pasó a visitar diversos lugares en el mundo entero, donde había niñas que pasaban por la misma situación que la suya. Vino a parar en el Noreste brasilero y conoció las niñas que también se volvían esclavas sexuales desde temprano. Pidió para quedarse en esta tierra y hacer parte de un nuevo trabajo. Conoció la Siembra del Caboclo de las Siete Encrucijadas y percibió que podría ayudar sin ser juzgada o condenada. Podría ser ella misma y simplemente trabajar… Así como ella existen otras niñas con sus historias de dolor y sufrimiento y que también trabajan como Pomba giras niñas en la Umbanda Sagrada.