Òrúnlà le dijo un día a Olófin que él sabía más que el que lo parió. Entonces Olófin le dijo:
-
“Si es así, y es verdad que tu sabes tanto, tu tarea será la de traerme a Ikú.” A lo que Òrúnmìlà le respondió positivamente.
Para ello se hizo Osodè, y le salió este Ifá:
Ogbe (Recordemos que en este Odùn se plantea que: “Jamás el camino de Ikú está cerrado al perro igual que a la tiñosa en el aire.”)
Òrúnmìlà se hizo Egbó (el indicado para este signo y se fue a buscar a Ògún,
Shangó, y Elegbá).
Todos se fueron para la casa de Ikú. Al llegar Òrúnmìlà, este después de saludar les dijo que ellos venían a pasarse unos días allí e Ikú les dijo: Les doy la bienvenida y les preguntó dónde querían dormir, ellos respondieron que en la sala.
Cuando llegó la media noche, Ikú con su mandarria y su guadaña fue a la sala y no encontró a nadie, espero al otro día y para su sorpresa tampoco les encontró.
Ikú les preguntó que dónde se habían quedado a dormir, y ellos dijeron que en la cocina, y así estuvieron mudándose de cuarto en cuarto, hasta la última noche.
Òrúnmìlà se quedó en la sala debajo de una jícara y pusieron una red en el mismo centro de la sala sobre el hila. Cuando vino Ikú, este resbaló y cayó sobre la red, rápidamente entre todos lo amarraron y lo llevaron a la puerta de la ciudad.
Cuando la gente vio lo que traía Òrúnmìlà, fueron a avisarle a Olófin de que éste traía a Ikú.
Entonces Olófin se presentó ante ellos pidiéndole que entraran al palacio. Olófin le tuvo que rendirle maforibale a Òrúnmìlà. Y le dijo que todo lo que hiciera en el mundo estaría bien hecho y le entregó el mundo para que lo gobernara hasta el día de hoy
-
“Si es así, y es verdad que tu sabes tanto, tu tarea será la de traerme a Ikú.” A lo que Òrúnmìlà le respondió positivamente.
Para ello se hizo Osodè, y le salió este Ifá:
Ogbe (Recordemos que en este Odùn se plantea que: “Jamás el camino de Ikú está cerrado al perro igual que a la tiñosa en el aire.”)
Òrúnmìlà se hizo Egbó (el indicado para este signo y se fue a buscar a Ògún,
Shangó, y Elegbá).
Todos se fueron para la casa de Ikú. Al llegar Òrúnmìlà, este después de saludar les dijo que ellos venían a pasarse unos días allí e Ikú les dijo: Les doy la bienvenida y les preguntó dónde querían dormir, ellos respondieron que en la sala.
Cuando llegó la media noche, Ikú con su mandarria y su guadaña fue a la sala y no encontró a nadie, espero al otro día y para su sorpresa tampoco les encontró.
Ikú les preguntó que dónde se habían quedado a dormir, y ellos dijeron que en la cocina, y así estuvieron mudándose de cuarto en cuarto, hasta la última noche.
Òrúnmìlà se quedó en la sala debajo de una jícara y pusieron una red en el mismo centro de la sala sobre el hila. Cuando vino Ikú, este resbaló y cayó sobre la red, rápidamente entre todos lo amarraron y lo llevaron a la puerta de la ciudad.
Cuando la gente vio lo que traía Òrúnmìlà, fueron a avisarle a Olófin de que éste traía a Ikú.
Entonces Olófin se presentó ante ellos pidiéndole que entraran al palacio. Olófin le tuvo que rendirle maforibale a Òrúnmìlà. Y le dijo que todo lo que hiciera en el mundo estaría bien hecho y le entregó el mundo para que lo gobernara hasta el día de hoy