En las sombras del Umbral
Los espíritus que todavía no están suficientemente evolucionados para juntarse a una colonia, tienen grandes posibilidades de ir a parar en mundos inferiores del plano espiritual, en una región conocida como umbral.
A pesar de oscuro y lleno de energías negativas, el Umbral no es, como generalmente describe el infierno del catolicismo, un castigo eterno. Según las enseñanzas de Allan Kardec, allá los espíritus tienen oportunidad de evolucionar y, paso a paso, alcanzar las esferas superiores.
En esta región, así como en la Tierra, en las colonias o en cualquier lugar del plano material o espiritual, los espíritus tienen la oportunidad de aprender a través del estudio, de la oración y de la evocación de buenos pensamientos.
Lo importante de verdad, en cualquier etapa del camino, es recordar que el viaje está apenas comenzando.
A pesar de oscuro y lleno de energías negativas, el Umbral no es, como generalmente describe el infierno del catolicismo, un castigo eterno. Según las enseñanzas de Allan Kardec, allá los espíritus tienen oportunidad de evolucionar y, paso a paso, alcanzar las esferas superiores.
En esta región, así como en la Tierra, en las colonias o en cualquier lugar del plano material o espiritual, los espíritus tienen la oportunidad de aprender a través del estudio, de la oración y de la evocación de buenos pensamientos.
Lo importante de verdad, en cualquier etapa del camino, es recordar que el viaje está apenas comenzando.
Última edición por Alianza Naiguatá el Jue Nov 17, 2016 10:21 pm, editado 1 vez
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«Aparte del Espíritu protector ¿está unido un mal Espíritu a cada individuo, con miras a incitarlo al mal y darle ocasión de luchar entre el bien y el mal?
- "Unido" no es la palabra exacta. Bien es verdad que los malos Espíritus tratan de desviar del camino recto al hombre cuando se les presenta la oportunidad: pero si uno de ellos se apega a un individuo, lo hace por determinación propia, porque espera que el hombre le haga caso. Entonces se desarrolla una lucha entre el bueno y el malo, y la victoria corresponderá a aquel cuyo dominio el individuo entregue»
Libro de los Espíritus, cuestión 511.