Que es un Orixá
El Planeta en el que vivimos así como todos los mundos de los planos materiales se mantienen vivos a través del equilibrio entre las energías de la naturaleza. La Armonía planetaria solo es posible gracias al intrincado e inmenso juego energético entre los elementos químicos que constituyen estos mundos y entre cada uno de los seres vivos que habitan el planeta.
Una de las características principales del ejercicio de la práctica de la religión Umbanda en este caso es el uso de estas energías como fuente de su trabajo. El Ser Humano convive a con estas energías en el planeta desde su origen y ha sido acompañado por ellas durante todo su proceso evolutivo, estas fuerzas son las que mantienen la vida y la evolución continua así como la transformaciones en nuestro mundo externo que afectan nuestra forma de vivir, si este juego armónico se rompiera el planeta entero entraría en un caos.
Todos sabemos que el Fuego, Aire, Agua y Tierra son elementos principales que combinados dan origen a todo lo que conocemos y sentimos e inclusive conforman nuestra corporalidad física.
En Umbanda creemos que esos elementos y sus ramificaciones son dirigidos y trabajados por entidades espirituales que van desde los elementales (Espíritus en transición que actúan en este gran escenario experimental planetario), hasta los espíritus superiores que inspeccionan, dirigen y proveen el fluido vital para el trabajo continuo de crear, mantener y transformar la dinámica evolutiva en el planeta Tierra.
A esos espíritus de alta fuerza vibratoria les llamamos Orixás, usando un el vocabulario Yoruba. Estos Espíritus en la Umbanda son considerados como los máximos responsables del equilibrio de la naturaleza, estos mismos espíritus son conocidos en otras partes del mundo y en otras culturas populares o religiosas como “Ministros” o “Devas”, seres espirituales de altísima vibración evolutiva que cooperan directamente con Dios, haciendo que sus leyes sean cumplidas constantemente.
El uso de una palabra que significa “Dueño de la Cabeza” (ORI-XÁ) muestra la relación existente entre el mundo y el individuo, entre el ambiente y los seres que lo habitan. Nuestros cuerpos carnales tienen en su constitución todos los elementos naturales en diferentes proporciones. Además de los espíritus benefactores que se empeñan en protegernos, ayudarnos, auxiliarnos moralmente, contamos con un espíritu de la naturaleza, un Orixá personal que cuida de nuestro equilibrio energético, físico y emocional que contienen nuestros cuerpos físicos.
Cuando nuestros propios espíritus se manifiestan en nuestros actuales cuerpos físicos, así como en los futuros y pasados , de anteriores y futuras vidas, son influenciados por la acción de estas energías desde el momento del nacimiento. Cuando nuestra personalidad comienza a definirse, una de las energía elementales va a predominar y es ella quien va a moldear y a definir de alguna forma nuestro arquetipo humano con el fin de que podamos cumplir con la misión que hemos traído a esta vida.
El regente de esa energía predominante después de nuestro nacimiento, le vamos a denominar nuestros Orixá personal, “Jefe de nuestra cabeza”, o “Padre o Madre de nuestra cabeza”, también se le puede dar el nombre esotérico “ELEDA”. La forma como nuestro cuerpo reacciona a las diferentes situaciones durante la encarnación, tanto en lo físico como en lo emocional, está ligado al arquetipo, o la personalidad y características emocionales que conocemos a través de leyendas africanas sobre los Orixás. Junto a esa energía predominante, otras dos se colocan como secundarias a las que en la Umbanda denominaremos como “Juntos” o “Adjunto” palabras que solo quieren decirnos auxiliares de ese principal del que ya hablamos también les conoceremos según sus nombres esotéricos como “OSSI” y “OTUM”, respectivamente según sea el orden de su influencia.
Cuando un espíritu va a encarnar, son consultados los futuros padres, durante el sueño, como la concordancia en la concepción de un niño, obedeciendo a la ley del libre albedrio, una vez acordado el mismo, el trabajo empieza a dar forma al vehículo físico que habrá de utilizar ese espíritu, esta tarea se entrega a los poderosos espíritus de la naturaleza, siendo que uno de ellos asume la responsabilidad de esta tarea, este Orixá va proveer de la energía necesaria para que el feto se desenvuelva y desarrolle y se pueda manifestar la vida. A partir de este magnífico proceso, ese nuevo ser encarnado estará ligado directamente a aquella vibración que le dio origen en el vientre de su madre, es así como surge el o la “ELEDA” de ese nuevo ser encarnado, que es la fuerza primaria actuante durante la fecundación, gestación y nacimiento de ese nuevo ser humano.
Durante ese periodo los Elementales trabajan incesantemente, cada uno en su respectiva área definida, partiendo del embrión hasta formar todas las generaciones o descendencias carnales del cuerpo humano, que son moldeadas antes de nacer ese nuevo ser con su doble eterico y su cuerpo físico.
Después del nacimiento, esa fuerza elemental ira realizando una influencia gradual en la conciencia del alma y le da fuerza al espíritu sobre la forma material hasta que sea adquirida su propia personalidad por medio del libre albedrio. A partir de ese momento , esta energía pasa a actuar de forma más discreta, obedeciendo la elección hecha por esa nueva personalidad que ha sido creada, sustentándole con todo tipo de energías necesarias para el continuo mantenimiento material y su transformación, con el simple objetivo de mantener esa existencia para la realización de sus metas y la depuración de sus karmas negativos, así como la manifestación de sus Karmas positivos.
En cada encarnación, de acuerdo con nuestras necesidades evolutivas y Karmas acumulados (tanto positivos como negativos) que se completen, somos responsables de diferentes cuerpos físicos, y para cada uno de estos cuerpos nuestros, podemos contar con el auxilio, protección, sustentación y guía de uno de los espíritus de la naturaleza, o como bien sabemos un Orixá protector. Y normalmente estos se aproximan a las personas con cualidades mediúnicas desarrolladas cuando estos invocan a su “ELEDA”, en todos los rituales de Umbanda, siendo de modo especial este tipo de manifestaciones en las iniciaciones, la invocación de esa fuerza es un hecho obligatorio cuando los Médiums realizan sus asentamientos, medio de atracción de su ELEDA lleno de la energía de sus auxiliares OSSI y OTUM, solo por esta sencilla razón es una ABERRACIÓN que alguien tenga que pagar con dinero para que otro le enseñe a trabajar con sus guías, estableciendo un negocio sobre lo que la naturaleza por derecho nos ha dado GRATUITAMENTE.
ELEDA, OSSI Y OTUM forman la Triada Coronaria de todos los Médiums de Umbanda.
El Planeta en el que vivimos así como todos los mundos de los planos materiales se mantienen vivos a través del equilibrio entre las energías de la naturaleza. La Armonía planetaria solo es posible gracias al intrincado e inmenso juego energético entre los elementos químicos que constituyen estos mundos y entre cada uno de los seres vivos que habitan el planeta.
Una de las características principales del ejercicio de la práctica de la religión Umbanda en este caso es el uso de estas energías como fuente de su trabajo. El Ser Humano convive a con estas energías en el planeta desde su origen y ha sido acompañado por ellas durante todo su proceso evolutivo, estas fuerzas son las que mantienen la vida y la evolución continua así como la transformaciones en nuestro mundo externo que afectan nuestra forma de vivir, si este juego armónico se rompiera el planeta entero entraría en un caos.
Todos sabemos que el Fuego, Aire, Agua y Tierra son elementos principales que combinados dan origen a todo lo que conocemos y sentimos e inclusive conforman nuestra corporalidad física.
En Umbanda creemos que esos elementos y sus ramificaciones son dirigidos y trabajados por entidades espirituales que van desde los elementales (Espíritus en transición que actúan en este gran escenario experimental planetario), hasta los espíritus superiores que inspeccionan, dirigen y proveen el fluido vital para el trabajo continuo de crear, mantener y transformar la dinámica evolutiva en el planeta Tierra.
A esos espíritus de alta fuerza vibratoria les llamamos Orixás, usando un el vocabulario Yoruba. Estos Espíritus en la Umbanda son considerados como los máximos responsables del equilibrio de la naturaleza, estos mismos espíritus son conocidos en otras partes del mundo y en otras culturas populares o religiosas como “Ministros” o “Devas”, seres espirituales de altísima vibración evolutiva que cooperan directamente con Dios, haciendo que sus leyes sean cumplidas constantemente.
El uso de una palabra que significa “Dueño de la Cabeza” (ORI-XÁ) muestra la relación existente entre el mundo y el individuo, entre el ambiente y los seres que lo habitan. Nuestros cuerpos carnales tienen en su constitución todos los elementos naturales en diferentes proporciones. Además de los espíritus benefactores que se empeñan en protegernos, ayudarnos, auxiliarnos moralmente, contamos con un espíritu de la naturaleza, un Orixá personal que cuida de nuestro equilibrio energético, físico y emocional que contienen nuestros cuerpos físicos.
Cuando nuestros propios espíritus se manifiestan en nuestros actuales cuerpos físicos, así como en los futuros y pasados , de anteriores y futuras vidas, son influenciados por la acción de estas energías desde el momento del nacimiento. Cuando nuestra personalidad comienza a definirse, una de las energía elementales va a predominar y es ella quien va a moldear y a definir de alguna forma nuestro arquetipo humano con el fin de que podamos cumplir con la misión que hemos traído a esta vida.
El regente de esa energía predominante después de nuestro nacimiento, le vamos a denominar nuestros Orixá personal, “Jefe de nuestra cabeza”, o “Padre o Madre de nuestra cabeza”, también se le puede dar el nombre esotérico “ELEDA”. La forma como nuestro cuerpo reacciona a las diferentes situaciones durante la encarnación, tanto en lo físico como en lo emocional, está ligado al arquetipo, o la personalidad y características emocionales que conocemos a través de leyendas africanas sobre los Orixás. Junto a esa energía predominante, otras dos se colocan como secundarias a las que en la Umbanda denominaremos como “Juntos” o “Adjunto” palabras que solo quieren decirnos auxiliares de ese principal del que ya hablamos también les conoceremos según sus nombres esotéricos como “OSSI” y “OTUM”, respectivamente según sea el orden de su influencia.
Cuando un espíritu va a encarnar, son consultados los futuros padres, durante el sueño, como la concordancia en la concepción de un niño, obedeciendo a la ley del libre albedrio, una vez acordado el mismo, el trabajo empieza a dar forma al vehículo físico que habrá de utilizar ese espíritu, esta tarea se entrega a los poderosos espíritus de la naturaleza, siendo que uno de ellos asume la responsabilidad de esta tarea, este Orixá va proveer de la energía necesaria para que el feto se desenvuelva y desarrolle y se pueda manifestar la vida. A partir de este magnífico proceso, ese nuevo ser encarnado estará ligado directamente a aquella vibración que le dio origen en el vientre de su madre, es así como surge el o la “ELEDA” de ese nuevo ser encarnado, que es la fuerza primaria actuante durante la fecundación, gestación y nacimiento de ese nuevo ser humano.
Durante ese periodo los Elementales trabajan incesantemente, cada uno en su respectiva área definida, partiendo del embrión hasta formar todas las generaciones o descendencias carnales del cuerpo humano, que son moldeadas antes de nacer ese nuevo ser con su doble eterico y su cuerpo físico.
Después del nacimiento, esa fuerza elemental ira realizando una influencia gradual en la conciencia del alma y le da fuerza al espíritu sobre la forma material hasta que sea adquirida su propia personalidad por medio del libre albedrio. A partir de ese momento , esta energía pasa a actuar de forma más discreta, obedeciendo la elección hecha por esa nueva personalidad que ha sido creada, sustentándole con todo tipo de energías necesarias para el continuo mantenimiento material y su transformación, con el simple objetivo de mantener esa existencia para la realización de sus metas y la depuración de sus karmas negativos, así como la manifestación de sus Karmas positivos.
En cada encarnación, de acuerdo con nuestras necesidades evolutivas y Karmas acumulados (tanto positivos como negativos) que se completen, somos responsables de diferentes cuerpos físicos, y para cada uno de estos cuerpos nuestros, podemos contar con el auxilio, protección, sustentación y guía de uno de los espíritus de la naturaleza, o como bien sabemos un Orixá protector. Y normalmente estos se aproximan a las personas con cualidades mediúnicas desarrolladas cuando estos invocan a su “ELEDA”, en todos los rituales de Umbanda, siendo de modo especial este tipo de manifestaciones en las iniciaciones, la invocación de esa fuerza es un hecho obligatorio cuando los Médiums realizan sus asentamientos, medio de atracción de su ELEDA lleno de la energía de sus auxiliares OSSI y OTUM, solo por esta sencilla razón es una ABERRACIÓN que alguien tenga que pagar con dinero para que otro le enseñe a trabajar con sus guías, estableciendo un negocio sobre lo que la naturaleza por derecho nos ha dado GRATUITAMENTE.
ELEDA, OSSI Y OTUM forman la Triada Coronaria de todos los Médiums de Umbanda.