Padrenuestro umbandista 2v19c2o
Padrenuestro umbandista E17sr7
Padrenuestro umbandista: las 7 peticiones al Padre
 
1 El Padrenuestro puede resumirse en 5 (para algunos 7) necesidades básicas: el deseo de alabar y santificar el nombre del Padre; el deseo de la venida de su reino; el deseo de cumplir su voluntad y no la nuestra; la necesidad del recurso para nuestra redención y salvación y finalmente, el deseo de vencer y liberarse del mal. Tal cual, la oración nos fue dada por Jesús, maestro cuya enseñanza nortea la vida umbandista, por cuyo razonamiento se debe asimilar lo que se entiende por voluntad del Señor a través de la fórmula del Padrenuestro, contenida en el Catecismo de la Iglesia Católica:
2766 Pero Jesús no nos deja una fórmula para repetirla de modo mecánico (Cf. Mt 6, 7; 1 R 18, 26-29). Como en toda oración vocal, el Espíritu Santo, a través de la Palabra de Dios, enseña a los hijos de Dios a hablar con su Padre. Jesús no sólo nos enseña las palabras de la oración filial, sino que nos da también el Espíritu por el que éstas se hacen en nosotros "espíritu y vida" (Jn 6, 63). Más todavía: la prueba y la posibilidad de nuestra oración filial es que el Padre "ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama: “¡Abbá, Padre!”" (Ga 4, 6). Ya que nuestra oración interpreta nuestros deseos ante Dios, es también "el que escruta los corazones", el Padre, quien "conoce cuál es la aspiración del Espíritu, y que su intercesión en favor de los santos es según Dios" (Rm 8, 27). La oración al Padre se inserta en la misión misteriosa del Hijo y del Espíritu.


2 La interpretación del artículo 2766 del Catecismo de la Iglesia, se interpreta como una fórmula que se reza con el Espíritu, no puramente con los labios desprovisto de consciencia e integración; los rezos repetitivos son estériles en la conversión espiritual y por esa razón quienes los practican no realizan una reforma de ideas y sentimientos sino que alían la superstición y el sentimiento únicamente; esto le concede un poder a la fórmula que realmente nace en el Espíritu que lo reza y aquellos que se dejan atraer por la calidad espiritual del rezo. A esta última (superstición y emotividad) le cabe la responsabilidad y culpa por los fracasos espirituales que sufren los umbandistas.
 
3 No olvidemos que, el umbandista representa una transición al conocimiento espirita, donde la religión entendida materialmente y llena de superstición con respecto al Espíritu entra en comunión plena con el mundo espirita añadiendo conocimientos, así que puede resumirse: el umbandista, de acuerdo a la raíz de culto que exhibe, es una transición del catolicismo, africanismo y cultos aborígenes americanos al Espiritismo. Ello no quiere decir que la Umbanda sea subordinado del Espiritismo o instrumento de este sino que la Umbanda apareció con el fin de ser un puente entre los que estaban sujetos a la religión material y el extremo de la religión inmaterial con el fin de con ello promover caridad permitiendo a estos transitar con facilidad al otro extremo de manera progresiva, antes estaban irremediablemente separados.
 
4 Los católicos que han llegado a convertirse sin estudiar el catecismo de la Iglesia Católica, han tenido una espiritualidad vacía y no han alcanzado a saciar sus angustias; su religión no le ha servido para afrontar la vida ni para entender cada circunstancia. Han rezado oraciones repetitivas y algunos que dan su testimonio aseguran ser indispensable entender lo que se hace y porqué se hace antes de hacerlo, así, el Espíritu se nos alegrará e integrará en la actividad espiritual, ya no mecánica, autómata, sino ahora espiritual con el concurso consciente del Espíritu que entiende el significado y ya puede emitirlo como una petición personalizada sin necesidad de adulterar la oración base.
 
5 Rezar el Padrenuestro requiere de la activación voluntaria de tu Espíritu, integrarlo en cada palabra y tener dominio consciente del pensamiento y las emociones; todo se conjuga con una finalidad. Por eso, quien comprende en vez de repetir sin integración posee una fe convencida y útil, mejora, porque tiene una base fuerte sobre la cual edificar. El Padrenuestro se reza así:
 
6 «Padre nuestro que estás en los cielos, en los bosques, en los mares, y en todos los mundos habitados»; Dios ha creado el Universo, los mundos, los planetas, los distintos reinos y los habitantes de estos mundos, por ello, Él rige todo y está en todas partes (Omnipresencia). Su sello y esencia está grabado en toda su Creación, de ahí que la Creación irradia su esencia divina a semejanza de Dios. De este modo, así como los Orixás manifiestan su poder a través de los medios, ellos no son los medios; lo mismo sucede con Dios.
 
7 «Santificado sea tu nombre, por tus hijos, por la naturaleza, por las aguas, por la luz y por el aire que respiramos»; toda creatura cuyo origen primero es Dios, lo alaba y santifica en su nombre. La adoración es una Ley Divina y nadie está exento de cumplir con ella.
 
8 «Que tu reino… Reino de bien, amor y fraternidad nos una a todos y a todo lo que creaste entorno de la sagrada cruz a los pies del divino salvador y redentor»; El reino de Dios es aquel que posee sus atributos de justicia y misericordia. El destino de las almas que pueblan el Universo es concurrir y unirse, reconociendo en la enseñanza de Jesús la doctrina que conduce a la salvación y redención, misma que nos hará, juntos, hacer el reino de Dios donde nos encontremos.
 
9 «Que tu voluntad nos conduzca siempre para el culto del amor y la caridad»; el amor y la caridad son la voluntad de Dios, y a través de ellos, alabamos a Dios y nos hacemos parte de su reino una vez que lo edificamos y nos integramos con sus fieles creaturas. Cuando amamos, sea a una persona, a los medios naturales, a los animales o cualquier otra cosa, amamos a Dios; cada vez que hacemos algo desinteresado, consecuencia del amor, hacemos caridad a Dios.
 
10 «Dadnos hoy y siempre la voluntad firme para hacernos virtuosos y útiles para nuestros semejantes»; el propósito de Dios para con su Creación a través de su voluntad y sus leyes es el mejoramiento progresivo para que seamos capaces de ser criaturas generosas que aman y perdonan, se comportan bien, es decir, la santificación y en ello, consagrar individuos útiles y capaces de prestar beneficio a todos y a todo lo que existe.
 
11 «Dadnos hoy el pan del cuerpo, el fruto de las matas, el agua de las fuentes para nuestro sustento material y espiritual»; para realizar nuestras actividades necesitamos cubrir las necesidades del mediador que tenemos para ello, sea el cuerpo físico que necesita alimentarse, beber, nutrirse para rehacerse, o, el cuerpo espiritual, que necesita de las energías espirituales encontradas en los elementos vivos naturales que poseen un fluido que los nutre y fortalece. Con ello, funcionamos como hombres capaces de trabajar, estudiar y desarrollarnos; si el cuerpo se dañara por un mal cuidado o de forma intencional, ello impediría realizar nuestro propósito; el Espíritu posee sus propias necesidades para ejercer sus facultades espirituales, de manera emancipada, o de manera a controlar el propio organismo donde la debilidad en el Espíritu debilita los lazos del alma impidiendo que tanto el cuerpo como el Espíritu estén activos y trabajando.
 
12 «Perdona si merecemos nuestras faltas y da un sublime sentimiento de perdón para los que nos ofenden»; cada una de las cosas que nos suceden en la vida son fruto de la causa y efecto, es decir, alguna cosa hicimos y de ello se produjo ese evento de dicha o desgracia; cuando sufrimos, es por culpa de faltas, hemos obrado mal o de manera contraria a lo que queríamos obtener y por eso hemos fracasado en nuestras intenciones, la consecuencia de esto es un sufrimiento por ello pedimos perdón, “he fracasado en el intento de hacerlo bien Padre”; así pues, como nosotros erramos, y pedimos perdón para que Dios no nos imponga consecuencias mayores, es necesario que hagamos lo mismo para ganar el derecho moral de exigirlo, caso contrario, el cinismo es causa del desinterés de los buenos y Dios no se pronuncia para que estén cerca de ti por voluntad mayor, en cambio, te deja a merced de los malos, en mayor o menor medida, para que conozcas las consecuencias que trae la falta. Falta equivale a pecado y este es una infracción a la Ley Divina.
 
13 «No nos dejéis sucumbir ante la lucha, desabores, ingratitudes, tentaciones de los malos Espíritus e ilusiones pecaminosas de la materia»; la prueba es dura, y si no se nos agota el cuerpo se nos desanima el Espíritu, en ello desistimos en medio de la prueba. Sea el esfuerzo por vencer las vicisitudes, los desengaños, el mal pago que hacen los demás hacia nuestros esfuerzos, casi siempre siendo ellos mismos piedra de tropiezo con intención, todos ellos desgastan la voluntad, pero eso no es todo, hay Espíritus que intentarán darte un empujón a orillas del declive para hacerte rodar cuesta abajo mucho más rápido, sugiriendo e insinuando errores; en medio de esas tribulaciones, el alma, presa en un cuerpo y obligada a sufrir el constreñimiento de una encarnación, anhela la felicidad y hacer cosas que como Espíritu libre hubiese podido hacer y ahora no, por ello, debilitado, influenciado, nos fijamos en las ilusiones y desatendemos al plan de nuestra encarnación que se resume a la misión que tenemos de vida. Debemos perseverar frente a la lucha del día a día, ante los desengaños recomponernos, sentir piedad por los ingratos que se destinan a mayor ingratitud de la que os dan, rechazar siempre las insinuaciones de los Espíritus que intentan desviarnos y estar atentos a saber que, la felicidad fácil pero corrupta no es real, y que, por mucho que deseemos algo y se nos presenta como un regalo, lo único eterno es lo que se logra con el Espíritu y se lleva el Espíritu; se debe procurar cuidar el futuro en la eternidad en vez de seducirse por los encantamientos que llegan durante la vida en la materia.
 
14 «Envía Padre, un rayo de tu divina complacencia, luz y misericordia para tus hijos pecadores que aquí habitamos, por el bien de la Humanidad»; Dios envía desde el Cielo, los fluidos y los Espíritus para influenciarnos, aconsejarnos, protegernos, conducirnos, asistirnos en la prueba que asumimos y así nos resguarda de trasgredir su ley y arrastrarnos al mal haciéndonos víctima de los malos.
 
15 La función práctica del Padrenuestro en la fe se da en las circunstancias mismas de la vida; a menudo en medio de las dificultades apenas aparecía la flaqueza, una voz en la mente me decía: “no nos dejes sucumbir ante la lucha, desabores, ingratitudes, tentaciones de los malos Espíritus e ilusiones pecaminosas de la materia” y esta oración aparecía repetida en mi mente a cada circunstancia que se encuadraba dentro de ello.
 
16 Si trasgredimos una ley y perjudicamos a alguien: “perdona si merecemos nuestras faltas”; si nos ofenden “da un sublime sentimiento de perdón para los que nos ofenden”; cuando vacilamos en mejorar o procuramos desistir: “dadnos hoy y siempre la voluntad firme para hacernos virtuosos y útiles para nuestros semejantes”; cuando falta el recurso o dudamos de perseguirlo sanamente: “danos el pan de cuerpo,  el fruto de las matas, el agua de las fuentes para el sustento material y espiritual”… Cada fragmento es útil para cada circunstancia y también para cada propósito.
 
17 Ahora pueden ver en el Padrenuestro una tesis doctrinaria que sintetiza todo lo que confesamos con el Credo; no debería ser igual por ocasión tras entender esto que el Padrenuestro sea una fórmula con poder mágico sino una recitación, por cuya convicción, el alma de la persona emite estas 5-7 peticiones al Padre, ya no de manera mecánica, sin entender lo que está pidiendo, sino como una formula pregrabada como una planilla que se nos da con el molde, el cual, simplemente con llenarlo podemos enviarlo reduciendo el riesgo de equivocarnos a la hora de realizarlo. Toda oración ha de ser inteligible, es decir, lógica y coherente, por ello, no existe oración legítima, no inventada, la cual, carezca de un sentido profundo de cada una de las oraciones que la componen. No recen lo que no entienden, ni participen de culto al cual no estén integrados; procuren entender e integrarse y después, recen y participen y todo será muy distinto.

:::Chico Xavier de Òşờớsí:::

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Lo escrito aquí persigue un propósito ecuménico y fraterno, acatando el deber que con la difusión escrita tengo con el Bien Común, expresa en la siguiente cita:
¿El escritor de determinada obra será juzgado por los efectos producidos por su labor intelectual en la Tierra?
El libro es igualmente como la siembra. El escritor correcto, sincero y bien intencionado es el labrador precavido que alcanzará la cosecha abundante y la elevada retribución de las leyes divinas a su actividad. El literato fútil, amigo de la insignificancia y de la vanidad, es como aquel trabajador ocioso y nulo que “siembra vientos para recoger tempestades”. Y el hombre de inteligencia que vende su pluma, su opinión y su pensamiento, en el mercado de la calumnia, del interés, de la ambición y de la maldad, es el agricultor criminal que humilla las posibilidades generosas de la Tierra, que roba a los vecinos, que no planta y no permite el desarrollo de la siembra ajena, cultivando espinos y agravando responsabilidades por las cuales responderá un día, cuando hubiera despedido la indumentaria del mundo, para comparecer ante las verdades del Infinito.


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«Aparte del Espíritu protector ¿está unido un mal Espíritu a cada individuo, con miras a incitarlo al mal y darle ocasión de luchar entre el bien y el mal? 
- "Unido" no es la palabra exacta. Bien es verdad que los malos Espíritus tratan de desviar del camino recto al hombre cuando se les presenta la oportunidad: pero si uno de ellos se apega a un individuo, lo hace por determinación propia, porque espera que el hombre le haga caso. Entonces se desarrolla una lucha entre el bueno y el malo, y la victoria corresponderá a aquel cuyo dominio el individuo entregue»
Libro de los Espíritus, cuestión 511.