El athame o athamé (pronunciado azzamey) es un cuchillo de doble filo y mango negro esencial para la práctica de la magia. El athamé se usa únicamente para invocar, y jamás debe cortar nada material (para cortar objetos materiales como cuerdas, cintas, plantas, etc, necesitarás un bolino). Si te vas a introducir en la magia, necesitarás sin duda un athamé, pues es el símbolo de tu voluntad mágica, una herramienta consagrada a la Diosa que se utiliza para casi todas las invocaciones, evocaciones, canalizaciones y vectorizaciones energéticas, RmDP (ritos menores de destierro del pentagrama), hechizos, sortilegios, embrujos, ensalmos, ceremonias e iniciaciones, así como muchos otros ritos y rituales.
El athamé se considera como una herramienta fálica, y por tanto de energía masculina y asociada a los elementos masculinos. A pesar de esta percepción, veremos cómo se consagra tanto a la Diosa como al Dios y NUNCA, JAMÁS debe entrar en contacto con la sangre. Si ocurriera tal cosa, el athamé dejaría de ser símbolo de tu voluntad subyacente para convertirse en un arma. Ya no sería un athamé, sino algo muy distinto. NO INTENTES DESACRALIZARLO en este caso. Busca un lugar remoto donde enterrarlo sin que nadie pueda encontrárselo ni por casualidad.
FECHA, LUGAR Y MATERIALES NECESARIOS
Un athamé puede sacralizarse cualquier noche de Luna Llena, en cualquier lugar, durante la marea alta (si no puedes comprobar personalmente cómo está la marea, míralo en Internet o llama a tu oficina meteorológica más próxima). Necesitarás, pues, un cuchillo de doble hoja y mango negro o muy oscuro que nunca haya tocado la sangre. Para asegurarte, es mejor que compres un cuchillo nuevo de producción industrial cuya caja esté aún precintada. Puedes llevarlo a un afilador para que lo embote o le saque filo de bisturí, según tu preferencia, pero siempre ante sus ojos... observa que no se corte (o hazlo tú si sabes). También te hará falta una brújula, incienso, y agua salada natural (agua de mar o agua dulce con sal marina añadida). Es recomendable disponer de un objeto previamente sacralizado, pero no obligatorio. Eso sí, debes haber dibujado o creado de alguna manera un pentáculo dorado (o al menos amarillo) sobre un altar o sobre la Tierra.
No necesitas haber superado la Iniciación para consagrar un athamé, pero deberías re-consagrarlo cuando lo hayas hecho
REALIZACION
Utiliza la brújula para establecer la posición del Norte, el Sur, el Este y el Oeste con la máxima precisión posible. Dibuja marcas para recordar tu posición y la de estos cuatro puntos cardinales en todo momento. Recuerda que el Polo Norte magnético terrestre modifica su ubicación con el tiempo, así que deberás volver a tomar las medidas antes de cada sacralización. NO UTILICES UN GPS, GLONASS o Galileo para establecer los puntos cardinales. Recuerda que no se permite la presencia de relojes, y los receptores GPS usan relojes microelectrónicos de cuarzo en sus circuitos.
Coloca el cuchillo sobre el pentáculo, preferiblemente en contacto con un objeto previamente sacralizado (no es obligatorio, pero refuerza).
Al empezar, rocía el cuchillo con agua salada y pásalo varias veces por entre el humo del incienso. Vuelve a dejarlo en el pentáculo. Si tuvieras otro objeto consagrado, presiónalo contra el nuevo usando tu mano proyectiva (normalmente la mano hábil). En caso contrario, usa tu mano proyectiva para comprimir el cuchillo contra el pentáculo. Y di:
«Te conjuro, Athamé [recuerda: azzamay] de acero,
a que me sirvas como herramienta y arma en toda magia.
Te conjuro de nuevo por la Diosa [o el nombre de tu diosa]
y por el Dios [o el nombre de tu dios].
Te conjuro, Athamé,
a que me sirvas de protección en toda adversidad;
así pues, ¡ayúdame ahora!»
a que me sirvas como herramienta y arma en toda magia.
Te conjuro de nuevo por la Diosa [o el nombre de tu diosa]
y por el Dios [o el nombre de tu dios].
Te conjuro, Athamé,
a que me sirvas de protección en toda adversidad;
así pues, ¡ayúdame ahora!»
Rocíalo e incénsalo de nuevo. Preséntalo al Este y di:
«Elementales y Poderes del Este,
aquí os presento mi Athamé.
Puesto que el pensamiento lo concibió,
haced que el poder del Aire lo inunde
y me sea útil y fiel.
¡Así sea!»
aquí os presento mi Athamé.
Puesto que el pensamiento lo concibió,
haced que el poder del Aire lo inunde
y me sea útil y fiel.
¡Así sea!»
Rocíalo e incénsalo de nuevo. Preséntalo al Sur y di:
«Elementales y Poderes del Sur,
aquí os presento mi Athamé.
Y pues fue forjado en fuego,
haced que el poder del Fuego lo inunde
y me sea útil y fiel.
¡Así sea!»
aquí os presento mi Athamé.
Y pues fue forjado en fuego,
haced que el poder del Fuego lo inunde
y me sea útil y fiel.
¡Así sea!»
Rocíalo e incénsalo de nuevo. Preséntalo al Oeste y di:
«Elementales y Poderes del Oeste,
aquí os presento mi Athamé.
Y pues fue templado en agua,
haced que el poder del Agua lo inunde
y me sea útil y fiel.
¡Así sea!»
aquí os presento mi Athamé.
Y pues fue templado en agua,
haced que el poder del Agua lo inunde
y me sea útil y fiel.
¡Así sea!»
Rocíalo e incénsalo de nuevo. Preséntalo al Norte y di:
«Elementales y Poderes del Norte,
aquí os presento mi Athamé.
Y pues fue arrancado de la tierra,
haced que el poder de la Tierra lo inunde
y me sea útil y fiel.
¡Así sea!»
aquí os presento mi Athamé.
Y pues fue arrancado de la tierra,
haced que el poder de la Tierra lo inunde
y me sea útil y fiel.
¡Así sea!»
Rocíalo e incénsalo una última vez antes de colocarlo de nuevo sobre el pentáculo e invocar:
«Yo te conjuro, Athamé de acero
por los Grandes Dioses y las Diosas Dulces,
por la Virtud de los Cielos,
de las Estrellas, y de los Espíritus que sobre ellas presiden,
para que recibas tales virtudes
que me otorgues los fines que deseo
siempre que te use
por el poder de la Diosa [o el nombre de tu diosa]
y del Dios [o el nombre de tu Dios].
¡Así sea!»
por los Grandes Dioses y las Diosas Dulces,
por la Virtud de los Cielos,
de las Estrellas, y de los Espíritus que sobre ellas presiden,
para que recibas tales virtudes
que me otorgues los fines que deseo
siempre que te use
por el poder de la Diosa [o el nombre de tu diosa]
y del Dios [o el nombre de tu Dios].
¡Así sea!»
Para empezar a usar el athamé, abre y cierra un círculo con él, en silencio (esto es: "corta el aire" con un movimiento circular en el sentido de las agujas del reloj, y luego en el sentido contrario a las agujas del reloj).
Durante la primera luna al menos (28 días), mantén siempre el athamé tan cerca de ti como sea posible; incluso durmiendo con él bajo la almohada
OBSERVACIONES
IMPORTANTE: Al igual que tú, tu athamé necesita cuidados. La mayoría de las hojas de los athamés serán de acero al carbono o acero inoxidable. Ambas clases de acero se oxidan, pero a velocidades diferentes. Las hojas de acero al carbono -sobre todo si se usan con frecuencia o se exponen a la intemperie- deberían limpiarse adecuadamente cada uno o dos meses, mientras que las hojas de acero inoxidable sólo requieren una limpieza cada seis meses más o menos. Si no sabes de qué acero es tu athamé, ve a lo seguro y trátalo como si fuera de acero al carbono.
Para cuidarlo, primero limpia la hoja de suciedad, polvo, arena y grasa con un trapo limpio de algodón y agua caliente. Sécala con otro trapo. Aplícale una fina capa de pulimento para metales usando una esponjita seca, asegurándote de que cubres toda la hoja pero no los elementos decorativos o de joyería que pudiera tener. Espera a que se seque, y pásale otro trapo de algodón antes de untarlo con otra fina capa, esta vez de aceite mineral. Si tu athamé tuviera partes de madera, dale aceite de linaza. Si necesitaras reparar tu athamé, ponte en contacto con una cuchillería o con un herrero (profesiones artesanales cada vez más raras de encontrar), Cuidándolo así, tu athamé te servirá durante muchos años y puede convertirse en una herencia sin igual para alguien del futuro...
Periodo de eficacia: Para siempre si no es desacralizado.
NOTAS
NO USES agua mineral embotellada o agua del grifo. Rebusca un poco y consigue agua de mar auténtica o agua de un río o lago a la que añadir sal marina.