Chacao.-
Otro de los caciques que más carisma tuvo entre sus hombres y aliados fue Chacao. Su liderazgo recordaba al de Yoraco, amado, respetado e idealizado por sus hombres. Chacao, de raza Caribe, gobernaba justamente en la región caraqueña que hoy lleva su hombre, pero su dominio iba mucha más allá, acercándose a Los Teques. Su aspecto físico era impresionante. Era un hombre de gran tamaño, de aspecto hercúleo, fornido, ágil, con una fortaleza que parecía inagotable en el campo de batalla. Su cacicazgo lo ejercía con sentido democrático y no se recuerda ninguna injusticia cometida contra su gente. Era respetuoso de las normas y de las tradiciones que regían a su pueblo, inclinándose fuertemente por ayuda a los más débiles, especialmente niños y mujeres.
Su territorio lo defendió con tesón y empuje. Se alió con Guaicaipuro y participó en la coalición de jefes que durante siete años mantuvieron el control sobre todo el Valle de Caracas y la región montañosa de los Indios Teques. En 1567 el indio Chacao, se enfrenta a Juan Gámez, oficial de Diego de Lozada, quien lo reduce a prisión. Al saber Losada, que el bravo Chacao, es su prisionero, decide dialogar con él y cree convencerlo de que deponga sus armas y lo ayude a desarrollar el Valle de Caracas. Chacao, hombre inteligente y capaz, quizás pensó en efectuar una coalición con el extranjero, pero si así fue, lo olvidó apenas recobró su libertad. En 1568 renueva su alianza con Guaicaipuro y con sus hombres acude al sitio de Maracapana, serranía adyacente a Caracas. Chacao, acostumbraba reunirse con sus bravos a la falda del Guaraira-reparo (cerro del Ávila), hacia los lados de lo que hoy día es la zona turística conocida con el nombre de Sabas Nieves.
Son muchas las historias que recuerdan la magnanimidad con que gobernaba Chacao, y cuando se compara su sabiduría y su justicia con la de gobernantes de otras tierras, recuerda a los famosos juicios del Rey Carlo Magno, llamado así por su equidad y sentido ético en todas sus acciones.
Las incursiones de Chacao, contra España lo convirtieron muy pronto en blanco preferido de Lozada, y sus hombres, que no podían vencer al fiero y poderoso cacique. Fue entonces cuando ocurrió un hecho que, sin proponérselo, ayudaría a Losada a salir de su incómodo enemigo. Conocida como era su inclinación a ayudar a los débiles, especialmente a los niños y mujeres, se le hace saber que un capitán llamado Catario, había secuestrado a dos indiecitos y que los tenía esclavizados en contra de la voluntad de su madre, que sufría grandemente ante tamaña desventura. Hizo al poderoso cacique llamar a la madre de los niños y al serle ratificados los pormenores que le habían sido confiados en el caso de los niños, juró rescatarlos y devolverlos sanos y salvos a su familia.
El Cacique Chacao, era un maestro en la guerra relámpago. Tenía audacia y una capacidad muy especial para preparar ataques tipo comando, que resultaban exitosos en un altísimo porcentaje. Impartió instrucciones a su servicio de inteligencia y detectó el lugar en donde se encontraba Catario. Luego, organizó a sus hombres en dos grupos. Al primero le dio instrucciones de efectuar labores de divertimiento, atacando un punto alejado del lugar donde se encontraban los niños. El segundo grupo, liderado por el propio Chacao, tenía como misión tomar el sitio donde estaban los infantes.
La estrategia dio buenos resultados. La mayor parte de los hombres de Catario, se alejaron para defender el sitio de ataque, mientras que Chacao, alcanzaba el objetivo señalado, poniendo fuera de combate a los guardianes. Luego, liberó a los niños y con ellos comenzó a remontar el muro que protegía la casa. Fue entonces cuando los hombres de Chacao, observaron que su jefe estaba gravemente herido en las piernas y en un costado derecho. El ardor de la refriega y la fuerza de Chacao, no lo dejaron sentir el dolor de los lanzazos. A pesar de todo ello, llegaron a la vivienda de Chacao, y allí fue atendido de inmediato por su piache, pero ya no había nada que hacer. Las heridas no eran mortales, pero el cacique había perdido mucha sangre. Su muerte causó un profundo dolor en su pueblo. Fue uno de los grandes estrategas en la lucha contra España. De haber sobrevivido, la historia de Venezuela sería otra. La página de Chacao se cierra en 1569.
Autor: GÓMEZ, Carlos Alarico
Bibliografía: Los Caciques de Venezuela
Editorial: PANAPO.
Otro de los caciques que más carisma tuvo entre sus hombres y aliados fue Chacao. Su liderazgo recordaba al de Yoraco, amado, respetado e idealizado por sus hombres. Chacao, de raza Caribe, gobernaba justamente en la región caraqueña que hoy lleva su hombre, pero su dominio iba mucha más allá, acercándose a Los Teques. Su aspecto físico era impresionante. Era un hombre de gran tamaño, de aspecto hercúleo, fornido, ágil, con una fortaleza que parecía inagotable en el campo de batalla. Su cacicazgo lo ejercía con sentido democrático y no se recuerda ninguna injusticia cometida contra su gente. Era respetuoso de las normas y de las tradiciones que regían a su pueblo, inclinándose fuertemente por ayuda a los más débiles, especialmente niños y mujeres.
Su territorio lo defendió con tesón y empuje. Se alió con Guaicaipuro y participó en la coalición de jefes que durante siete años mantuvieron el control sobre todo el Valle de Caracas y la región montañosa de los Indios Teques. En 1567 el indio Chacao, se enfrenta a Juan Gámez, oficial de Diego de Lozada, quien lo reduce a prisión. Al saber Losada, que el bravo Chacao, es su prisionero, decide dialogar con él y cree convencerlo de que deponga sus armas y lo ayude a desarrollar el Valle de Caracas. Chacao, hombre inteligente y capaz, quizás pensó en efectuar una coalición con el extranjero, pero si así fue, lo olvidó apenas recobró su libertad. En 1568 renueva su alianza con Guaicaipuro y con sus hombres acude al sitio de Maracapana, serranía adyacente a Caracas. Chacao, acostumbraba reunirse con sus bravos a la falda del Guaraira-reparo (cerro del Ávila), hacia los lados de lo que hoy día es la zona turística conocida con el nombre de Sabas Nieves.
Son muchas las historias que recuerdan la magnanimidad con que gobernaba Chacao, y cuando se compara su sabiduría y su justicia con la de gobernantes de otras tierras, recuerda a los famosos juicios del Rey Carlo Magno, llamado así por su equidad y sentido ético en todas sus acciones.
Las incursiones de Chacao, contra España lo convirtieron muy pronto en blanco preferido de Lozada, y sus hombres, que no podían vencer al fiero y poderoso cacique. Fue entonces cuando ocurrió un hecho que, sin proponérselo, ayudaría a Losada a salir de su incómodo enemigo. Conocida como era su inclinación a ayudar a los débiles, especialmente a los niños y mujeres, se le hace saber que un capitán llamado Catario, había secuestrado a dos indiecitos y que los tenía esclavizados en contra de la voluntad de su madre, que sufría grandemente ante tamaña desventura. Hizo al poderoso cacique llamar a la madre de los niños y al serle ratificados los pormenores que le habían sido confiados en el caso de los niños, juró rescatarlos y devolverlos sanos y salvos a su familia.
El Cacique Chacao, era un maestro en la guerra relámpago. Tenía audacia y una capacidad muy especial para preparar ataques tipo comando, que resultaban exitosos en un altísimo porcentaje. Impartió instrucciones a su servicio de inteligencia y detectó el lugar en donde se encontraba Catario. Luego, organizó a sus hombres en dos grupos. Al primero le dio instrucciones de efectuar labores de divertimiento, atacando un punto alejado del lugar donde se encontraban los niños. El segundo grupo, liderado por el propio Chacao, tenía como misión tomar el sitio donde estaban los infantes.
La estrategia dio buenos resultados. La mayor parte de los hombres de Catario, se alejaron para defender el sitio de ataque, mientras que Chacao, alcanzaba el objetivo señalado, poniendo fuera de combate a los guardianes. Luego, liberó a los niños y con ellos comenzó a remontar el muro que protegía la casa. Fue entonces cuando los hombres de Chacao, observaron que su jefe estaba gravemente herido en las piernas y en un costado derecho. El ardor de la refriega y la fuerza de Chacao, no lo dejaron sentir el dolor de los lanzazos. A pesar de todo ello, llegaron a la vivienda de Chacao, y allí fue atendido de inmediato por su piache, pero ya no había nada que hacer. Las heridas no eran mortales, pero el cacique había perdido mucha sangre. Su muerte causó un profundo dolor en su pueblo. Fue uno de los grandes estrategas en la lucha contra España. De haber sobrevivido, la historia de Venezuela sería otra. La página de Chacao se cierra en 1569.
Autor: GÓMEZ, Carlos Alarico
Bibliografía: Los Caciques de Venezuela
Editorial: PANAPO.