Causas de la obsesión
 
Sabemos, que en el fondo de todas las perturbaciones espirituales residen las causas en las flaquezas morales del perturbado, las imperfecciones del alma que son las puertas de entraña para la influencia extraña.
 
Las obsesiones son provenientes de cuatro fuentes distintas: MORAL; KÁRMICA; CONTAMINACIÓN y AUTO-OBSESIÓN.
 
Moral
 
Hay dos situaciones de obsesión de fondo moral: el Espíritu inmaduro y el Espíritu mal orientado.
En el primer caso, el de la inmadurez espiritual, son personas con el psiquismo todavía dominado por pensamientos inferiores. Su conducta gira entorno de acciones y pensamientos inferiores, que atrae Espíritus imperfectos que están afinados con ellas. En el comienzo de la relación, se verifica tan solamente una interferencia en algunas actitudes del individuo. Más tarde, aparece un delicado mecanismo de inter-influencia, en que las voluntades y los deseos son intercambiados entre el perturbado y perturbador. A seguir, la voluntad del obsesado va a lo poco substituida por la del obsesor instalándose el fenómeno obsesivo. Este tipo de obsesión es común, hay situaciones en que sus portadores ni perciben que dividen su vida mental con un Espíritu inferior.
En la segunda situación el del Espíritu mal orientado se encuentra los pacientes que tuvieron educación deficiente en el hogar, en la religión o en la escuela. La inferioridad del mundo terreno, sus costumbres y sistemas educativos estimulan en el ser humano el desarrollo de las pasiones y lo apartan de Dios. Estructuras psicológicas mal orientadas provocan en personas conductas desarregladas, llevándolas a sintonizar con Espíritus inferiores. Por el mismo mecanismo citado arriba se forma el proceso obsesivo de fondo moral.
En estos dos casos, la Umbanda hace un tratamiento de limpieza y fortalecimiento a través del baño de hierbas para la descarga y energización, creando condición para a persona obsesada, a t raves de orientación y evangelización, se aparte del Espíritu obsesor.
 
Kármica
 
Se clasifican como obsesiones kármicas a los casos relacionados con vidas pasadas. Karma es un término que se refiere al equipaje histórico del Espíritu. Es el producto de todas las encarnaciones vividas. La palabra “karma” es de origen sanscrita (una de las más antiguas lenguas de la India), y significa “acción”. Se puede decir, más o menos, que el karma es la acción del Espíritu en toda su trayectoria evolutiva, desde su primera encarnación. Se denominan obsesiones “kármicas”, a aquellas en que las persecuciones observadas son oriundas del relacionamiento entre el obsesado y el obsesor, ocurridos en vidas pasadas, en este o en otros mundos. Es un tipo de obsesión provocada por la desarmonía de conducta entre dos o más criaturas, generando odios, resentimiento y venganzas que se pueden extender a sus vidas futuras. La ley de acción y reacción, o causa y efecto, regula estos procesos de ajuste entre las partes envueltas, permitiendo que las consecuencias de esta siembra mal hecha den sus frutos con miras al aprendizaje de todos. El comprometimiento en el pasado en el pasado, a través de las ligaciones vibratorias, atrae al desafecto desencarnado que inicia su influencia maléfica sobre él. En la Umbanda, más allá del tratamiento anterior, hacemos un trabajo de evangelización el espíritu obsesor, para que encuentre su camino en la espiritualidad y abandone la persona obsesada.
 
Contaminación
 
Los centros espiritas, los Terreiros de Umbanda, las Iglesias, Templos, los hogares, los locales de trabajo y de diversiones, se constituyen en verdaderos núcleos de magnetismo espiritual, creados por los pensamientos de los que los frecuentan. En estos ambientes constituidos pro personas más o menos imperfectas se asocian Espíritus desencarnados con tendencias afines. Se verifica que frecuentadores pueden terminar contaminados con su influencia. Tal dominio se forma en virtud de la sintonía mental de los frecuentadores, con los Espíritus que habitualmente van allí. Se denominan a esas obsesiones de “contaminaciones”. Esta obsesión en la Umbanda es desecha en una sesión de descarga.
 
Auto-obsesión
 
En la auto-obsesión la mente de la persona enferma se encuentra en una condición enfermiza semejante a las neurosis. Es una situación donde ella atormenta a sí misma con pensamientos de los cuales no consigue liberarse. Hay casos más graves en que el paciente no acepta que su mal resida en él mismo. Las causas de este tipo de obsesión residen en sus dramas personales, de esta o de otras encarnaciones. Son traumas, remordimientos, culpas y situaciones provenientes de la intimidad de su ser, que le perjudican la normalidad psicológica. Cuando se examina estos casos mediumnicamente se pueden encontrar Espíritus atrasados o sufridores asociados a la vida mental de los enfermos.
Pero, las comunicaciones indican que ellos están allí por causa de la sintonía mental con el obsesado. Agravan su mal, pero no son los causantes de él. La causa central de este tipo de obsesión reside en el paciente, que se auto-atormenta, en una especie de castigo a sí mismo. La mente de un auto obsesado es cerrada en sí misma y es necesario abrirla para la vida exterior, si quisiéramos ayudarlo. El tratamiento en la Umbanda, fundamentada en la evangelización y en lo ascendente moral, baños de hierbas y en la educación del pensamiento, abrirá la prisión psíquica en que el individuo vive, liberándolo de la esclavitud mental.
 

Expuesto esto, tenemos la convicción de que no existe religión mejor para aquella persona, de acuerdo con su discernimiento y capacidad de entender lo que Jesús nos enseñó, y también de que la Umbanda no es la religión del futuro y sí el futuro de las religiones..

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«Aparte del Espíritu protector ¿está unido un mal Espíritu a cada individuo, con miras a incitarlo al mal y darle ocasión de luchar entre el bien y el mal? 
- "Unido" no es la palabra exacta. Bien es verdad que los malos Espíritus tratan de desviar del camino recto al hombre cuando se les presenta la oportunidad: pero si uno de ellos se apega a un individuo, lo hace por determinación propia, porque espera que el hombre le haga caso. Entonces se desarrolla una lucha entre el bueno y el malo, y la victoria corresponderá a aquel cuyo dominio el individuo entregue»
Libro de los Espíritus, cuestión 511.