El Carro representa el camino real que debemos hacer en la búsqueda de nuestra propia metamorfosis interior, presagia triunfo, control y conquistas.
Ideas claves
Arquetipo: el héroe. El guerrero.
Lección: superar los obstáculos. Equilibrar los opuestos dentro de sí mismo. Responsabilizarse por el logro de objetivos.
Meta: avanzar exitosamente. Defender sus ideales.
Disposición psico-emocional: optimismo, autonomía. Estado de alerta, capacidad para madurar. Confianza en sí mismo (a)
Principio
Equilibrio en movimiento, responsabilidad, avances. Para decidir y actuar en pos de lo que queremos necesitamos el pleno conocimiento de la fuerzas Yang y Yin (positivas y negativas, blanco y negro, bien y mal), una firme voluntad y valores éticos.

El guerrero triunfante avanza sabiendo lo que quiere, razonando acerca de lo que debe hacer. Sabe lo que es éticamente correcto o no, puede elegir el método adecuado y hacer uso de su voluntad. El auriga dirige con coraje y decisión el carro de su vida superando todos los obstáculos.

Como situación
Este es un período de avances y superación. No habrá obstáculo para mantener el control sobre las circunstancias. Sólo requieres una meta clara y confianza en ti mismo. Probablemente haya situaciones adversas o alternativas antagónicas de donde elegir.

Manteniendo tu Norte y sopesando lo positivo y lo negativo, para no caer en extremos que te hagan perder energía y con una actitud flexible que te permita hacer los correctivos que fueran necesarios, lograrás el éxito esperado. Ponte en marcha y ¡feliz viaje al éxito!

Como persona
Este es el arquetipo del "Guerrero". No significa alguien belicoso, sino una persona que se mueve por sus ideales, actúa con firmeza, es "proactiva" y exitosa. Es alguien que busca la realización de sus metas y va camino al éxito.

Utiliza el poder de tu mente, el poder de la palabra y acciones justas para conseguir sus propósitos, con equilibrio y en justicia. El "guerrero" usa su energía (física, mental, sexual o espiritual) con sabiduría y consciente de hacia dónde le lleva.

Recuerda que el buen uso de tu voluntad e inteligencia te conducen al logro de tus objetivos. Cualquiera que sea tu propósito, lo alcanzarás con constancia y siguiendo la dirección correcta.

Si esta energía está mal canalizada
Algo puede estar frenando o desviando tus proyectos. Admite hasta qué punto permites que esto suceda, lo propicias o lo aceptas. Tal descontrol puede darse de manera inconsciente, por ejemplo, asignándole responsabilidad a alguien que "jale el freno" o embarcándote en empresas imposibles. Revisa esto y date permiso al éxito. Enfócate y mantén el rumbo.

Hay dos tendencias asociadas en este caso: o la impulsividad que conduce al descarrilamiento o la inercia que conduce al estancamiento. Ambos extremos son destructivos y ninguno de ellos te lleva al logro de tus sueños. Revisa en cuál de los dos extremos te encuentras y haz algo para corregirlo.

En ese caso, la persona pone una barrera para protegerse del mundo. Puede ser violenta y dominante o simplemente evade o ignora, pero es igualmente agresiva (del tipo agresivo-pasivo)

¿Qué hacer?
Ten presente que quien se siente "bloqueado" debe buscar la manera de comunicarse, sin sentirse vulnerable, y ver que aquello que consideraba una amenaza es sólo una prueba que lo hará más fuerte. Quien logra el control sobre sí mismo, controlará las situaciones.

No te estanques, pero actúa con cautela y sobre terreno firme. No esperes que los demás hagan los cambios necesarios, ni aguardes inútilmente a que los cambios ocurran por sí solos: haz algo para ponerlos en marcha.

No pongas una barrera entre tu entorno y tú. Sé prudente en tus tratos con los demás a fin de no poner en juego tu estabilidad, pero tampoco busques excusas para arrasar con los derechos de otros.
Busca tu equilibrio. La tendencia a los extremos no conlleva más que dolor e inestabilidad. Recupera el control sobre tus emociones y sobre tus pensamientos. Busca tu centro y tu paz interior. He allí el principio de una vida plena de realizaciones.

Mensaje / Consejo
La mayoría de las veces no sabemos realmente cuál es la meta. Sólo creemos saber. Vamos en pos de algo y en el camino hay situaciones que nos desvían, nos hacen cambiar de rumbo o "tomar atajos" hasta terminar en un lugar completamente diferente del que inicialmente era nuestra meta.

Otras veces vamos en la dirección planeada pero al llegar entendemos que nuestra meta no es como esperábamos que fuera. Un ejemplo histórico lo tenemos en el viaje de Colón. Esto sucede porque nuestra mente temporal, nuestros conceptos y el ego, nos hacen creer que sabemos hacia dónde vamos. Pero la realidad no siempre, o casi nunca, es tal como la imaginamos.

El "guerrero" nunca dice "yo sé", sino "yo creo saber" y va hacia donde siente que debe ir. Si logra un objetivo diferente al buscado, no se disgusta ni se considera derrotado, acepta que se enfrenta a un nuevo reto y trata de sacar el mayor provecho posible. Se entrega a las manos amorosas que lo conducen desde lo alto y se adapta a lo nuevo, lo más pronto posible, para aprender lo que debe aprender y poder seguir camino.

No te disperses. Al dispersarte pierdes energía. Asume tus decisiones con firmeza y valor pero, ante todo, cerciórate de que tomas esas decisiones con sabiduría y en perfecta paz interior, sin que interfieran tu impaciencia o la opinión e intereses ajenos. Entre tanto, fluye con los acontecimientos, sigue las señales que recibes, manteniendo tu espíritu libre y confiado.

Afirmación
Voy hacia delante y soy guiado. Mi ego no se interpone entre mi guía interior y acción sabiamente dirigida. Internamente yo sé lo que debo hacer y qué camino tomar. Hay muchas voces dentro de mí: una voz sabia, otra inocente pero ignorante, otra temerosa, otra pesimista y quien sabe cuántas más.

Todas ellas forman parte de mi mente (con su luz purísima y su sombra) que me dice qué hacer. No me aturdo y reconozco la voz de la sabiduría que, desde mi corazón, me lleva en la dirección correcta. Me centro y busco mi paz para contactar esa voz.