Unos 159-160 años tiene de existencia el libro de los espíritus, sin embargo, ¿por qué pese a la antigüedad de este y los sucesores libros en los años siguientes se siguen suscitando las mismas dudas que ellos responden?, ¿será por falta de estudio?, ¿será por falta de condiciones para entenderlos?, ¿será por otra causa? ¡No lo sé! Yo no lo puedo responder.
Al igual que muchas personas que se hallan a la procura de respuestas para restituir su equilibrio orgánico y que además no cuentan con una opción mediumnista (espiritualismo con uso de la mediumnidad) o cuentan con esa opción pero son antipáticos a ellas, yo también me hallaba contemplativo antes incógnitas cuyas etiologías intuía vagamente pero no tenía los elementos de juicio necesarios para poder convertir en un hecho inteligible, eso es, me faltaba una base intelectual en base a la cual los Espíritus y yo reconstruir el mecanismo explícito a través del cual se instauran estos desequilibrios y son posibles estos fenómenos.
Cuando entré en relación con la doctrina espirita no sólo me reencontré con mis ideas innatas de la niñez sino que además, adquirí los elementos de juicios espiritas y fenomenológicos y se dio comienzo a lo que sería la siguiente fase de mi recorrido espiritual: el encuentro entre la ciencia y lo espiritual.
Fruto de eso me encontré, dentro de un lenguaje común, explicaciones tras explicaciones para hechos y fenómenos que incluso no me interesaban saber. Posteriormente tuvieron su utilidad, alguien lo padecía y quería saber el trasfondo de ello. Por ello no puedo asimilar la experiencia que han tenido muchos de tener la dificultad para entender y asociar adecuadamente cada párrafo de estos libros a una fenomenología amplia que ellos abarcan, tanto porque lo que sucedió conmigo es inusual en relación a la inclinación mayoritaria en Venezuela al vincularse con Espíritus intelectuales más de lo que serviciales y/o religiosos, y que se favoreció mucho a raíz de también ser un individuo intelectual en el escenario de la vida, gracias a Dios, poseedor de un cerebro funcionalmente capaz de rendir intelectualmente más que el promedio, razón por la cual, es fácil el estudio y abordaje científico.
El caso es que, los médiums siguen haciéndose preguntas por demás aclaradas en la sencillez de cortos párrafos y que hoy día, los contribuyentes del espiritismo se han tenido que agotar en volver complejos con explicaciones fisiológicas que enfatizan la importancia del nivel intelectual a la hora de interpretar correctamente lo que encontraremos en el interior de estos libros.
Preguntas simples como: ¿por qué no puedo dormir? El cual tiene su origen en la propia fisiología del sueño que involucra a la glándula pineal (responsable del ciclo circadiano o del sueño asociado a la liberación de melatonina y que es además, sede de recepción de ondas y responsable del fenómeno de la mediumnidad) y el sobreestimulo que ella recibe fruto del acercamiento de un Espíritu y los fluidos magnéticos que él irradia, dentro de lo que, añadimos los hábitos tecnológicos modernos que añaden al médium otros problemas: el uso excesivo de las ondas provenientes de la tecnología que tenemos no sólo dentro de nuestras casas sino además, en nuestros bolsillos (como el móvil) o el computador delante de nosotros y que también ejerce un sobreestimulo por la vía típica que entiende el ciclo circadiano (estimulo luminoso). Conclusión: esta alteración produce cambios que apoyados en otras alteraciones de la fisiología (como los centros rítmicos orgánicos) imposibilitan que aunque haya cansancio se concilie el sueño.
Otra pregunta de simple resolución también apoyada en lo anterior es: ¿por qué padezco arritmias cardiacas o taquicardias repentinas? Pues, la fisiología entera de nuestro cuerpo depende de un estímulo energético que se traduce en electricidad, el fenómeno se conoce como “potencial de acción” o “potencial de membrana” que hace que por el movimiento hacia adentro y afuera de los electrolitos en las celulas se genere sobre la membrana celular un voltaje que desencadene un estímulo, hecho que en cadena alcanza los centros receptores y motores y produce el efecto que debe tener. El corazón posee un tejido cardiaco especializado que permite la conducción eléctrica (marcapaso cardiaco) a través de su estructura y el centro regulador de su ritmo se halla sobre la vena cava superior, el cual al estimularse por la densidad del campo electromagnético generado por el propio Espíritu y sus fluidos, sufre alteraciones según sea la naturaleza del fluido.
Bajo el mismo principio se responde el estímulo hacia el sistema nervioso autónomo que en líneas generales induce el deseo de defecar y de micción en cercanía de los desencarnados. La acidez gástrica fruto de la inducción de la digestión (secreción de jugos gástricos y ácido clorhídrico) en ausencia de alimentos, el aumento de la peristalsis en ausencia de bolo alimenticio o materia fecal en los segmentos del intestino, incluso el estímulo de los órganos genitales. Todo un cuadro adrenérgico (excitatorio) o colinérgico (depresor) que llevado en retroalimentación positiva (efectos acumulativos) participan del trance e inducción de una alcalosis metabólica y termine induciendo un estado alterado de consciencia que posibilite la disociación del control voluntario del propio Espíritu sobre ese cuerpo.
Toda la fenomenología orgánica que se produce fruto de la mediumnidad tiene su origen en cómo funciona normalmente el sistema nervioso y cómo se altera ante la cercanía de fluidos magnéticos. Ello induce funciones incongruentes por relación biológica, de ahí que la mediumnidad se haya asociado en el sentido orgánico a las enfermedades neurológicas.
En el campo psicológico y emocional, contemplamos una consecuencia de lo anterior al inducir desbalances químicos con relación a hormonas como la oxitocina, serotonina, dopamina relacionadas al bienestar, enamoramiento, placer social… Razón por la cual, el médium, influenciado por los fluidos de un infeliz, padece por la liberación inducida de hormonas en desbalance cuyo efecto biológico es la imposición de la depresión, angustia, desasosiego y estados que en el curso normal dependen mucho de la salud mental y anímica del individuo.
Todo el proceso que hace a la mediumnidad posible son procesos descritos por las ciencias encargadas de deducir el funcionamiento del organismo en sí mismo. Nada está inventando y no hay un secreto milenario que le añada mística y fantasía; todo se reduce a la interacción consciente o inconsciente, voluntaria o involuntaria, en que se halla en un mismo escenario un Espíritu desencarnado y un sujeto que por defecto posee la condición de la mediumnidad.
Pero, ¿todo eso lo dice la codificación espirita? ¡Sí, lo dice todo en párrafos de 2 líneas y a veces de 2 palabras! El punto es que, se requieren de bases intelectuales en el área de la ciencia respectiva para realizar la correcta asociación. A continuación citaré el centro focal sobre el cual el fenómeno de la mediumnidad influye en que los individuos se comporten como inadaptados que no comprenden su propia fisiología.
Aclaro que son extractos de un tema llamado percepciones, sensaciones y sufrimientos de los Espíritus dedicados en primera intención a los Espíritus desencarnados pero que en segunda intención si se ha entendido que quien lee la doctrina espirita debe asumirse a sí mismo como un Espíritu condicionándose sólo a que por estar vivo sus percepciones espiritas se hallan opacadas, nos dice a nosotros con claridad dónde está el origen de nuestros disturbios sensoriales como médium y hacia dónde se hallan las cosas que nos pueden propiciar condiciones de vida más fructíferas a nuestra salud en todos los sentidos.
Para ahorrar explicaciones me gusta decir al médium que, “nosotros los médiums estamos más muertos que vivos” y en la medida comprendemos cómo esta sensibilidad se asocia a cuán desprendido se halla nuestro Espíritu de nuestro cuerpo y si se comprende cómo el sujeto más frágil biológicamente es también el más liberado (muchos médiums dicen que al enfermar o estar cansados sufren desdoblamientos, perturbaciones o tienen percepciones fruto del debilitamiento orgánico que le da mayor libertad al Espíritu) se llegaría a un acuerdo con relación a esta hipótesis.
«237. Una vez en el Mundo de los Espíritus ¿tiene todavía el alma las percepciones que poseía cuando se hallaba encarnada? - Sí, además de otras que no tenía entonces, porque su cuerpo era como un velo que las oscurecía. La inteligencia es un atributo del Espíritu, pero que se manifiesta con más libertad cuando éste no tiene trabas.»
Un planteamiento genérico no referido a los médiums. El ser humano común, ¿cuándo adquiere la facultad sensorial para sentir lo que sentía en vida como lo que no podía percibir? ¡En la muerte! Tras la liberación del Espíritu, no obstante, hay que considerar al médium como un ser excepcional dada la situación de hallarse vivo biológicamente pero con su Espíritu gozoso de mayor libertad, acceso a la sensibilidad y percepciones que le concierne a los desencarnados. Es por ello que en nuestra condición nos compete conocer tanto lo que se refiere a las percepciones del mundo de los vivos como aquello que procede del mundo de los muertos.
Los médiums que no estudian por cualquier motivo. Ellos todo lo traducen como percepciones del mundo de los vivos, razón por la cual acrecientan sus angustias al no tener ni explicación ni cesamiento de los disturbios que experimenta y que podría controlar sencillamente. El médium no necesita ser neurólogo para entender de dónde se produce un trastorno psicomotor (movimiento mecánico contra voluntad del portador) pero si necesita saber que lo que puede estar sintiendo puede provenir de sí mismo como de algo incorpóreo, es decir, es necesario que se haga capaz de no asumir como suya la depresión, angustia, sensación e incluso la ideología del desencarnado, caso contrario, terminará buscando solución por la vía equivocada empeorando su situación una vez que introduzca tratamientos que contribuyan aún más a alterar su fisiología que ya se halla perturbada.
«245. La vista, en los Espíritus, ¿está circunscripta, como en los seres corpóreos? - No: reside en ellos.
246. ¿Necesitan los Espíritus que haya luz para ver? - Ven por sí mismos y no precisan luz exterior. Para ellos no hay tinieblas, excepto aquellas en que puedan encontrarse por expiación.»
Estas se sitúan a la par de la sensación que tiene el médium de percibir a su alrededor un escenario invisible. Él “intuye” la presencia y colocación de objetos a su alrededor, se entusiasma pero no lo explica. Ello se debe a que gozoso de su libertad, las facultades inherentes del Espíritu le retornan dentro de las limitaciones y acto seguido: su capacidad de ver se irradia en todas las direcciones. No importa si la luz está apagada o hay un muro de cualquier material impidiendo ver qué hay del otro lado.
«249 a. La facultad de oír ¿reside en todo su Ser, como la de la vista?
- Todas las percepciones son atributos del Espíritu y forman parte de su Ser. Cuando se halla revestido de un cuerpo material, aquéllas sólo le llegan por conducto de sus órganos, pero en estado de libertad las percepciones dejan de estar localizadas.»
Y esto constituye el fundamento esencial en base al cual ha de entenderse el mundo, tanto como ciudadano normal como en la condición de médium. Esta es la regla memotécnica sin la cual no existe concilio entre la razón y el fenómeno de la mediumnidad. Todos los sentidos y percepciones son inherentes al Espíritu, sufren una modulación orgánica en pro de la salud y delimitaciones funcionales del órgano biológico y para su traducción mental; una consecuencia del involucro del Espíritu que durante la embriogénesis a través de su peri-espíritu impone la organización física (incluyendo las deficiencias o enfermedades).
«250. Siendo las percepciones atributos del Espíritu mismo ¿le es posible sustraerse a ellas? - El Espíritu sólo mira y escucha lo que quiere ver y oír. Decimos esto como una generalización y, sobre todo, en lo que concierne a los Espíritus elevados, pues los imperfectos oyen y ven a menudo, quieran o no, aquello que puede resultar útil para su perfeccionamiento.»
Esto tiene una connotación bilateral muy relevante. El porqué de tanto desencarnado enloquecido causando problema a los vivos se halla en la misma causa en base a la cual hay médiums enloquecidos causando problema a los vivos. La educación de la mediumnidad y el restablecimiento del equilibrio se refiere a la educación de los sentidos y hábitos que los estimulan, creando condiciones favorables en una determinada dirección; este hecho halla su oposición en el libertinaje y descontrol característico de nuestra sociedad actual.
En el medio espirita se educa a sólo oír y ver, mediúmnicamente, aquello que nos agrada y nos favorece en la dirección deseada. No importa si todos los Espíritus de la erraticidad se empeñan en perturbarnos, la doctrina afirma que cuando se les ignora de manera irremediable ellos no tienen más que hacer que dejar de insistir, sin embargo, estarán al asecho de una oportunidad y si hay algo que le encanta al médium es oír a los Espíritus sin discriminar su procedencia, se complacen de sentir los fluidos, y a raíz de eso, los Espíritus vienen y van como Pedro por su casa aprovechándose del permiso que el propio médium ignora ha otorgado.
En el campo de la obsesión es indispensable aprender a ignorar y no oír lo que dice e induce a sentir el Espíritu obsesor. Sin ello, pasarás cada día de tu vida obsesado, si no por ese Espíritu, por 1 millón de los miles de millardos que existen (cifra minoritaria especulativa).
Si usted no establece un riguroso filtro que autorice la manifestación solamente a aquello que le hace bien y defiende con firmeza ese filtro sin hacer nunca excepción de ello, estará como un canal de radio eternamente abierto a las ondas que provienen de todas partes. Acto seguido, el individuo anda angustiado por la interferencia de muchas personalidades y ya no reconoce ni quién es.
Todo médium tiene el deber de crearse hábitos de vida y una disciplina que cuide su equilibrio. Debe tener un filtro selectivo que reprenda por sistema automático de descarte a los Espíritus que no reúnan los requisitos sensatos. Si a usted no le gusta que le revelen cosas de la vida oculta, ¡no permita que hablen los que les gusta revelar la vida oculta! Así no vendrán a decirle cosas dolorosas que otros hacen y que en vista que saberlo o no es inútil a la hora de apaciguar el dolor de la herida que ese hecho causa, conviene en ocasiones ni enterarse de la suciedad que otros hacen, no obstante, lo planteo porque es un medio a través del cual mucho se atormenta y destruye la armonía.
Este tema es interesante y yo invito a releerlo completo pero darle una interpretación extensa y orientada hacia nuestros intereses. De esa manera entender estas realidades aplicadas no sólo hacia los desencarnados sino hacia nosotros mismos que nos hallamos en un desorden espiritual cuyas consecuencias son el desequilibrio que vivimos y que defendemos que el ejercicio de la pastelería (dicho popular que se refiere a ir de un lado a otro).
Los trastornos mentales asociados a la mediumnidad tienen su origen en la amplitud de las percepciones y sensaciones que reciben por su condición. Los trastornos psicomotores tienen su origen en el efecto del magnetismo de los Espíritus sobre la fisiología del sistema nervioso, receptores y centros motores del organismo. Es un fenómeno que va de lo espiritual a lo físico pero cuya manifestación es un producto orgánico.
Hay una media constante que se ha establecido a lo largo de los años de personas que saturan medios de comunicación como Skype (ya no lo uso), Facebook, Whatsapp realizando las mismas preguntas e intentando resolver los abordajes temáticos más simples requiriendo para ello largas conversaciones. Humanamente y en un país donde ya 3 trabajos no te aseguran el pan, sería muy oportuno a la educación de la comunidad en general que se atrevan a preguntar o sugerir (aunque sea en privado) que intente responder a una interrogante que tienen, así, otras personas que la comparten en las redes la hallarán y se responderán. Doy mucho énfasis en el acto de compartir testimonio e incluso interrogantes para hacer constatar a otros que no están solos, que hay otros con las mismas experiencias y dudas.
El escenario protagónico del espiritismo es el cuestionario pregunta-respuesta.
¿Alguna pregunta?
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«Aparte del Espíritu protector ¿está unido un mal Espíritu a cada individuo, con miras a incitarlo al mal y darle ocasión de luchar entre el bien y el mal?
- "Unido" no es la palabra exacta. Bien es verdad que los malos Espíritus tratan de desviar del camino recto al hombre cuando se les presenta la oportunidad: pero si uno de ellos se apega a un individuo, lo hace por determinación propia, porque espera que el hombre le haga caso. Entonces se desarrolla una lucha entre el bueno y el malo, y la victoria corresponderá a aquel cuyo dominio el individuo entregue»
Libro de los Espíritus, cuestión 511.
