Actitudes que drenan energía
 
1-Pensamientos obsesivos.
 
Pensar gasta energía y todos nosotros sabemos de eso. Permanecer removiendo un problema cansa más de  lo que un día entero de trabajo físico. Quien no tiene dominio sobre sus pensamientos – mal común al hombre occidental, se vuelve esclavo de la mente y acaba gastando la energía que podría ser convertida en actitudes concretas, más allá de alimentar todavía más los conflictos. No basta estar atento al volumen de pensamientos, es necesario prestar atención a la calidad de ellos. Pensamientos positivos, éticos y elevados pueden recargar las energías, mientras, el pesimismo consume energía y atrae más negatividad para nuestras vidas.
 
2-Sentimientos tóxicos.
 
Choques emocionales y rabia intensa también agotan las energías, así como resentimientos y daños nutridos durante años seguidos. No es de extrañar que muchas personas permanecen estancadas y no son prosperas. Eso ocurre cuando la energía que alimenta el placer, el éxito y la felicidad es gastada en la manutención de sentimientos negativos. Miedo y culpa también gastan energía, y la ansiedad descompensa la vida. Por otro lado, los sentimientos positivos, como la amistad, el amor, la confianza, el desprendimiento, la solidaridad, la auto-estima, la alegría y el buen humor recargan las energías y dan fuerza para emprender nuestros proyectos y superar obstáculos.
 
3-Malos hábitos – falta de cuidado con el cuerpo.
 
Descanso, buena alimentación, hábitos saludables, ejercicio físico y el placer son siempre colocados en segundo plano. La rutina corrida y la competitividad hacen que haya negligencia en relación a aspectos básicos para la manutención de la salud energética.
 
4-Huir del presente.
 
Las energías son colocadas donde la atención es enfocada. El hombre tiene la tendencia de pensar que en el pasado las cosas eran más fáciles: “¡buenos tiempos aquellos!”, acostumbran decir. Tanto los saudosistas que se apegan a los recuerdos del pasado, como aquellos que no consiguen olvidar los traumas, colocan sus energías en el pasado. Por otro lado, los soñadores o las personas que viven esperando por el futuro, depositando en él su felicidad y realización, dejan poca o ninguna energía en el presente. Y es apenas en el presente que podemos construir nuestras vidas.
 
5-Falta de perdón.
 
Perdonar significa soltar resentimientos, daños y culpas. Liberar lo que ocurrió y mirar adelante. Cuanto más perdonamos, menos equipaje interior cargamos, gastando menos energía al alimentar las heridas del pasado. Más de lo que una regla religiosa, el perdón es una actitud inteligente de aquel que busca vivir bien y quiere sus caminos libres, abiertos para la felicidad. Quien no sabe perdonar a los otros y a sí mismo, queda “energéticamente obeso”, cargando fardos pesados.
 
6-Mentira personal.
 
Todos mienten a lo largo de la vida, pero para sustentar las mentiras mucha energía es gastada. Somos educados para desempeñar y no para ser nosotros mismos: la joven buenecita, el machón, la víctima, la madre extremosa, el corajoso, el padre enérgico, el mártir y el intelectual. Cuando somos nosotros mismos, la vida fluye y todo ocurre con poquísimo esfuerzo.
 
7-Vivir la vida del otro.
 
Nadie vive solo y, por medio de los relacionamientos interpersonales, evolucionamos y nos realizamos, pero es preciso tener noción de límites y saber madurar también nuestra individualidad.  Ese equilibrio nos resguarda energéticamente y nos carga. Quien cuida de la vida del otro, sufriendo sus problemas e interfiriendo más de lo que es recomendable, acaba no teniendo energía para construir su propia vida. El único premio, en ese caso es la frustración.
 
8-Líos y proyectos inacabados.
 
Los líos afectan mucho a las personas, causando confusión mental y emocional. Un truco legal cuando la vida anda confusa es arrumar la casa, los armarios, gavetas, la bolsa y los documentos, más allá de hacer una limpieza en lo que está sucio. A la medida en que ordenamos y limpiamos los objetos, también colocamos en orden nuestra mente y corazón. Puede no resolver el problema, pero da alivio. No terminar las tareas es otro “escape” de energía. Todas las veces que usted ve, por ejemplo, aquel trabajo que no concluyó, él le “dice” inconscientemente: “¡usted no me terminó! ¡usted no me terminó!” eso gasta una energía tremenda. O usted la termina o libérese de ella y asuma que no va a concluir el trabajo. Lo importante es tomar una actitud. El desenvolvimiento del auto-conocimiento de la disciplina y de la terminación hará que usted no invierta en proyectos que no serán concluidos y que apenas consumirán su tiempo y energía.
 
9-Apartamiento de la naturaleza.
 
La naturaleza, nuestra mayor fuente de alimento energético, también nos limpia de las energías estáticas y desarmónicas. El hombre moderno, que habita y trabaja en locales muchas veces enfermizos y desequilibrados, se ve privado de esa fuente maravillosa de energía. La competitividad, el individualismo y el estrés de las grandes ciudades agravan ese cuadro y favorecen el vampirismo energético, donde todos chupan y son chupados en sus energías vitales.
 
10-Pereza, negligencia.
 
Es falta de objetivos en la vida. Este ítem no requiere muchas explicaciones, negligencia con su vida denota también negligencia con sus dones y potenciales y, principalmente, con su energía vital. Aquello de lo que usted no cuida, alguien viene y se lleva. El resultado: más pereza, flojera, sueño…
 
11-Fanatismo.
 
Pasa un viento: “¡¡¡Ay Dios mío!!! ¡¡¡Hay energía mala aquí!!!” alguien mira hacia usted: “¡Oh! ¡¡¡Cielos, ella está muriendo de envidia de mí!!!” en fin, todo es espíritu malo, todo es energía del mal, todo es cosa del otro mundo. Esas personas fanáticas y sugestionables también adoran seguir “maestros y gurús” y depositar en ellos la responsabilidad por su destino y felicidad. ¡Es fácil, fácil manipular gente así y no solo en términos de energía, sino también en relación a la cuenta bancaria!
 
12-Falta de aceptación.
 
Personas revueltas con la vida y consigo mismas, que no aceptan sus vidas como ellas son, que rechazan y hacen poco caso de aquello que tienen. Esos individuos viven en constante conflicto y fuera de su eje. Y, por no valorar y no tomar posesión de sus tesoros – porque todos nosotros tenemos dadivas – son fácilmente “robables”.
 
Lo importante es aprender a aceptar y agradecer todo lo que tenemos (no confundir con acomodación). Cuando usted agradece y acepta queda en estado vibracional tan positivo que la intuición y la creatividad son despertadas. ¡Surgen, entonces, las posibilidades de transformar la vida para mejor!