Me decanto por la respuesta dada por Espiritista, me parece más que excelente y objetiva. Aparte, toda espiritualidad se rige por unas normas que deben ser acatadas, una persona que se aproxima a la espiritualidad y como un mercenario pretende beneficiarse evaluando lo que le viene a conveniencia es una falta de respeto a los propósitos elevados, pretenden como quien dice tener a Dios en la palma de la mano y retan directamente su voluntad cuando rechazan las circunstancias de la vida aún siendo naturales; yo no soy un ser mercenario, no comprometo mi alma por la inconsciencia de las personas que por debilidad se permiten seducir por las sugerencias enfermizas de los malos para venir a querer que yo me convierta en cómplice de un crimen a las Leyes Divinas, y me reservo el resto de los comentarios extraídos de la experiencia con los espíritus de varias vertientes al respecto porque podría ser muy hiriente para quienes encuentran justificativos para esas acciones y se terminan por lavar las manos al final. Yo sé el tipo de mundo que deseo y tengo mis modelos a seguir en base a ese objetivo, no tengo la necesidad de hacerme experto en el mal para luchar contra él ni saberme defender, basta con entender los mecanismos bajo los cuales accionan ciertas cosas para saber utilizar los recursos en un objetivo opuesto a ese y finalmente, si hoy me dispongo a ser bueno y me asedian tantos oscuros es porque en mi pasado ya he sido muy malo, razón por la cual al contrario de lo que se piensa, lejos de aprender sobre el mal para protegerme de ello necesito es aprender sobre el bien para liberarme del mal. Por cierto, nadie levanta juicio respecto a quienes hacen eso porque ellos mismos se destruyen en el desconocimiento o rebeldía frente a la Leyes Divinas que le harán juicio a su consciencia, manifiesto apenas que yo no entiendo lo que conlleva a estas personas a caer en tales acciones considerando que yo no me he beneficiado de un solo trabajo espiritual aparte de las limpiezas aunque esté en necesidad, eso incluye trabajos para mejorar la economía, la salud, el amor o cualquier otro aspecto humano que a conclusión de mis reflexiones nunca tuve motivos suficientes para aceptarlo aún cuando se me ofreció ayudarme con alguno sin yo tener que invertir absolutamente nada, apenas dar mi consentimiento; si aquí vengo a sufrir sufriré, eso es lo que Dios me mandó y prefiero superar mis dificultades cantando esperando que un espíritu bueno de donde sea venga a ayudarme según lo que merezco y no creerme merecedor de más que eso, gracias a eso sin la necesidad de pedir a éste o aquel, tanto de aquí como de otros astrales los espíritus me han encontrado merecedor de auxilios en los momentos difíciles, yo respeto su postura, pero lo invito a meditar sobre las palabras a conjugar porque más que ser nosotros quienes vamos a ofender a algún enfermo de vanidad que espera reconocimiento por su practica, un descalificativo o manejo de un asunto que hiere la sensibilidad de quienes han sufrido mucho victima de esa doble moral vista por doquier ofende a su propia comunidad y más que eso, ofende al resto de las comunidades que en su desespero se refugiaron en cualquier cosa para darle sentido a los sufrimientos a los cuales se vieron sometidos por la falta de compasión y amor de gente que no valora más que lo que ven frente al espejo cada día. Para el espirita la moral lo es todo, fuera de ella nada tiene ningún valor por tanto esto: "Un guía que no enseñe principios morales y éticos antes que nada es cualquier cosa menos un Espiritista de verdad" en la religión que sea que se defina como redentora es una ley. Los paes de la Umbanda afirman "tolerar la ignorancia no es compartirla".
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«Aparte del Espíritu protector ¿está unido un mal Espíritu a cada individuo, con miras a incitarlo al mal y darle ocasión de luchar entre el bien y el mal?
- "Unido" no es la palabra exacta. Bien es verdad que los malos Espíritus tratan de desviar del camino recto al hombre cuando se les presenta la oportunidad: pero si uno de ellos se apega a un individuo, lo hace por determinación propia, porque espera que el hombre le haga caso. Entonces se desarrolla una lucha entre el bueno y el malo, y la victoria corresponderá a aquel cuyo dominio el individuo entregue»
Libro de los Espíritus, cuestión 511.