La importancia del estudio de la Mitología Africana para la mejor comprensión de la Umbanda y del Candomblé

Sé que ese franqueo traerá mucha polémica, pero el estudio es serio y debemos analizar y dar crédito. ¡Saravá Umbanda!

Es esencial que los umbandistas conozcan la mitología africana y no apenas la Nagô, pero si todas aquellas que se ligan al “panteón” adoptado en la Umbanda. Por ejemplo: Omulú y Nana no son Orixás de origen Nagô (probablemente sean de origen Nupê, Tapá, o Mahi, pues no hay un consenso entre los estudiosos), pero fueron agregados al panteón Nagô por su importancia y fuerza.
Según el africano profesor Dr. Sikiru Salami (que vive en Brasil) el Orixá Omulú no es original del pueblo Nagô, pero todos, hoy en día, en Nigeria lo adoran por ser un Orixá extremadamente benéfico. Eso rebate la acusación de que Omulú ó Obaluaiê mandaría pestes a las personas, al contrario, las cura de ellas.
Hablándose, entonces, de los mitos: Joseph Campbell, uno de los mayores antropólogos en sus estudios sobre mitos mundiales, descubrió que todos ellos son la misma historia, pero contadas con innumerables variaciones y adaptadas a la realidad de quien la cuenta. Sus detalles son diferentes en cada cultura, pero, fundamentalmente, son siempre iguales. Todavía declara Campbell; “…Toda cultura antigua y pre-moderna utilizaba una técnica ritmada para contar historias retratando los protagonistas y antagonistas con ciertas motivaciones y rasgos de personalidad constantes, en un patrón que trasciende las fronteras de la lengua y de la cultura”.
En este diapasón podemos concluir que es necesario, sí, discutir y estudiar la mitología africana, riquísima, que debe servir, así como los demás famosos mitos, tales como los nórdicos, los griegos y los romanos, de base para nuestro aprendizaje moral y religioso, pues como podemos ver todos tienen el mismo origen y hablan de la misma cosa. ¡Es fundamental que el umbandista estudie, y mucho, todo aquello que cerca el mundo de los Orixás, Inkices, Voduns y Entidades!
Infelizmente lo que hemos visto es la clara imposición de aquello que el Prof. Mário Teixeira de Sá Júnior llama de “emblanquecimiento umbandista”, o sea, el apartamiento a propósito de la Umbanda de sus orígenes africanos, de su “negrura”, perpetrado por los “intelectuales umbandistas” que fueron influenciados por la discriminación racial en Brasil, especialmente entre el termino de la esclavitud y el fin de la Era Vargas.
Vamos a discutir un poco sobre ese asunto, analizando algunos hechos históricos:
Como se sabe, en 1941, la Unión Espirita de la Umbanda en Brasil, primer órgano federativo de Umbanda en nuestro país, realizó la 1ra Conferencia sobre el Espiritismo de la Umbanda, inclusive con la participación de Zélio Fernandino de Moraes (pues fue el Caboclo de las Siete Encrucijadas quien determinó que se hiciera el congreso), que fue un intento para definir y codificar la Umbanda como una religión con derechos propios. La conferencia fue y todavía es conocida por promover el distanciamiento de la Umbanda de las religiones afro-brasileras existentes a la época (Macumba, Cangerê, Cabula, entre otros). Los participantes concordaron en hacer de los trabajos de Allan Kardec la doctrina de la Umbanda. Recuerdo a los lectores que en esa conferencia estaban presentes todos los mayores exponentes de la Umbanda en Brasil, más allá de todos los orígenes de las 7 Casas fundadas por el Caboclo de las Siete Encrucijadas.
En este esfuerzo para legitimar la Umbanda como una religión original y evolucionada los participantes procuran cortarla, totalmente, de sus raíces afro-brasileras, concluyendo que:
-El origen de la Umbanda fue trazado en el Oriente de donde, se decía, se habría esparcido para la Lemuria, después la Atlántida y de allí hacia África. En África no era negada, pero si mirada como una corrupción de la tradición religiosa original, en su fase anterior de evolución (cómo el racismo e intolerancia).
-La Umbanda, habría quedado expuesta al barbarismo africano, en la forma vulgar de las costumbres practicada por pueblos de costumbres rudas, defectos psicológicos y étnicos (ídem).
-Otro hecho de retirar el carácter africano de la Umbanda fue expreso en el reconocimiento de que ella se originó en África, pero en la África oriental (Egipto), por lo tanto en la parte más occidental y civilizada del Continente (Ibídem)
-¡La influencia africana de la Umbanda fue reconocida como un mal necesario que sirvió meramente para explicar su llegada y desenvolvimiento en Brasil, nada más que eso! Más allá el Congreso afirmó que el Kardecismo es la doctrina que la Umbanda debe seguir, como guía de su parte teórica. Uno de los objetivos de la conferencia era, de esta forma, trazar las raíces genuinas de la Umbanda del Oriente. La invención de raíces orientales – sumada a la negación de las africanas reflejó en la definición del termino Umbanda, palabra derivada de la lengua Bantú, en algunas de sus diversas formas. Se declaró que Umbanda habría venido del Sanscrito “Aum + Bandha”, términos que fueron traducidos como “lo limitado en lo ilimitado”, “Principio Divino, luz radiante, fuente de vida eterna, evolución constante”. Esa interpretación fue dada por Diamantino Fernandes, de la Tienda Mirim. Los participantes se esforzaron, por lo tanto, en asociar la Umbanda con cosas como las tradiciones religiosas esotéricas europeas y las nuevas corrientes religiosas de la India, representada especialmente por Vivekananda. No debemos utilizar definiciones de la Sociedad Teosófica, o de afirmaciones de su mayor exponente, H.P. Blavatsky, como doctrina umbandista, pues que ella dice es una tergiversación del hinduismo, que debe ser estudiado como un todo. La cuestión de razas, ejemplificado por ella, no está en consonancia con los mayores estudiosos del hinduismo, que no hablan de esta cuestión de razas superiores e inferiores como ella expone. Esa es más una teoría euro-centrista y occidental, que visualiza dar una superioridad a la raza blanca, en detrimento de todas las otras razas.
Hubo, todavía, dos Congresos más; el segundo realizado en 1961, organizado por Leopoldo Bettiol, Oswaldo Santos Lima y Dr. Armando Cavalcanti Bandeira, y el tercero fue organizado y presidido por el Dr. Armando Cavalcanti Bandeira. Todos los Congresos fueron en Río de Janeiro.
El Dr. Cavalcanti Bandeira, autor del libro “qué es la Umbanda”, refuta que el origen del nombre Umbanda venga del sanscrito, pero sí de la lengua Bantú. Afirma, también que no quiere que se “re-africanice” los rituales de Umbanda, pues dice que así “ella volverá para atrás” (una vertiente más del racismo instituido por la doctrina kardecista aplicada en Brasil).
Volviendo a la cuestión del Candomblé, que algunos hermanos umbandistas abominan, podemos percibir que en aquella época (la del 1er Congreso) el Candomblé estaba centralizado en el Nordeste de Brasil y era mirado como un estadio inferior de la Umbanda, que se había desarrollado en el Sudeste, o sea, el Sudeste es mejor que el Nordeste, bien racista, ¡no!
El Candomblé, según decía, estaba todavía marcado por la barbarie de los rituales africanos y así es asociado con la magia negra. El lavado blanco del origen de la Umbanda se expresa en términos como “Umbanda pura”, “Umbanda limpia”, “Umbanda blanca” y “Umbanda línea blanca” en el sentido de “magia blanca”. Esos términos contrastaban con magia negra y línea negra que estaban asociados con el mal. Más allá de eso, la división de los espíritus establecida, diseñó la línea entre aquellos de la derecha (buenos), representados por la Umbanda, y los espíritus de la izquierda (malos), representados por la magia negra o por aquello que no era considerado Umbanda. Las únicas instancias de identificación positiva de la influencia africana de la Umbanda tienen que ver con los Negros Viejos (que eran vistos como personas simples y humildes, pero espíritus muy evolucionados) y con el África como un continente heroico y sufriente.
Una obra que tengo, que data del año de 1953, llamada “Umbanda Sagrada y Divina”, escrita por Paulo Gomes de Oliveira, famoso periodista carioca, que tenía un programa de radio en el cual hablaba sobre Umbanda y que daba conferencias sobre ella desde 1930 dice:
Las tiendas de Umbanda surgieron con la Umbanda evolucionada (¿quiere decir que había otra Umbanda?) o sea, desnuda de tradiciones obsoletas y revestidas del Espíritu evangélico cristiano. El culto Jêje-Nagô (para el autor es una cosa sola) tiene su origen en las relaciones fetichistas sudanesas, y es esta cosa extraña que se observa en los llamados Candomblés y Cangerês, donde la ignorancia, a par de un enfermizo misticismo idolatra, extendió su nefasto imperio de supersticiones, llenando el alma de sus adeptos de vibraciones negativas, y de los complejos originarios de supersticiones y vicios. Usan vestimenta extraña e inexpertos títulos. Practican una serie de actos verdaderamente chocantes y ridículos, revelando un acentuado desequilibrio nervioso que solamente afecta al delicado organismo psicológico. Actualmente admiten la mezcla de todas las religiones, formando un eclecticismo absurdo y nocivo. Los locales de trabajo están formando símbolos exclusivamente materiales y todo respira una atmósfera de idolatría áulica, peligrosa a los destinos del Espíritu. Creo que, evolucionando a través del estudio, vengan a transformarse en Umbanda”.
Este texto encima refleja muy bien el pensamiento que, hoy, tras más de cincuenta años, muchos umbandistas tienen, infelizmente.
Por esas y por otras no podemos juzgar a los hermanos que denigren las enseñanzas contenidas en el Candomblé, encontrándolos atrasados, errados, sin ninguna base espiritual; al final ellos aprendieron así, y así transmiten a sus discípulos.
Es nuestra obligación apartar ese tipo de pensamiento de los umbandistas. No podemos aceptar que digan que esa o aquella práctica es fetichista, atrasada, “magia negra”, etc., sin conocerla muy bien. ¡Acusar a los otros es fácil!
La mitología africana se asemeja y en mucho a la mitología griega, con sus casos amorosos, traiciones, peleas, celos, usurpación del poder, etc. Y la llamada antropomorfización. Eso ocurrió en todas las culturas, no es posible nosotros tener divinidades tan lejos de nosotros. Ellas tienen que aproximarse a los seres humanos, tienen que odiar, amar, pensar, sentir, en fin, ser humanos como nosotros. ¿Ustedes creen que realmente Ogum descendió del cielo en una corriente y abrió camino con su machete para los demás Orixás poder andar en la Tierra? ¿Usted cree que Obà cortó su oreja para cocinarla para Xangó, pues Oxum le dijo que este adoraba un ensopado de oreja? ¿Usted cree que Ogum peleó con Xangó por causa de Oyá (Iansá) y terminaron enemigos para siempre? Mis hermanos todo eso son leyendas para hacernos pensar en las cosas. Son mitos, el mito es siempre una representación colectiva, transmitida a los descendientes para explicar el mundo. Él es todavía sentido y vivido. Circunscribe un acontecimiento, narra una creación, dice de lo que no existía y como pasó a existir. Según Goethe en citación de Campbell (1997), los mitos son las relaciones permanentes de la vida. Habla siempre de las relaciones humanas y no es ni podrá ser lógico, pues se presta a todas las interpretaciones.
Moyers en el libro de J. Campbell (el poder del mito) dice: “Mitos son historias de nuestra búsqueda de verdad, de sentido, de significado, a través de los tiempos… precisamos que la vida tenga significado, precisamos tocar lo eterno, comprender el misterio, descubrir lo que somos”. Para Jung, mito es la concientización de arquetipos del inconsciente colectivo, una unión de consciente e inconsciente colectivo, así como las formas a través de las cuales el inconsciente se manifiesta. El mito es aquel que remite, el rito es su acción. En la mitología griega podemos observar el relacionamiento de los mitos sobre curas fantásticas y dones cedidos por los dioses, más allá de la eterna búsqueda del contacto con estos por parte del pueblo. Visitando los templos, haciendo ofrendas, levantando altares y consultando a los sacerdotes, estos si que – en trance – tendrían un contacto directo con los dioses. El Dr. Bernardo de Gregorio dice: “En la antigüedad el ser humano no conseguía explicar la Naturaleza y los fenómenos naturales, entonces, daba nombres a lo que no podía explicar y pasaba a considerar los fenómenos como dioses. El trueno inspiraba un dios, la lluvia otro. El cielo era un dios padre y la tierra, una diosa madre y los demás seres, sus hijos. Creaba, a partir del inconsciente, historias y aventuras que explicaban de forma poética y profunda el mundo que lo rodeaba. Estas “historias divinas” eran pasadas de generación a generación y adquirieron un aspecto religioso, tornándose mitos al asumirse un carácter atemporal y eterno, por decir respecto a los conflictos y anhelos de cualquier ser humano, de cualquier tiempo ó local”. Vemos, por lo tanto, que la experiencia mítica es característica de todos los pueblos y culturas. Es la forma de explicarnos la religión y el sentimiento religioso. Nos da herramientas para entender y conceptuar nuestra experiencia religiosa y justificar nuestras practicas.

Fuentes bibliográficas:

BANDEIRA, Armando Cavalcanti. que es la Umbanda. Ed. Eco, Rio de Janeiro: 1972.
CAMPBELL, Joseph. El Poder del Mito. Ed. Palas Athena. São Paulo: 1999.
OLIVEIRA, Paulo Gomes de Oliveira. Umbanda Sagrada y Divina. Ed. Aurora, Rio de Janeiro: 1953.
SÁ JR., Mário Teixeira de. A invención de la alba nación umbandista. UFMS. Dourados: 2004.

*Bachiller en Ciencias Policiales de Seguridad y Orden Público, con Especialización en Políticas Públicas de Gestión en Seguridad Pública y Ciencias de la Religión, Maestro en Ciencias de la Religión (ambas pela PUC/SP).

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«Aparte del Espíritu protector ¿está unido un mal Espíritu a cada individuo, con miras a incitarlo al mal y darle ocasión de luchar entre el bien y el mal? 
- "Unido" no es la palabra exacta. Bien es verdad que los malos Espíritus tratan de desviar del camino recto al hombre cuando se les presenta la oportunidad: pero si uno de ellos se apega a un individuo, lo hace por determinación propia, porque espera que el hombre le haga caso. Entonces se desarrolla una lucha entre el bueno y el malo, y la victoria corresponderá a aquel cuyo dominio el individuo entregue»
Libro de los Espíritus, cuestión 511.