Si de hierbas mágicas se trata, la mandrágora es la planta mágica por excelencia; ya que durante siglos ha sido asociada con rituales de magia y hechicería.
La Legendaria Mandrágora Mandragora
Esta planta, de la familia de las solanáceas y con propiedades alucinógenas, crece en los bosques sombríos, a la orilla de ríos y arroyos donde la luz del sol no penetra. Tiene hojas verdes y sus flores son de color púrpura claro.

Sin embargo, la característica mas sobresaliente de la planta es su raíz; la cual se asemeja a un cuerpo humano. Esta apariencia convirtió a la mandrágora en una planta misteriosa y aterradora para muchos, pero en mágica y poderosa para otros.

Leyendas y Creencias

Así pues, en la antigüedad la mandrágora era codiciada por los practicantes de brujería y hechicería debido a los poderes mágicos que le atribuían:
Los griegos pensaban que la planta podía revelar el futuro, volver rico a su dueño o atraer la buena suerte.

Otros creían que era el árbol del conocimiento, cuyo fruto habían comido Adán y Eva.

Otras leyendas populares decían que el dueño de la planta podía salir ileso de cualquier atentado a su vida e incluso volverse invisible.

Mientras que otra leyenda aseguraba que después de un tiempo, las mandrágoras se transforman en pequeños duendes, los cuales se dedican a servir a su dueño.

Por otro lado, debido a sus propiedades alucinógenas, era utilizada en algunos rituales de brujería.

Métodos de Extracción

De acuerdo a las leyendas, la mandrágora no puede ser extraída de la tierra con facilidad; ya que al intentar hacerlo, ésta emite un grito escalofriante que puede volver loco a quien lo escuche o incluso matarlo.


A pesar de todo, existían algunos métodos que permitían extraerla sin morir en el intento:
Los magos utilizaban un puñal para trazar tres círculos alrededor de la planta, para posteriormente extraerla mientras pronunciaban rezos y letanías.

Por otro lado, el método más divulgado consistía en utilizar a un perro para extraer la planta. Primero, se cavaba alrededor de la planta para descubrir la raíz. Posteriormente, se ataba el extremo de una cuerda a la planta y el otro al cuello del perro. Finalmente, desde cierta distancia se llamaba al perro, este tiraba de la cuerda arrancando la planta. Lamentablemente, el perro moría al escuchar el grito de la planta; aunque para los algunos este sacrificio valía la pena.

Hoy en día, la mandrágora sigue siendo utilizada en distintos rituales y como planta medicinal para curar ulceras, dolores reumáticos o como purgante entre muchos usos.