Estaba yo leyendo hace un par de semanas, un artículo muy interesante (le llamo artículo, pero más bien serían páginas de un libro llamado "Los Arcanos de Thoth", libro 1 de los 5 que componen EL SER UNO) en dónde hablaban de que la espiritualidad realmente no existe como tal en la magnificencia del Universo.

Obviamente, ésta sentencia me marcó y me hizo seguir leyendo más para comprender a qué se refería, para comprender el trasfondo.

Debo comenzar por decirles que toda la Filosofía de EL SER UNO, los 5 libros, provienen de mensajes recibidos por una mujer llamada Franca Rosa Canónico de Schram de parte de seres extraterrestres a lo largo de 24 años.
No voy a entrar en los detalles porque no terminaría nunca, ya que en los libros hablan de razas, galaxias, planos, dimensiones, etc.
Me voy a enfocar en el mensaje que me impactó: La espiritualidad no existe.

Todos conocemos o manejamos el tema espiritual. Pero según éstos seres, la espiritualidad no existe, ellos no comprenden el concepto de espíritu, porque según dicen somos energía-pensamiento.
Energías puras que se han densificado. Almas que se han perdido ante un mundo material. Energías confundidas y movidas por el amor.

Estos seres, indican que el ser humano, vive en un nivel de confusión, porque, a pesar de buscar la "espiritualidad", nos encontramos con miedo, con falta de conocimiento en lo que hay más allá y envuelto en creencias falsas desde hace miles de años.

Para estos seres, hay tres niveles energético-mentales, en los que puede vivir un ser humano:

Materialismo:
Seres humanos que no viven conscientes de su esencia energética eterna. Viven trabajando, estudiando, ganado dinero, buscando poder, preocupados por el qué dirán, por los demás, por los "suyos".
Confundidos con lo que leen, oyen, ven. Ajenos a su verdadero poder y dudosos de que ésta vida sea sólo un tránsito temporal.
Son personas que están preocupadas de qué vestir, a dónde ir, divertirse, socializar, de cómo no envejecer, de cómo verse mejor, de ser mejor y de competir.
Toman la vida muy en serio olvidándose de lo que es la vida en sí misma.
Para ellos, hay que ser mejor que los otros, tener más que los otros, estudiar hasta obtener los mayores títulos, obtener los mejores sueldos, tener la mejor casa, viajar, pasear, bailar, salir a tomar la copa, ver el futbol, oír al cantante de moda, vestir a la moda, realizarse cirugías plásticas, tener el mejor auto....y como eso, infinidad de cuestiones, únicamente materiales.

Religiosidad:
Seres humanos que nacieron y fueron criados dentro de una religión y Dios específico. Cuyo mandato hay que obedecer porque se corre el riesgo de ser castigado.
Personas que obedecen (aparentemente), leyes religiosas y toman a su Dios como una guía en el camino.
Adoran a un ser que sufre en una cruz, adoran a un ser que castiga con la muerte o el sufrimiento, adoran a un ser que impone leyes con furia, adoran, rezan y suplican a Diversos dioses y santos con la intención (personal) de obtener una salvación. ¿Salvarse de qué?
En la religiosidad hay dos polos opuesto también.
Aquellos que sólo asisten a su templo los días indicados y viven su vida en el materialismo.
Aquellos obsesionados por la salvación, que viven únicamente bajo los términos que dictan sus leyes religiosas. Acatando sus límites y sufriendo miedo.

Espiritualidad:
Este grupo de personas, son seres humanos que han tomado conciencia de que la vida material en este planeta, es una reverenda cochinada. Hay conciencia de la corrupción, la manipulación, la mentira, el delito, la inequidad, las estrategias políticas, etc.
Y del mismo modo, hay una plena conciencia de que las religiones fueron hechas por el mismo hombre para la manipulación del rebaño.
Las religiones someten, amedrentan, minimizan y dan falsas esperanzas.
El ser humano espiritual, se debe conformar con observar su entorno y dejar fluir. Debe estar en paz consigo mismo y en paz con Dios. Debe vivir con fe en algo mejor y vivir sin miedo.
Debe amar a los demás, ser compasivo, comprensivo, no juzgar, aceptarse como es, no pensar en cosas superficiales, comer sanamente, cuidar la naturaleza, los animales, etc.

Una vez que tenemos claros estos 3 niveles energético-mentales, es cuando realmente nos damos cuenta, de que todos los seres humanos de éste planeta, pertenecemos a los 3 en diversos momentos del día a día y de nuestra vida.
Aún sin quererlo, aún sin buscarlo.

Nuestra densidad energética, nuestra dimensión y nuestro plano, no nos permiten ser o actuar distinto.
Y es aquí en donde nuestros hermanos superiores nos indican que el único plano energético-mental en el se puede vivir sin miedo y descubrir nuestra verdadera esencia, es EL AMOR.

Un amor no sólo por nuestros hijos, padres o pareja. Un amor total hacia el prójimo. Amar al vecino, al chofer del auto de adelante, al maestro, al empleado, a todos.
Un amor por lo que hacemos, por nuestro trabajo, por el día con día, por el pago que recibimos, por lo que aprendemos, por nuestros compañeros.
Amor por nuestro cuerpo, comiendo sanamente, bebiendo agua limpia.
Amor por lo que Universo nos da y nos quita, sin apegos, sin miedo, sin reclamos.
Amor por la vida, amor por respirar, amor por el día a día.
Y todo esto, con plena conciencia de que mientras más encarnaciones demoremos en vivir en la sintonía del amor, más demoraremos en llegar a la luz que nos dará paz.

Después de leer esto (y todavía me faltan 4 libros y medio), llego a la conclusión de que yo, cuando menos, estoy satisfecha con mi avance.
Desde muy niña, yo "sentía" que no me cuadraban muchas cosas que escuchaba en "misa", los domingos. Y justo en mi adolescencia, me rebelé y decidí que no creía en eso y que debía haber más.
En mi juventud y comienzos de mi madurez, claramente fui jalada por la vida material, preocupándome por el color de mi uñas, la ropa y en verme mejor que nadie. En estar más flaca que todas y en tener más cosas que todos. El mejor puesto, reconocimiento, amistades y entretenimientos.
Mi vida giraba en Trabajo, Ganancias, Socializar, Verme Bien, Divertirme, etc.
Y lo confieso, jamás era suficiente, nunca lo fue...

Es hasta que la vida se encarga de tumbar tu castillito rosa, que comienzas por fin a buscar tu esencia.
Comienzas a pensar que la vida en esta Tierra no es todo materialismo, no es todo religión, no es todo espiritualidad.
Comienzas a darte cuenta de que no importa tu peso o tu ropa, o si tienes 24 arrugas o 57.
Es una mezcla de todo ello, sumado a un amor inmenso por ti mismo, un amor por tu esencia, un amor por tus conocimientos, un amor por tu salud, un amor por tu bienestar, un amor por aquellos que te rodean, un amor por vivir.
Es una apertura mental, una conexión universal, un empoderamiento energético que te hace sentir pleno, invencible, satisfecho y feliz.

Por todo esto, concluyo que para mí, ser espiritual, es amar lo que vivo día con día, con lo bueno y con lo malo. Amando y dando lo mejor de mí siempre.

Fuente: Akasha Sanación Integral - Elizabeth Romero Sánchez y Edgar Romero Franco.