Estimados Hermanos y Hermanas; ya la experiencia a uno le enseña, que la salud corporal y espiritual depende de lo que entre por nuestra boca y lo que salga de ella. Esto, se los digo porque si nuestros padres hubiesen sabido sobre la alimentación en primer lugar, sencillamente no nos hubiesen dado tanto alimento innecesario y dañino para nuestro organismo. Si, en la alimentación y la actividad física está el secreto para tener una larga vida. De manera que existen tres rubros alimenticios que no se deberían ingerir, como lo son: 1) las Harinas; 2) Las grasas y 3) el azúcar; además, el de comer con moderada sal. Eliminando desde muy temprana edad estos alimentos, el organismo no produciría tantas afecciones, que son las que aquejan mayoritariamente a la población mundial; el sobre peso, la arteriosclerosis; la mala circulación en general, las úlceras, problemas renales, problemas del páncreas; en fin, toda una serie de dolencias y enfermedades producidas por la ingesta de tales alimentos. Aparte de esto, también incide lo que sale de nuestra boca, las malas palabras, las ofensas, las maldiciones, en general, toda palabra perniciosa para alguien, que en mayor intensidad se ha de devolver hacia nosotros en algún momento. Por ello, el habituar a nuestros hijos desde muy temprana edad, a no consumir estos alimentos que mencioné o a hacerlo con moderación, así como a enseñarlos, a no decir malas y dañinas palabras hacia los demás traerían salud a sus cuerpos y paz y tranquilidad a sus almas.