Respondiendo a EJBM70 en pleno acuerdo no creo que realmente sea posible concretar un estado de equilibrio y paz interior en medio de las tribulaciones a las que somos sometidos todos los días generadas por el egoísmo, la ambición, la maldad pura y pare de contar contemplados en cada aspecto de la vida y que abarcan también los vicios de la Humanidad degenerada moralmente. Ciertamente creo que habría que tomar la postura de Buda reflejada por las historias de negación radical y absoluta a las cosas del mundo apenas enfocando las relaciones en lo necesario para la preservación del cuerpo para que ello sea posible, de resto, es imposible mantener la calma en condiciones de estrés y supervivencia donde los recursos que la Providencia dispone son los menor gradación que nos impulsan a movernos en las regiones más hostiles y lo considero así debido a que uno de los que más ha invertido en el ensayo-error a mantenerse equilibrado y sobrevivir a base de pura moral en éste mundo he sido yo encontrando gran dificultad ya que por muy ejercitada que tengas la calma en el transcurso del día la energía que te mueve se transforma en naturaleza marciana sobretodo en aquellas circunstancias donde debemos estar alertas y propensos a defendernos y en casos extremos a atacar dada la poca garantía que hoy tenemos en las calles de andar a la ligera; Buda en particular es un personaje que no nos representa ni tampoco llegaría a representarnos ya que él dejó a su familia en busca de la iluminación, de éste lado, el apego figura como factor fundamental de cada uno y la familia en particular para unos representa el vicio absoluto por lo que somos incapaces de desligarnos del peor de los panoramas si para liberarnos debemos romper relaciones con esa unidad que adicional es indispensable para nuestro progreso. La espiritualidad en la que yo me muevo censura los escapes de consciencia, esos viajes de introspección porque si bien se prestan a cultivar la calma y el conocimiento de la propia personalidad para poder discernir correctamente, también es una manera de desarrolla un aislamiento con respecto a las tribulaciones de la vida que si bien no dejan de existir en ese estado alterado de consciencia el padecimiento desaparece del individuo constituyendo un acto de cobardía delante del deber de enfrentar esas dificultades tan humanamente y vulnerables como somos cada uno, en equilibrio a ello, ellos disponen mecanismos de rehacimiento de las fuerzas morales sin la necesidad del aislamiento de consciencia de la realidad física como me fue sugerido a mí hace muchos años antes de yo mismo contemplar ese hecho, eso ocurrió en Umbanda donde una africana me dijo que dado que me gustan los lugares silenciosos y solitarios procurase buscar uno para preservar la paz, no obstante, en mi día a día estoy expuesto a multitudes que me ponen a prueba al máximo, mucho ruido y en resumen, todo lo opuesto, siendo eso un mecanismo de recuperarme cuando llega la fatiga moral y no la manera de pasarla mejor porque al final de cuentas, ese tipo de filosofías lo que aseguran es aligerar la prueba de la vida a partir de transformar la mente para hacerla negar en gran medida de las sensaciones humanas que son la principal causa de que un hombre y una mujer tomen un cuerpo de carne y se enfrenten a una vida basada en adversidad y trabajo duro para sobrevivir y adquirir cualquier cosa. En verdad que sí creo que tan pronto se acaba la comida si el padre es responsable y comprometido con los deberes que tiene con su familia empieza el proceso de desequilibrio, donde la preocupación instala el estrés, donde los fluidos mutan y se vuelven violentos y donde los Espíritus inician su campaña de tentaciones donde empiezan a sugerir en la mente maneras de solucionar fáciles mostrando imágenes mentales como si se tratase de un filme a fin de quebrar a esa persona y endeudarla delante de la Providencia al convencerlo de cometer una equivocación tomando un atajo, por eso hoy como muchas otras veces recuerdo con mucho amor el Padre Nuestro Umbandista que nos insta en una parte a clamar lo siguiente: "no nos dejes sucumbir ante la lucha, desabores, ingratitudes, tentaciones de los malos Espíritus e ilusiones pecaminosas de la materia" siendo los grandes obstáculos para la realización espiritual y la realización de la felicidad, la causa de las caídas y fracasos de tantos y tantos que se arrojan a la misión de una vida donde no traen siquiera como respaldo una filosofía de existencia y empiezan a incursionar por los caminos de los falsos maestros que enseñan un lado solamente de la espiritualidad muchas veces procurando rebelarse y escapar de la necesidad de enfrentar ciertas cosas como ocurre con Osho catalogado como maestro y sabio ascendido en cuya filosofía apenas demuestra que lo que propone es el escape de consciencia para desligarse de las tribulaciones de la vida y luego lo vemos justificando prostitución, eutanasia para niños con malformación congénita y presuponen quienes lo ven que eso es un maestro ascendido y que tiene algún conocimiento cuando destila pura ignorancia a través de su método de enseñanza, nada que ver con Gandhi que sin filosofías y falsas justificaciones fue bastante humano como para moverse con los recursos de la Tierra enfrentando y solucionando y no huyendo del estrés que tiene por objetivo ejercitar nuestra paciencia y por consiguiente, debilidades de carácter.
No me consta tampoco que por pura fe y mensajes bonitos socialmente se vaya a impedir esa degeneración social ahí anunciada que infelizmente parte de nuestra manera de accionar como unidad y como colectivo, ésto es en el sentido literal del estudio a la Justicia Divina lo que catalogan de Karma nacional o Expiación a juicio de los actos y sus efectos de todo un país agrupando también a los que infelizmente se ven arrastrados en éstos procesos. Ya me pregunto de hecho, ¿no será acaso una manifestación de fanatismo el patriotismo excesivo? basado desde la espiritualidad no somos pertenecientes a ninguna nación y más allá de eso, somos tan ajenos al mundo que valdría la pena moverse procurando la propia preservación, no obstante, la familia sí es una organización que demanda y exige nuestro compromiso, por lo que si dejar un país en crisis no nos va a condenar a la pena eterna seguro que los padecimientos que sufra tu familia apenas por el capricho de aferrarte a una nacionalidad pudiendo recorrer caminos más fructíferos a los que eres llamado sí tienen un precio, si no de parte de la Providencia sí de parte de los mismos integrantes donde la felicidad se transforma en tristeza y amargura y los días de abrazos, besos, palabras de cariño y el deseo incesante de la pareja como cónyuges y amantes culmina teniendo en extremo él y ella que vender la dignidad por toda clase de bienes que apenas satisfacen la materia cuando hubo una oportunidad de conseguir todo eso sin la necesidad de venderse la integridad instalando un remordimiento y asco interior que va a requerir mucho trabajo psicológico para sanar, y luego están los hijos que menos preparados y generalmente no formados por una filosofía adecuada basada en el honor, la rectitud y el carácter luchador empieza a enfrentar la depresión, se agota victima de los obsesores espirituales que le convencen de recurrir a los escapes de consciencia químicos e incursiona al mundo de los placeres desmedidos que no satisfacen y que sí dejan mucha más confusión con las drogas y la sexualidad desviada condenando así toda posibilidad de tener una trayectoria de vida de mayor calidad vibratoria por ende, mejores experiencias. Señores, algo que yo admiro del cubano es esa fortaleza para sobrevivir a esa expiación que enfrenta cada ciudadano que allá ha nacido y crecido, de aprender a reprimir tantos sueños, tanto dolor, la resignación a la que se ven obligados y que muchos se adaptan plenamente no llegando a determinar que andan sufriendo, pero no por ello quiero decir que es un hecho deseable, cualquier situación vista en el mundo como degenerativa, decadente y dolorosa son claros ejemplos del rumbo que no debemos tomar. Yo no necesito ver la fase aguda y crónica de una decadencia social, me basta con ver el inicio para decepcionarme lo suficiente, y estoy del lado de los que siendo padres y preocupados por la familia todos los días protestamos alegando injusticia que debamos vivir como ex convictos justo cuando somos los que nos andamos esforzando por sembrar una buena semilla. Espero que Venezuela no sea nunca como México donde todos los días son matanzas y es normal, donde las calles se recorren y los niños están armados como en otros países del mundo, alimentados con miedo y predispuestos a luchar a muerte desde muy temprana edad solo porque lo anormal se convirtió en costumbre, por ende, en hecho normal, y tampoco quiero que llegue a ocurrir lo que en Cuba donde el turismo sexual manda y que los testimonios de mujeres jóvenes, bonitas e ingenuas que cualquier hombre soñaría con pintarle un lienzo de sueños viven sumergidos como objetos de la sexualidad por un mejor modo de vida mientras derraman lágrimas ante una vida que no quieren, cosa que alcanza los colegios donde los mismos profesores eligen a las alumnas a ser prostituidas, ésto ha ocurrido en muchos países del mundo, cabe apenas reflexionar para darnos cuenta de que si se toma un mismo curso en cualquier aspecto se llega al mismo lago. El asunto es: luego que me hice padre, ¿hasta dónde estoy dispuesto yo a sacrificarme por una mejor vida y oportunidades para mis hijos y mi mujer? ¡vamos! ¿acaso no es típico que los padres siempre terminan luchando por dar la oportunidad que ellos nunca tuvieron a sus hijos? ¿por qué? ¡porque ellos tuvieron que enfrentar un proceso como éste y sacrificar sus propios anhelos para heredarlos a la descendencia! ¿saben qué me tiene a mí perturbado? ya empezaron de nuevo por aquí el robo de niños que aparecen sin órganos en los basureros, o sea, no vamos a poder trabajar nunca porque tenemos que vigilar dónde llega lo que se necesita, hacer las cosas del hogar, atenderse uno y la familia y al mismo tiempo pasar las 24 horas detrás del niño para ver que no agarre para donde no debe porque todavía en el frente de la casa se lo llevan y que infelizmente ni la venganza sirve de justicia luego de la desgracia porque nunca va a haber autoridad alguna detrás del caso si todos los días vemos gente que muere y solamente deja de existir ¿o no? entonces ¿quién o cómo alguien que cumpla con los requisitos de la vida moderna aquí encuentra espacio para cultivar la calma y la esperanza? ¡nunca! la filosofía del guerrero educa al que lucha para desarrollar sus sueños, sus esperanzas y mecanismos de lograrlo mientras se defiende y ataca, entendiendo que no tiene tiempo siquiera para tomar un respiro sin que eso implique algo que lamentar luego, así, cada postura educa en cierto modo en condiciones diferentes, y en criterios propios, la paz y la calma se prueba en medio de la tribulación, no en la meditación e introspección donde todo es fácil, porque ¿saben qué cuesta? estar en calma luego de que te subes a un bus 4 bocas en Maracaibo, se suben 35 malandros de Humanidades al Terminal, te zampan con navaja, pistola y a puño limpio hasta porque no tenías para robarte y vas en suspenso porque todavía anhelas volver a ver a tu esposa e hijos al finalizar el día, ¡eso es realismo! lo que no debe confundirse con negativismo porque describa los hechos negativos cuando son realmente negativos por ser literales, una cosa es dramatizar exagerando las reacciones y otra es anularla, ambos representan extremos que alteran los estados de consciencia por ende la manera de ver y actuar en las circunstancias, pero ninguna es útil si al mismo tiempo se te exige acción.
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«Aparte del Espíritu protector ¿está unido un mal Espíritu a cada individuo, con miras a incitarlo al mal y darle ocasión de luchar entre el bien y el mal?
- "Unido" no es la palabra exacta. Bien es verdad que los malos Espíritus tratan de desviar del camino recto al hombre cuando se les presenta la oportunidad: pero si uno de ellos se apega a un individuo, lo hace por determinación propia, porque espera que el hombre le haga caso. Entonces se desarrolla una lucha entre el bueno y el malo, y la victoria corresponderá a aquel cuyo dominio el individuo entregue»
Libro de los Espíritus, cuestión 511.