Energía

Robson Pinheiro, médium y escritor espirita, habla sobre las nuevas dimensiones de la bioenergética humana.

Podemos describir algunos tipos de comportamientos y de actitudes de lo cotidiano que interfieren profundamente en las reservas energéticas de cada uno. Al observar las variadas formas de desgaste vital y de perdida de energía, tan comunes en nuestros días, podemos enlistar casi 2 docenas de factores que provocan este tipo de fatiga, consumiendo las reservas energéticas de muchos. Vamos a direccionarnos en detalles sobre cada uno de los puntos.

1-La importancia del sueño.

El suelo es una de las formas más preciosas de abastecimiento energético, por medio de él la consciencia absorbe estímulos directamente de la fuente primordial, el ambiente extrafísico, en el cual encontramos reservas inagotables de energía. Más allá de este hecho de orden interno, el hecho de dormir abastece el cuerpo astral, que, una vez proyectado fuera del cuerpo físico, se revitaliza en el contacto con el ambiente extrafísico y sus reservas energéticas, tan importantes para el equilibrio vital y el metabolismo del cuerpo psicosomático.

También es por medio del sueño que el cerebro físico se recompone para recibir nuevas informaciones tras el periodo de descanso, así como para acceder a los registros nemotécnicos del cuerpo mental o astral. El cerebro humano no fue programado para funcionar ininterrumpidamente sin desgastarse.

La falta del sueño podrá provocar disturbios profundos, sensación de malestar, incapacidad física y mental de reaccionar, actuar, interactuar y vivir las experiencias de lo cotidiano.

Un análisis profesional es de inmenso provecho para aquellos que sufren de insomnio y de perdidas energéticas asociados al sueño.

2-Conflicto entre la necesidad de un periodo de sueño satisfactorio y el periodo de sueño disfrutado.

Entre los estudiosos de la holística es consenso que la persona necesita encontrar un término medio entre su necesidad particular de disfrutar del sueño y satisfacerse con él – visualizando alcanzar los beneficios que describimos en el ítem anterior – y el tiempo del que dispone para dormir.

Muchas personas no duermen en horario natural, que debería ser dedicado al sueño. Incluso con el desgaste energético y la falta de productividad en el día siguiente, acostumbran sucumbir al sueño en el horario en que deberían estar produciendo, trabajando, interactuando socialmente y profesionalmente. En estos casos, el desgaste orgánico o vital se acumula poco a poco, más allá de la frustración cotidiana con que se deparan, por no conseguir conciliar su necesidad natural de reposo con el tiempo del que disponen para dormir. Hay una disparidad, algunas veces fruto de la rebeldía en no admitirse incapaz de reabastecerse convenientemente del modo como se vienen comportando.

Ocurre una negativa fuerte y sistémica en adaptarse al ritmo que el cuerpo y la mente exigen para no ocurrir el desgaste prematuro de las fuentes energéticas.

En este caso, es preciso empeñarse para reeducar la mente y reciclar ideas al respecto de los propios límites, de las necesidades particulares y de la organización del tiempo, con vistas a respetar el equilibrio vital y emocional.

3-Emociones descontroladas, efervescentes en ebullición.

El desequilibrio de las emociones provoca natural perdida de energía concienciar, es decir, del quantum energético que la consciencia emplea para dar vida al cuerpo y accionar el intelecto.

El aumento del número de personas descontroladas o dependientes emocionalmente, melindrosas, con posturas castradoras, dominadoras o chantajistas, entre otras, muestra una cara más de la pérdida o desgaste energético.

El desequilibrio emocional es responsable por la mayoría de los desgastes y de las depresiones energéticas, de los robos y de las pérdidas de vitalidad. Los consultorios que trabajan con terapias energéticas o magnéticas están repletos de casos en que el consultante se presenta completamente desvitalizado y, tras someterse al proceso de re-energización, demuestra acentuada mejora. Todavía, aunque personas con turbulencia emocional crónica puedan efectivamente beneficiarse con alguna practica bioenergética, en la gran mayoría de las veces se nota el regreso al cuadro inicial y, en ciertas ocasiones, hasta un recrudecimiento de los síntomas. Creo que en estos casos la persona puede estar procurando soluciones externas para problemas internos. Beneficiándose de algún modo, es claro, pero, como no están dispuestas a educar las fuentes de pensamiento, tampoco las emociones, no es de esperarse otra cosa, sino el re-aparecimiento del desequilibrio. Si no hubiera re-educación del pensamiento y de las emociones tan pronto se verifique la mejora proporcionada por los tratamientos energéticos, todo retornará a lo que era antes. Como la situación de bienestar fue un préstamo, un recurso externo, cabe al consultante conservar este estado, lo que solo será posible con el cambio interior. De lo contrario, así al cesar la terapia vendrá al tono el estado anterior, pues no se supe crear condiciones para mantener la armonía motivada por el terapeuta y no se desenvolverán las bases emocionales ni las actitudes que pudiesen llevar a la persona a un estado de calidad energética.

4-Esfuerzo físico incompatible con el estado de salud y la realidad del cuerpo.

En nuestra sociedad, los individuos presentan características dispares de comportamiento. Es común haber quien no reacciona ni actúa en conformidad con los límites de sus posibilidades físicas o de salud.

Pero no hablamos apenas del exceso de trabajo, desproporcional para un cuerpo que no posee condiciones de dedicarse a éste de manera intensa. Hay la situación opuesta, bastante frecuente, de aquellos que no trabajan, llevan una vida ociosa e improductiva, con el cuerpo en plenas condiciones de producir. Parece que estas personas se jubilaron de la vida y aguardan ansiosas el fin definitivo del trabajo, para jamás correr el riesgo de tener que trabajar nuevamente. Esperan el mundo acabar y se acaban en la inutilidad que se obligan a vivir. Este estado gravísimo más observado, principalmente en el sexo masculino, tras la conquista de la jubilación.

Es natural que, frente de un cuadro de inactividad, postración, haya una reacción fisiológica compatible con la actitud del individuo. En razón del exceso de ociosidad, el cuerpo pasa a corresponder de forma más o menos intensa, pero progresiva, a la falta de actividad productiva. La salud, no apenas del vehículo somático, pero como expresión más amplia de equilibrio vital y emocional, queda seriamente comprometida frente del irrespeto a los límites y la capacidad productiva del ser.

5-Falta de nutrientes naturales ofrecidos por el planeta.

La larga difusión de alimentos y bebidas industrializados, diversos de los cuales con grado de toxicidad comprobado y alto tenor alcohólico, acaban por provocar un cambio gradual, pero consistente, en el comportamiento de la población. La opción por la vida artificial o su valorización, intensamente estimulada por la publicidad y por los medios de comunicación de masa, elevó la simpatía de millones de personas, que cambian precozmente las fuentes naturales de abastecimiento vital por las drogas sociales, de modo especial, el alcohol, cerveza y otras bebidas, refrigerantes y cada vez más alimentos llamados energéticos, aunque poseedores de aditivos químicos, escasas en nutrientes y nada saludables, han hecho parte de la dieta regular de gran número de personas por todo el mundo y en cantidades a cada día mayores.

Los hábitos naturales, como la ingestión de agua, por ejemplo, acaban perdiendo espacio frente de las novedades que vienen siendo incorporadas a lo cotidiano de las personas. El aire, más contaminado día tras día, es asimilado con naturalidad por billones de personas que no perciben los cambios lentos operándose en su metabolismo, de tal forma intensa que afectan las estructuras internas y etéricas de sus organismos. El contacto con las fuentes naturales deja a lo poco de ser un comportamiento cotidiano para transformarse en un medio de diversión de pocos individuos considerados extraños o excéntricos.

¿Cómo mantener el abastecimiento vital del organismo si estamos progresivamente apartándonos de los ambientes naturales? ¿Cómo no sentir los choques vibratorios y vitales que invaden la privacidad del cuerpo físico y de las emociones si nos distanciamos gradualmente de las reservas energéticas que nos mantenían robustecidos? Aire y agua puros son grandes conductores de la energía cósmica y del prana. Cualquier individuo que se aparte de los ambientes naturales por cualquier motivo debería, de tiempo en tiempo, programar un retorno a estos lugares, a fin de reabastecerse.

Ríos y cascadas, mares, bosques y montañas, más allá de ser reservas naturales, son potentes fuentes de energía natural. En el contacto con tales elementos, sagrados para la ecología planetaria, el organismo se rehace, el cuerpo eterico o vital se recompone y el psicosoma promueve intenso intercambio con las energías magnéticas encontradas. Muchas disfunciones psicofísicas son curadas mediante el contacto más intenso con ángulos donde las energías vírgenes de la naturaleza encuentran libre curso. Beber agua de manera regular hace que el organismo físico absorba mayor concentración energética, principalmente el agua mineral natural, pues el agua es el vehículo de concentración vital y energético por excelente.

6-Ejercicio físico insuficiente.

¿Cuántas personas pasan su tiempo o dejan el tiempo pasar por ellas sin disfrutar de un momento siquiera para ejercitar los músculos? Al experimentar el ejercicio físico, incluso durante pocos minutos diarios, el individuo hace que las energías vitales circulen en su organismo liberando toxinas o deshaciendo uniones energéticas perjudiciales. La falta de ejercicio diario, más allá de afectar el desempeño del cuerpo y de la mente, hace que la pereza encuentre libre acceso y así se establezca el caos orgánico, por la improductividad.

Difícilmente una persona que no se ejercita podrá adquirir resistencia física o energética, pues los canales de energía también se obstruyen como ocurre con venas y arterias. Esta obstrucción de los meridianos produce un estado casi permanente de debilidad y desvitalización. Es común que individuos sedentarios se molesten con mayor intensidad de los impactos energéticos inherentes al día a día. Esto ocurre porque las energías absorbidas en su cotidiano acaban por estancarse debido a la ausencia de movimiento y al marasmo del cuerpo, en vez de circular y disiparse naturalmente. Formaciones energéticas depresoras a lo poco obstruyen la circulación energética, densificando o saturando el cuerpo eterico, que pierde en frescura y plasticidad.
Perdurando la situación de inactividad física, todo el proceso tiende a agravarse, lo que acaba por minar las resistencias inmunológicas del doble eterico, dejando la persona con mayor sensibilidad no solamente a los impactos magnéticos y descargas energéticas, sino también a los ataques conciénciales de la esfera extrafísica.

7-Factores climáticos y atmosféricos adversos.

El clima es otro factor importante a ser evaluado cuando alguien se siente desvitalizado. Mucha gente tiene poca resistencia al calor, por ejemplo, o al frío; así, en una ocasión u otra, deparará con mayor dificultad de producción y menor rendimiento en sus actividades. Notablemente el calor excesivo podrá causar trastornos de orden vital, imponiendo evidente perdida energética, principalmente las de naturaleza emocional.

La variación constante o brusca de clima, así como los fenómenos de gran impacto, como tempestades, vendavales, lluvias torrenciales, resacas marinas y catástrofes naturales; mueven cuotas intensas de energía del medio ambiente, y mucha gente es sensible a tales agitaciones. Cuerpos físicos humanos corresponden siempre y casi que inmediatamente a las variaciones climáticas; basta estar atento para percibirlas. Al considerar la propia estructura del soma, vemos que ella responde de forma análoga a las transformaciones ocurridas en el ecosistema planetario. Más allá, es uno de los presupuestos de la holística la integración o interdependencia entre macrocosmo y microcosmo.

Al emitir un diagnóstico para las llamadas perdidas energéticas, no se puede dejar de tomar en cuenta el factor climático, pues el hombre es parte de la naturaleza, a pesar de las convicciones del mundo moderno, y con ella interactúa sin cesar.

8-Falta de resistencia del cuerpo físico, o cuerpo con pocas posibilidades vitales, debido a factores karmicos o accidentales.

Muchos egos o consciencias, al elaborar un cuerpo físico para sí, en el proceso de reencarnación en el planeta Tierra, atraen un contingente de células físicas desorganizadas, en correspondencia natural a su estructura psicológica necesitada de re-educación, y en resultado de él. En esta situación, el cuerpo nace deficiente de alguna manera, sea en el aspecto externo funcional, sea en el ámbito de la vitalidad. Encontramos el último caso en personas que traen la apariencia constante de enfermedad, desvitalización, apatía o fragilidad emocional. Es lógico suponer que elementos de orden karmico deben haber contribuido para la formación de un cuerpo con algún tipo de deficiencia. Sin embargo, más allá de la posible causa de naturaleza kármica, pueden ocurrir algunas disfunciones cuyo origen está asociado a accidentes antes del nacimiento, en el útero materno, o incluso tras el parto, causados por factores como ignorancia, negligencia, retrospección y muchos otros, y no por circunstancias reencarnatorias.

Cierto es que tales personas se presentan con los cuerpos físicos y eterico visiblemente debilitados debido a limitaciones propias de sus experiencias particulares. Forzosamente, tal situación nos lleva a constatar que organismos físicos o eterico dotados de estas características probablemente deben ofrecer poquísimas condiciones de equilibrio. Usados por la consciencia en carácter temporal estarán remolcados a los orígenes desarmónicos descritos, por toda la encarnación. En posesión de sus cuerpos, pero no siendo ellos los cuerpos en sí, tales individuos se encuentran presos a inquietudes y limitaciones severas, deficiencias, incapacidades y otros tipos más de adversidades. Hay todavía una variación de este cuadro, expreso como desgaste natural de los cuerpos físicos y eterico, tornando al ser incapaz para la realización de algunas tareas o con graves dificultades de mantener estados emocionales de orden superior. Es que, en su mayoría, sucumbe frente de las limitaciones físicas o energéticas, reales o aparentes, y se entregan a la depresión, al daño y a sentimientos desequilibrados, en la tentativa desesperada de antagonizar la dificultad o protestar contra la situación temporal. Casos así exigen, más allá del atendimiento especializado y regular por parte de la medicina, acompañamiento emocional permanente, pues que no solamente el cuerpo físico está desgastado, limitado o debilitar, pero principalmente los cuerpos eterico y emocional o psicosoma. En resumen, no ayuda “tapar el sol con el pulgar”, como dice el viejo dicho. Aunque la fuerza y el coraje, la disciplina y las conquistas de algunos individuos que vivencian las situaciones mencionadas, es imperioso haber acompañamiento o tratamiento emocional y reeducativo de las bases del pensamiento. Hay que rendirse al buen sentido y admitir que determinadas tareas o estructuras de vida son inapropiadas para quien vive impedimentos de esta naturaleza. Nadar contra la corriente, ir en la dirección contraria a que las necesidades apuntan tal vez conllevar un desgaste que la consciencia no está pronta para administrar.

El espíritu acaba por sucumbir, extenuado, tras diversas tentativas contrarias a la naturaleza del organismo, de los cuerpos físicos y eterico de los cuales se sirve.

¿Cómo atender, entonces, que una persona con profundas deficiencias emocionales y energéticas y serias limitaciones en su campo energético personal se dedique a tareas en las cuales es necesario donar bioenergía?¿De qué fuente extraerá recursos energéticos para transmitirlas a otros, si ella propia oscila constantemente entre estados e mayor o menor desarmonía energética? ¿Cómo mantener la apariencia de equilibrio energético y emocional, cuando la naturaleza o la propia consciencia designó para sí un sistema orgánico que atestigua a todo instante, su carencia vital, emocional y energética?

Con efecto, algunos superan innumerables desafíos e consiguen mantener, por un tiempo dilatado, algo que se asemeja a la armonía. Sin embargo, al referirnos al estado de equilibrio necesario al desempeño de la actividad terapéutica con bioenergía, nos dirigimos mucho más al factor energético-vital, a las reservas de energía y vitalidad del doble eterico y del cuerpo astral, de lo que propiamente a los impedimentos de orden físico, que pueden ser enmascarados. No hay como ignorar que es de las fuentes intrínsecas al cuerpo vital que el magnetizador extraerá las bioenergías que transmite en el acto de la donación, manipulación o transmutación fluidica. Preguntamos, entonces, manipulación o transmutación fluidica. Preguntamos, entonces, reiteradamente: ¿y si las propias reservas estuvieran comprometidas? ¿Cómo mantener un nivel vital mínimo para donar a otros?

Creo que es preciso buen sentido, sabiduría y visión desapasionada para verificar cuando los obstáculos naturales que se interponen entre el deseo y la condición real del individuo se constituyen en verdaderos impedimentos en el momento en que la consciencia se manifiesta en el mundo con vistas a su propia re-educación. Se debe buscar siempre la coherencia con su propia estructura orgánica y energética.

9-Factores emocionales extremos: decepciones, cansancio mental y emocional.

Algunos factores dificultan la absorción de las energías que mantienen el equilibrio vital. En el planeta Tierra, en el presente momento evolutivo, están incorporados en los cuerpos humanos egos o consciencias, en su gran mayoría, carentes de reeducación emocional. Por la simple observación, se deduce que las personas en general son bastante permeables al descontrol emocional y energético, cuyas bases remontan al pasado reencarnatorio de las multitudes. Verificamos en cuanto a las cuestiones emocionales, con sus matices y sus agravantes, interfieren en el tonus vital de cada uno.

Gran número de personas atribuye su desgaste y descontrol a agentes de la dimensión extrafísica, a veces hasta como pretexto para justificar su comportamiento. Así, insiste en continuar negando o desviando la atención de las propias deficiencias emocionales y de la desorganización moral que trae impregnada en su ser, en un fenómeno clásico denominado por la psicología como proyección. Muchos están sumergidos en un mar de emociones descontroladas o viven en los límites del equilibrio emocional, pero no están dispuestos a encarar la propia debilidad, pues que es más atrayente acreditar tales perdidas, desgastes y daños energéticos a terceros. De ahí a elegir causas fantasiosas, de naturaleza mística, extrafísica o extra-sensorial, es un paso. Luego aparecen argumentos que acreditan tales disturbios a la paranormalidad o a la mediumnidad descontrolada no desarrollada, etc. De esta manera, a un solo tiempo, se sustenta el desequilibrio emocional y se obtiene destaque para sí, rellenando la carencia por atención, pues hay cierto estatus en ser víctima de fuerzas ocultas y sobrenaturales, ¿no? para estos individuos, parece que sí. Es muy común encontrar este tipo humano buscando soluciones religiosas, prodigiosas y fantasiosas para la problemática que es interna, psicológica y emocional.

Él atribuye a un agente externo, sea un espíritu o un supuesto trabajo de magia que objetiva perjudicarlo, el propio descontrol, desequilibrio y, a veces, hasta incluso la fuga de la realidad. Al topar con presuntos terapeutas, guías espirituales desinformados e incapaces de variada especie, con profundas tendencias místicas, se entrega mayores desvaríos, hasta desembocar en amargas decepciones y tragedias personales. He aquí como millares, estacionados en una postura mística y sin ningún sentido práctico de la vida, se entregan, con facilidad y naturalidad impresionante, a la conducción ciega y peligrosa de individuos llenos de segundas y terceras intenciones.

El caos emocional que no es trabajado convenientemente acaba produciendo insatisfacción, constreñimiento y pérdida de tiempo, con consecuente aumento apreciable de la problemática inicial. Posponer indefinidamente el enfrentamiento de aquello que incomoda, transfiriendo responsabilidades, es de los caminos más dañinos y drásticos que pueden ser tomados. Con el pasar del tiempo, el ser construye una realidad paralela y, enredado en medio a tantas disculpas, justificativas y explicaciones que inventó para enmascarar la fuga insensata de sus reclamos internos, o sabe más como conducirse, perdiendo las riendas de su propia vida. Evidentemente, vive casi siempre en estado de perdida energética o de pseudo-obsesión.

10-Desconforto emocional y enfermedades del alma.

Muchas anomalías energéticas son generadas a partir de algunas emociones de carácter enfermo, notablemente daño, resentimiento y miedo excesivo, más allá de actitudes igualmente nocivas, como fuga, constreñimiento y abatimiento extremos. Factores como esos crean algo semejante a asimilación de energías externas o limitando el poder de transmutarlas y absorberlas, de modo análogo a lo que ocurre con las hierbas dañinas en medio al jardín.

Nada peor que el daño para apagar el brillo de la vida y la belleza del alma humana. Juntamente con las ideas erróneas y castradoras que se abrigan en las fuentes del pensamiento y de las emociones, colabora para formar el panorama interno de infelicidad y congoja profundos. Se suman a eso los mecanismos de fuga de la realidad – en general, de la realidad interior – y de las responsabilidades frente a la vida, el destino y la conquista de la realización personal… Pronto: está diseñado un cuadro lamentable, que exige coraje, determinación y mucho trabajo para ser revertido.

Miedo excesivo, timidez y apatía frente a la vida y a los desafíos que le son inherentes ocasionan el comprometimiento del flujo energético que sustenta la vitalidad orgánica; mientras estuviera debilitado, la persona se mantiene en un estado de desánimo incomún, en que predomina la depresión. El cuerpo psicosomático o emocional termina por sucumbir, dado a la falta de resistencia a desequilibrios que son intensos y, sobretodo, duraderos.

Al contrario de lo que cree el sentido común, las consecuencias energéticas de la emoción desajustada son absolutamente concretas; repercuten en la estructura astral con tamaña violencia, que causaría sorpresa a aquellos que imaginan la dimensión extrafísica como un plano diáfano, blando y suave.

Extracto del libro Energía – Nuevas dimensiones de la bioenergética humana, de Robson Pinheiro. Editora Casa dos Espiritos.

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«Aparte del Espíritu protector ¿está unido un mal Espíritu a cada individuo, con miras a incitarlo al mal y darle ocasión de luchar entre el bien y el mal? 
- "Unido" no es la palabra exacta. Bien es verdad que los malos Espíritus tratan de desviar del camino recto al hombre cuando se les presenta la oportunidad: pero si uno de ellos se apega a un individuo, lo hace por determinación propia, porque espera que el hombre le haga caso. Entonces se desarrolla una lucha entre el bueno y el malo, y la victoria corresponderá a aquel cuyo dominio el individuo entregue»
Libro de los Espíritus, cuestión 511.